La semana pasada los laguneros tuvimos la rara oportunidad de asistir a dos magníficos conciertos en los que se conjuntaron interesantes programas con la juventud, el talento, la maestría, la alegría de vivir y el virtuosismo.
El primero nos llegó gracias a la Camerata de Coahuila, la cual en su cuarto concierto de temporada presentó bajo la espléndida dirección del maestro Ramón Shade obras de Antonio Vivaldi (1678-1741), Mario Castelnuovo-Tedesco (1895-1968), Igor Stravinsky (1882-1971) y Georges Bizet (1838-1875). En el segundo la Alianza Francesa, el Colegio Cervantes y el Teatro Isauro Martínez nos dieron la oportunidad de asistir el sábado 24, a un excepcional recital de guitarra.
Ambos conciertos tuvieron en común al mismo solista, el francés Thibault Cauvin, quien a sus veintidós años ha acumulado una impresionante cantidad de premios y ha tenido una larga carrera internacional.
Con la Camerata de Coahuila, Cauvin demostró en el Concierto para Guitarra en Re mayor RV 93 (P209 según el catálogo de Pincherle) de Antonio Vivaldi y en el Concierto para Guitarra Op. 99 de Castelnuovo-Tedesco ser un músico poseedor de una fina sensibilidad e impactante técnica y se hizo evidente el entendimiento absoluto que se estableció entre él, el maestro Shade y la orquesta.
El concierto de Vivaldi fue originalmente escrito para laúd, pero desde que fue publicado en la década de 1950, ha sido tocado, tal y como sucedió el viernes pasado, con la guitarra. Por otro lado el concierto de Castelnuovo-Tedesco fue escrito para Andrés Segovia y estrenado en Montevideo en 1941. Ambas obras transmiten mucho del ambiente y temperamento de Italia, la primera nos remite la vivacidad y claridad propias de Venecia, mientras la segunda proyecta la nostalgia que su autor ?que recientemente se había visto forzado a emigrar? sentía por su natal Florencia. La transparencia y musicalidad de Cauvin así como la excelente ejecución de la orquesta fascinó al público el cual ovacionó entusiastamente a los músicos, por lo que el guitarrista tocó como encore Rockripicauvin, una obra que escribió su padre, el compositor y también guitarrista Philippe Cauvin, específicamente para él y que le permitió desplegar su gran habilidad no sólo para pulsar las cuerdas sino también para crear ritmos y efectos percutiendo la caja de su instrumento y deslizando sus dedos en el mismo.
En la segunda parte la orquesta bajo la dirección del maestro Shade nos dio un verdadero festín auditivo al interpretar la Suite No2 de Igor Stravinsky y la Suite de la ópera Carmen de Georges Bizet, pues en ambas, la Camerata de Coahuila hizo gala de su virtuosismo y del gran colorido que musicalmente es capaz de crear. Al concluir el concierto el público aplaudió largamente a la orquesta y a su director y no cesó de hacerlo sino hasta que se repitió parte de la suite de Carmen.
El sábado, Thibault Cauvin brindó un recital en el que tocó cuatro sonatas de Domenico Scarlatti (1685-1757), tres arreglos de Ronald Dyens (1955- ), tres obras de su padre, Philippe Cauvin, y la Suite Koyunbaba de Carlo Domeniconi (1947- ). Este concierto si bien es cierto que se mantuvo dentro de los parámetros de la guitarra clásica, evidenció un buen número de influencias que abarcaron desde la música popular de Andalucía, vía Scarlatti, al jazz a través de Dyens, al rock inherente en la música de Cauvin y a los ritmos del folclore turco que permean en la composición de Domeniconi. En todas estas partituras Thibault justificó plenamente la imagen que nos habíamos formado en el concierto de la Camerata de Coahuila, pues confirmó por su agilidad y sensibilidad que es uno de los mejores guitarristas de nuestro tiempo.
Es justo reconocer el esfuerzo que desde hace años han realizado la Alianza Francesa y el Colegio Cervantes por traer a algunos de los mejores músicos de Europa y esperamos que esta colaboración continúe fructificando en más recitales.
GLOSARIO MUSICAL:
RV: Se refiere al número del catálogo que el musicólogo Peter Ryom elaboró de las obras de Antonio Vivaldi.