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Disfrutando del Sonido

Luis Demetrio Moreno Calvillo

El fuego de la maquinita. Biblias de neón para leer en un funeral.

Arcade Fire es un grupo atípico, no son ingleses, no son estadounidenses, demonios, no son europeos ni de una isla congelada como Islandia, son de Montreal y punto. Decir que es sólo una banda canadiense es como pensar que el colectivo Nortec sólo son unos mexicanos jugando a la electrónica de Fusión. Montreal, como Tijuana, son ciudades que no cuajan o se parecen a ninguna ciudad del mundo.

¿Que son en Montreal?, mitad latinos, mitad sajones, franco -lo que quieran, lo cierto es que sólo de ahí podía surgir una banda de ocho integrantes oficiales, incluyendo dos mujeres, que fusionan los instrumentos que se les da la gana, como mandolinas, cornos franceses, acordeones, violas, violonchelos, arpa, fusionados, como ya dije, no de soporte, a bajo, voz existencial y catártica, acompañamiento vocal femenino bastante chillón pero justificado, teclados, bajo, batería, más lo que se añada en la semana, en una banda que sabemos que es rock, pero no es indi, no es alternativo o art rock, aunque alguien los clasificó como pop barroco.

La música es festiva o depresiva, pero ambos estados se presentan sutilmente, sin que nos demos cuenta (auque a veces es muy obvio), al igual que sus letras, las cuales no sabemos si son metafóricas o directas, o si todo es un juego mental de Wim Butler. Su primer disco, Funeral, le canta cuatro canciones al vecindario, y otras al surrealismo de la familia, a la contradicción, a la cobardía propia, a las mentiras que amamos y a la indecisión en materia de nuestros sentimientos.

La canción Rebellion (Lies) se vuele un himno en Europa y el álbum Funeral es considerado por la crítica del mundo el mejor disco de 2004 y Arcade Fire como una semilla que, como alguna vez Sonic Youth, es notorio que florece no pretendiendo cambiar el rock, pero sin querer lo hacen. Ahora nos enfrentamos a su segundo disco, Neon Bible, de este 2007, en donde la banda vuelve a demostrar por qué son portada de la revista Time, tocan en Saturday Nigth Live, como asomándose a ver un poco que es el mainstream, y Bowie se declara admirador de los de Québec.

Neon Bible habla del veneno de la edad (la que sea que uno tenga), de la memoria, de los pecados propios, de los sueños, del segundo que existe entre dormir y estar despierto, de la opresión del cuerpo humano y del anticristo en potencia que cada uno puede ser. La música de esta segunda placa es muy similar en la tonalidad de la primera, es decir, es única y por lo tanto bastante distintiva, aunque en general no logra del todo ese especial sentir que uno percibe al escuchar Funeral.

Del Neon Bible la pieza Intervention es la melodía a seguir. Gocemos Funeral y Neon Bible, por ser emotivos, honestos, originales y humanistas, mientras aguardamos el futuro de lo que parece será una de las grandes bandas de rock de todos los tiempos, o por lo menos de la década.

luisdemetriomoreno@hotmail.com

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