Señala un ex analista de la CIA que Cuba ya vive la era post-Fidel, una nueva época que se caracteriza
por la ausencia del liderazgo carismático que ha regido en la isla por más de cuatro décadas.
EL UNIVERSAL
MÉXICO, DF.- Cuba ya vive la era post-Fidel Castro, una nueva época que se caracteriza por la ausencia del liderazgo carismático que ha regido en la isla por más de cuatro décadas, dice el ex analista de la CIA encargado de redactar informes sobre ese país, Brian Latell. Hace notar que han pasado casi seis meses de transición tranquila en Cuba, sin protestas, desde que Fidel transfirió el poder el 31 de julio pasado a su hermano Raúl Castro.
Latell, quien presentó la edición en español de su libro ?Después de Fidel. La historia secreta del régimen de Castro y quién lo sucederá?, explica que Raúl es muy distinto de Fidel, comenzando porque tiene un padre biológico distinto. ?Raúl ha vivido en la sombra, es un hombre modesto?, pero también es un hombre pragmático, dispuesto a dialogar con Estados Unidos, interesado en aplicar el modelo comunista de China para Cuba, y que entiende que el modelo cubano ha fracasado.
Investigador asociado del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington en la actualidad, Latell fue funcionario de Inteligencia Nacional para América Latina de Estados Unidos entre 1990 y 1994. Aclara que en la CIA, de la que se jubiló en 1998, fue analista y nunca agente clandestino, y está convencido de que sus reportes fueron certeros en su mayor parte. También dice que si hay algún país en Latinoamérica que podría ayudar en eventuales negociaciones entre Estados Unidos y Cuba ese sería México, por los lazos afectivos que han tenido los Castro con este país y por la propia historia de sus vínculos diplomáticos tras la revolución cubana. Y dice también que el tercer hombre en Cuba es un civil de corte reformista, muy respetado, Carlos Lage, quien puede convertirse en una especie de primer ministro.
-¿Cómo y cuándo nació su interés por Cuba?
Comenzó cuando era estudiante en México en la Universidad Iberoamericana en 1959. Me interesaba América Latina, México y Cuba.
-¿Inició ya la era post-Fidel en Cuba, tras seis meses de ausencia del líder cubano?
Estamos en la era post-Fidel, claro que sí. Los cubanos han empezado una nueva época, que se distingue por la ausencia de un liderazgo carismático y la ausencia de un caudillo, porque Fidel ha sido un caudillo carismático, y Raúl no lo es.
-¿La ausencia de Fidel ha sido un golpe para los cubanos?
Vamos a ver si lo es o no. Pero creo que la sucesión dinástica en la familia Castro ya ha durado casi seis meses. Ha ocurrido sin protestas, ha transcurrido tranquilamente. Parece que los cubanos, incluyendo los funcionarios del Gobierno, parecen contentos con el traspaso del poder.
-¿Qué pasará cuando muera Fidel?
Es probable que la gente vaya a las calles, pero no creo que para celebrar. Cuando muera Fidel no va a pasar casi nada.
-¿Cómo ha evolucionado en términos políticos la comunidad cubana en el exilio?
La nación cubana es una nación dividida. La mayoría de los exiliados vive en Estados Unidos, en el sur de la Florida. Pero después de la muerte de Jorge Más Canosa, un líder de los exiliados muy conocido, muy poderoso, la comunidad cubana en el exilio ya no es tan homogénea ni tan monolítica. Se ha vuelto mucho más diversa en sus perspectivas y en sus opiniones. Hay dos hermanos en el Congreso, Mario y Lincoln Díaz-Balart, sobrinos de la primera esposa de Fidel Castro. También en el Congreso hay dos cubano-estadounidenses que son diputados, una mujer de Florida y otro demócrata de Nueva Jersey y dos senadores, uno demócrata y otro republicano. Tienen poder político. Muchos de ellos son ricos, influyentes en el Congreso.
-¿Qué papel puede jugar la transición en Cuba el Gobierno de Estados Unidos?
La Administración de Bush ha dicho que no va a aceptar la sucesión de Raúl Castro. Dice que va ha honrar la Ley Helms-Burton y dice que Cuba necesita una transición a la democracia. Y hasta ahora el Gobierno de Bush ha sido leal a esos principios.
-¿Qué riesgos existen para EU si hay inestabilidad en Cuba?
El riesgo más grande para EU es el peligro de una cuarta emigración masiva de cubanos en barcos y en balsas. Hemos sufrido tres migraciones en 1965, 1980, la flotilla de Mariel con 125 mil cubanos y otra vez en 1994, con unos 40 mil, durante la época de Bill Clinton.
-¿Raúl tiene interés en mejorar la relación con EU?
Yo creo que sí tiene ese interés en mejorarla. Ha hablado dos veces sobre ello: en una entrevista en agosto y en un discurso del dos de diciembre, en un mensaje muy importante a los militares y por el cumpleaños 80 de Fidel. Dijo que tiene interés en entrar en negociaciones con EU para terminar la situación actual.
-¿Tras la muerte de Fidel puede cambiar el punto de vista de la Administración Bush?
Posiblemente, creo que sería muy bueno abrir cautelosamente un diálogo directo entre militares estadounidenses y militares cubanos, para probar con lo que le interesa a Raúl y su Gobierno.
-¿Cuáles son las diferencias entre Fidel y Raúl en términos de carácter, ideología, personalidad, formación?
Bueno, son hombres muy distintos, son hermanos, tienen padres biológicos diferentes. (Latell recoge en su libro la versión de que Raúl es hijo de Felipe Mirabal, un comandante de la Guardia Rural Cubana, conocido como ?el Chino? y no de Ángel Castro como Fidel). Aparte de eso, sus personalidades, sus estructuras psicológicas emocionales, sus mentes son muy diferentes. Raúl ha vivido en la sombra. Le gusta vivir y trabajar en la sombra. Es un hombre modesto. Fidel, obviamente, es un tipo narcisista. El otro nombre de Raúl es Modesto. No es carismático, no tiene el sentido ni la capacidad estratégica de su hermano Fidel. Raúl es más cauteloso, en comparación con la audacia de Fidel.
-¿Raúl sigue creyendo en el comunismo después de la caída de la Unión Soviética?
Yo creo que sí, pero como los comunistas chinos. Cree en las leyes de la oferta y la demanda, en la necesidad de ganancias. Creo que prefiere implementar reformas económicas para abrir la economía, para descentralizar la economía cubana.
-Usted cuenta que Juanita Castro decía que el verdadero tirano era Fidel y no Raúl, del que se ha creado la imagen de ?Raúl el terrible?. ¿En qué circunstancias saldría a flote ese aspecto de su personalidad?
Raúl es el hermano pragmático, es el hombre que tiene la capacidad de expresarse con pasión, con sentimiento, es el hermano más sensato, pero al mismo tiempo coexiste en el mismo cuerpo, ?Raúl el terrible?, Raúl el verdugo. La primera ejecución hecha por Raúl Castro ocurrió en México hace más de 50 años.
-¿Tiene más detalles al respecto, sabe el nombre de esa víctima?
Yo no sé el nombre. No he podido descubrirlo. Era un cubano miembro del Movimiento Revolucionario 26 de julio e integrante del grupo que se entrenó para hacer la guerrilla en la isla. Fue ejecutado por Raúl, por órdenes de Fidel, a fines de noviembre de 1956.
-¿Qué papel puede jugar México en la transición cubana?
Bueno, los hermanos Castro han tenido durante 50 años un fuerte lazo afectivo con México. Entrenaron aquí en México, este país mantuvo relaciones diplomáticas y comerciales con Cuba en contraste con todos los otros países de Latinoamérica. Y muchos de los presidentes de México han tenido relaciones personales muy buenas con Fidel y con Raúl.
-¿El modelo cubano aún es atractivo para América Latina, en vista del avance de la izquierda?
Es un modelo casi totalmente fracasado. Exceptuando a Chávez, no creo que ningún otro líder importante de Latinoamérica tenga ganas de emular o de recrear la experiencia de Cuba. El modelo cubano ha fracasado y lo entiende también Raúl Castro.
-¿La muerte de Fidel Castro significará la muerte de la revolución cubana?
Creo que no, porque estamos viviendo la sucesión dentro de esa revolución. Fidel vive todavía y vive todavía la revolución.
-¿Por qué este hermetismo, casi de secreto de Estado en torno a la salud de Fidel?
Siempre ha sido un secreto de Estado. Su vida personal siempre ha sido un secreto de Estado. Su vida con Dalia Soto, sus cinco hijos. La vida personal es irrelevante por la proyección de su personalidad política.