Tatul Yeghiazaryan ha sido desde hace ya varios años miembro de la Camerata de Coahuila. Durante un buen tiempo fue líder de los violines segundos y en los últimos conciertos del 2006 actuó como concertino, posición que asumió formalmente esta temporada. Su carismática y agradable presencia se han vuelto familiares para todos los que asisten a los conciertos de la orquesta. En algunas ocasiones hemos tenido la oportunidad de verle asumir el papel solista, pero no había sido sino hasta el viernes pasado que tomó la batuta para dirigir a la Camerata en un concierto de temporada.
El programa estuvo conformado en su primera parte por obras de dos compositores barrocos: Georg Philip Telemann (1681-1767) y Antonio Vivaldi (1678-1741).
De Telemann se tocó la bellísima Suite para Flauta en la menor. Algunos autores han afirmado ?en virtud del uso que el gran compositor alemán realiza de la flauta transversa? que fue un virtuoso de dicho instrumento. Si bien es cierto que Telemann menciona en su autobiografía que practicó la flauta cuando era niño no hay ninguna evidencia que indique que haya continuado tocándola en su edad adulta. La Suite en la menor es uno de los mejores ejemplos de concierto híbrido que surgieron de la admiración que algunos compositores alemanes de las décadas de 1680 y 1690 tenían hacia la música de Lully. Es indudable que Telemann era un maestro en este género, pues escribió ?si es que damos crédito a lo que el mismo afirmó en un escrito? cerca de doscientas suites. De ésas solamente han llegado a nosotros poco más de un centenar, de las cuales aproximadamente la mitad tienen un carácter concertante en el que varios instrumentos juegan un papel solista. La Suite en la menor consta de siete movimientos que tienen más forma de piezas de carácter que de danzas, de hecho el ?Air a l?italien? no es ni siquiera una danza, sino más bien una especie de aria de ópera sin intervención vocal, mientras que la Polonaise con que finaliza, refleja el profundo amor que Telemann tenía hacia la música popular de Polonia, la cual conocía con cierta profundidad pues radicó en dicho país entre 1705 y 1706 cuando se encontraba al servicio del conde Erdmann von Promnitz. Juan Manuel Rosales ejecutó de manera brillante la parte de la flauta, demostrando no sólo una gran agilidad técnica sino también una profunda musicalidad.
A esta excelente interpretación le siguió el Concierto para dos violines, violonchelo, cuerdas y clave en re menor Op. 3, No. 11 de Antonio Vivaldi. Esta obra procede de una colección de doce conciertos para uno, dos y cuatro violines que Vivaldi publicó en Ámsterdam en 1711 bajo el nombre de ?L?Estro Armonico (La Inspiración Armoniosa). Su influencia en el ámbito musical europeo fue inmensa e incluso Johann Sebastian Bach transcribió los números tres, ocho, nueve, diez y 12.
Tatul Yeghiazaryan al igual que lo había hecho con la Suite de Telemann, tocó y dirigió esta obra, pero en esta ocasión le acompañaron como solistas Marina Gorbenko, en el violín, Natalia Melikhova en el violonchelo y Mariana Chabukiani en el clave. La interpretación que realizaron todos los músicos fue espléndida y vigorosa.
En la segunda parte del concierto se tocó la Primer sinfonía en do menor, Op. 11 de Felix Mendelssohn, la cual fue terminada el 31 de marzo de 1824 y estrenada en Berlín el 14 de Noviembre del mismo año. La sinfonía tiene elementos que la vinculan con cuatro de los compositores favoritos de Mendelssohn: Carl Maria von Weber, Joahann Sebastian Bach, Wolfgang Amadeus Mozart y Ludwig van Beethoven pues en sus primeros compases se escucha una música similar a la de la tormenta de la ópera ?El Cazador Furtivo? del primero, mientras que sus dos últimos movimientos revelan que el joven compositor estudió cuidadosamente la Sinfonía No. 40 de Mozart, la quinta Sinfonía de Beethoven y que conocía perfectamente la música de Bach.
La Camerata de Coahuila tocó con gallardía estas partituras bajo la atinada batuta de Tatul Yeghiazaryan, por lo que el público les brindó una calurosa ovación. Esperamos tener otra vez la oportunidad de ver al maestro Yeghiazaryan dirigir a la orquesta pues su fina sensibilidad y talento le permitieron realizar un excelente papel en dicha función.
