Como resultado del abucheo recibido por el dirigente del Partido Acción Nacional Manuel Espino Barrientos, durante la Vigésima Asamblea de dicho partido celebrada en León, Guanajuato, se ha suscitado una serie de reacciones tanto al interior del PAN, como en los medios de comunicación.
La primera de las reacciones es la del propio Espino que recurre al argumento del complot para explicar la rechifla, lo que indica que va en el camino de la soberbia y por ende enfilado a la caída y/o la ruptura. Su pretensión no es otra que la de aparecer como víctima, frente a unos medios de comunicación que extrañamente hoy lo cobijan, olvidando que durante años esos mismos medios lo presentaron como un elemento nocivo, extremista y radical.
Espino se equivocó redondamente. Su posición como líder del PAN es fruto de la ingerencia de la oficina de Los Pinos en tiempos de Vicente Fox, desde donde el ministro sin cartera Ramón Muñoz operó aprovechando el respeto extremo, rayando en la indiferencia, que el Presidente de la República de aquel entonces guardó en relación a los asuntos internos de su partido.
Quienes creyeron que la presencia de Espino en la presidencia del PAN, significaría el control de la designación del candidato presidencial por parte de Ramón Muñoz o Marta Sahagún se equivocaron, porque a contracorriente de dicha línea remontó el voto de la base panista que apoyó la candidatura de Felipe Calderón.
Manuel Espino mantuvo una fría distancia frente a la candidatura de Calderón y dedicó todas sus energías en una lucha interna para acomodar a su gente en el Congreso; al término de la elección se desentendió del grave conflicto que sobrevino y llegó al extremo de abandonar el país dejando la dirección del PAN en manos de un Secretario Adjunto. Pasada la tormenta post electoral, Espino buscó y obtuvo el control de las fracciones parlamentarias panistas en ambas Cámaras y se atrincheró en su Comité Ejecutivo Nacional, incluyendo a varios ex funcionarios foxistas, entre los que se encuentra el ex titular de las Secretarías de Trabajo y Gobernación, Carlos Abascal Carranza.
Hoy día Abascal sale a la palestra en defensa de Espino y cuestiona al Presidente Calderón respecto al tipo de relación que demanda de su partido. El cuestionamiento no tiene sustento, porque el propio Calderón estuvo presente en la asamblea de la rechifla a contestar esa pregunta de manera puntual, mediante un discurso que por lo visto no fue debidamente escuchado por algunos, pero que no deja lugar a dudas.
Desde el inicio de la Administración de Calderón, Espino se dedicó a ponerle piedras en el camino. Trató de enfrentar al nuevo presidente con su antecesor, con motivo de la inauguración de las oficinas de la Organización Demócrata Cristiana de América Latina, en cuyo intento fracasó porque cupo la prudencia en el ex presidente Vicente Fox, lo ya es mucho decir. A principios de año viajó a España a lanzar una serie de ataques al Jefe del Gobierno Español, una semana antes de la primera visita oficial del Presidente Calderón a la Madre Patria.
En vísperas de la Vigésima Asamblea Nacional del PAN, Espino acusó públicamente a la oficina de Los Pinos de haberse entremetido en las elecciones constitucionales del Estado de Yucatán y culpó a la oficina presidencial del descalabro sufrido por el blanquiazul en esa entidad. Sus increíbles declaraciones al respecto no provocaron un escándalo mayor ni un resentimiento generalizado de los panistas, precisamente por absurdas.
El nivel de conflicto sistemático ocasionado por Espino frente a la candidatura y la Presidencia de Calderón, ofrece una idea de los agravios que fue capaz de generar y que en efecto generó al interior del PAN, durante los años en que ha encabezado ese partido.
Pretendiendo seguir la lógica que puso a Calderón en la pelea electoral, según la cual los panistas son reacios al control del Gobierno aunque provenga de su mismo partido, Espino creyó que aglutinaría a todas las corrientes panistas en torno suyo, por el solo hecho de enfrentar al Presidente Calderón acusándolo de intromisión.
La estrategia referida no funcionó, porque el ascenso de Calderón es muy reciente y los panistas tienen fresco el recuerdo de que Manuel Espino jugó y sigue jugando en sentido contrario y en segundo término, porque no guardan ningún agravio de Felipe Calderón y en cambio, Espino Barrientos les ha inferido muchos y la rechifla les ofreció la oportunidad de saldar cuentas.
Correo electrónico:
lfsalazarw@prodigy.net.mx