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¿Dónde está el culpable?

Javier Fuentes de la Peña

El anuncio se ha dado: falta poco para que el fiscal encargado del caso de la mina Pasta de Conchos, dé a conocer los resultados de las investigaciones y se deslinden responsabilidades.

El gobernador del Estado ha presionado para que se conozca la verdad de esta explosión. Recientemente dijo lo siguiente: ?Mi posición es inamovible: en Pasta de Conchos no hay ni olvido no perdón. El tema de Pasta de Conchos es muy claro, nosotros vamos a hacer lo que tenemos que hacer a través de la Procuraduría General de Justicia del Estado, hay un fiscal que está investigando y Pasta de Conchos es algo en lo que vamos a seguir actuando?.

Una actitud semejante ha asumido el presidente de la República. Hace unos días ordenó el esclarecimiento de esta tragedia y se comprometió a velar por la seguridad de los trabajadores que exponen sus vidas en estas minas.

Urge conocer los nombres de los responsables de la tragedia en Pasta de Conchos. Nada tengo nada que ver con la Procuraduría de Justicia del Estado. Mis cualidades como investigador no me permiten ni siquiera encontrar las llaves del automóvil. A pesar de todo, hoy diré quiénes podrían ser los culpables de la explosión en esa mina.

En primer lugar, podría ser el ex secretario del Trabajo, cuyo nombre ni siquiera recuerdo. Este indigno personaje informó luego de la explosión que a principios de febrero del año pasado se revisaron las condiciones generales de la mina y se otorgó el permiso para seguir trabajando. ¿Qué otra cosa pudo haber dicho en ese momento? Decir que no se habían realizado las inspecciones de rutina sería como darse un balazo en su propio pie.

El hecho de que se hayan realizado las revisiones correspondientes y días después ocurriera una terrible explosión, sólo nos permite pensar en dos alternativas: o las inspecciones se llevaron a cabo de una manera deficiente, o los representantes de la empresa corrompieron a los peritos para así poder seguir explotando la mina y a quienes en ella laboraban.

Por otro lado, el responsable de la tragedia puede ser el propietario de Industrial Minera México. Pese a todas las exigencias legales, ¿por qué la empresa no ofreció a los mineros las condiciones mínimas de seguridad en Pasta de Conchos?

Esta empresa es uno de los consorcios mineros más poderosos en el país. Autodefinidos como la compañía minera más grande a nivel nacional, han sumado una enorme fortuna explotando a los mineros que trabajan en sus propiedades.

Según informó el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares, la mayor parte de los 65 trabajadores enterrados, carecía de afiliación sindical, de prestaciones y de capacitación para ese trabajo. Además de estos datos reveladores de una explotación laboral, no debe pasarse por alto que Grupo México, como se le conoce a esta empresa, ofrece sueldos paupérrimos a sus empleados y, además, no ha invertido lo necesario para acondicionar la mina y lograr que sea un lugar más seguro para trabajar.

Otro responsable podrían ser los líderes del sindicato minero. Los acontecimientos en la mina Pasta de Conchos pusieron en evidencia muchas cosas. En primer lugar, la falta de responsabilidad de la empresa propietaria de dicha mina al permitir que sus trabajadores se expongan a un peligro constante derivado de la falta de medidas de seguridad. En segundo lugar, la negligencia de administraciones estatales y federales anteriores, pues jamás denunciaron la manera en la que operaban las minas en la región Carbonífera. Por último, el abuso por parte del ex líder sindical minero, Napoleón Gómez Urrutia.

Todos sabemos que los mineros coahuilenses ganan un sueldo bajísimo, a cambio del cual deben desempeñar el trabajo más riesgoso que pueda existir. En cambio, Gómez Urrutia, quien supuestamente se dedicaba a pelear por los intereses de dichos trabajadores, lleva una vida que dista mucho de las incomodidades de tener que respirar un sinfín de partículas y gases tóxicos a decenas de metros bajo tierra.

Dueño de lujosas residencias, tiene entre sus gustos los buenos restaurantes franceses, los viajes y el comprar automóviles que ni los 65 mineros que murieron pudieran haber pagado al menos uno de ellos con una vida dedicada al trabajo.

Éstos pudieran ser los culpables de la tragedia minera. Encontrar al responsable servirá de mucho, pero sería mejor si se hace todo lo posible para que en el futuro no vuelvan a ocurrir tragedias similares.

javier_fuentes@hotmail.com

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