“Noventa por ciento de los políticos le dan al otro 10 una mala reputación”.
Henry Kissinger
Las divisiones internas en el PRD y en los partidos de la coalición que postuló a Andrés Manuel López Obrador como candidato a la Presidencia de la República en 2006 empiezan a hacerle daño a la izquierda nacional. En ningún lugar se ha percibido esto de manera tan notable como en Zacatecas, una de las tres entidades del país que tuvieron elecciones locales este pasado domingo primero de julio.
Zacatecas ha sido gobernada por el PRD desde 1998, cuando el PRI, por aparente intervención del presidente Ernesto Zedillo, se negó siquiera a dejar competir por la candidatura a gobernador a Ricardo Monreal, quien entonces era vicecoordinador de sus diputados. Enfurecido, Monreal dejó el partido y consiguió el respaldo del PRD para una quijotesca contienda que terminó por llevarlo a un sorpresivo triunfo.
Nueve años después, el PRD sigue siendo el partido de Gobierno en Zacatecas, pero muestra ya una profunda división interna. Hoy en la entidad se percibe a un PRD controlado por Monreal, quien mantiene una profunda influencia política en el estado. El otro PRD lo domina la gobernadora Amalia García, a cuya postulación en 2004 por el partido se opuso Monreal; de nada sirvió que ella lo hubiera respaldado en 1998, al grado de que declinó su candidatura por el PRD con el fin de abrir las puertas a la nominación de Monreal.
Según información del PREP, el PRD perderá tres diputados de mayoría de los 12 con los que contaba en el Congreso local para quedarse con sólo nueve. El PRI pasará de tres a cuatro y el PAN de uno a tres. El PT tendrá dos curules de mayoría. Habrá que esperar a las plurinominales para saber si el PRD mantiene la mayoría absoluta en la asamblea estatal. En presidencias municipales, el PRD perdió 14 para quedar con 17 frente a las 31 que tenía con anterioridad. El PRI subió de 19 a 26 y el PAN de seis a nueve. El PT, por su parte, conquistó seis.
Particularmente dolorosas para el PRD fueron las pérdidas de los dos municipios más populosos: la ciudad de Zacatecas, donde un candidato panista de nombre Cuauhtémoc Calderón -sí, así se llama, no es broma- obtuvo el triunfo, y Fresnillo, donde David Monreal, hermano de Ricardo, postulado por el Partido del Trabajo, derrotó al PRD por lo que heredará la presidencia municipal de Rodolfo Monreal, también hermano de Ricardo. Éste también apoyó al candidato del PT en la capital del estado, José Narro, quien no logró el triunfo pero sí contribuyó a la derrota del PRD y el triunfo del PAN.
Algunos miembros del PRD han pedido que se apliquen los reglamentos internos y se expulse a Ricardo Monreal del partido por haber apoyado a candidatos de otras organizaciones. Esto no va a ocurrir, por supuesto, ya que el ex senador es muy cercano a Andrés Manuel López Obrador, quien controla la maquinaria del partido a nivel nacional. Monreal y su gente, por otra parte, protestan por una supuesta intervención de la gobernadora en el proceso electoral.
Las diferencias internas en el PRD van más allá de Zacatecas. Este domingo pasado, todos los gobernadores del PRD estuvieron conspicuamente ausentes de la reunión del Zócalo de la Ciudad de México en la que López Obrador buscó nuevamente demostrar que hubo un fraude en la elección presidencial de 2006. La ausencia de Amalia García de Zacatecas, Juan Sabines de Chiapas, Zeferino Torreblanca de Guerrero, Narciso Agúndez de Baja California Sur y Lázaro Cárdenas Batel de Michoacán fue más notable si se considera que todos estuvieron presentes la semana pasada en una reunión en Los Pinos con el presidente Felipe Calderón. Una o dos ausencias en el Zócalo habrían sido explicables; la de todos, implica una señal política.
Únicamente el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, quien ha afirmado que no tiene tiempo para participar en reuniones con el presidente Felipe Calderón sólo para salir en la foto, asistió al mitin de Andrés Manuel en el Zócalo, no se sabe si por ser domingo, por lo que sí tenía tiempo, o porque no le molesta tomarse la foto con López Obrador.
¿Qué tan seria es la división interna del PRD? Es difícil saberlo. Los perredistas suelen tener enfrentamientos fuertes, sólo para hacer las paces y colaborar después. Es probable que esto ocurra también en esta ocasión.
No hay duda, sin embargo, que los gobernadores del PRD han marcado una distancia con López Obrador, quien sólo mantiene la lealtad incondicional de Ebrard. La expulsión de Ricardo Monreal del PRD llevaría, por supuesto, a un rompimiento, pero por eso mismo es poco probable que suceda. Quizá los perredistas se odian entre sí, pero no pueden darse el lujo de dividirse más, porque esto acabaría con la posibilidad de lograr sus propias ambiciones personales.
DIÁLOGO
“En política nunca debe romperse el diálogo sino buscar construir”. Esto lo dijo ayer el gobernador perredista de Guerrero, Zeferino Torreblanca, después de que Andrés Manuel López Obrador exigió a los militantes de su partido no aceptar ningún tipo de negociación con el Gobierno del presidente Felipe Calderón, a quien insiste en llamar el pelele. “Nosotros tenemos nuestras observaciones y jamás serán escuchadas si no dialogamos”. Claramente hay perredistas importantes que no son tan intolerantes como López Obrador. Ésa es una buena señal para nuestro país, que tanto necesita una izquierda dispuesta a construir y no simplemente a rechazar, a descalificar y a insultar.