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EDUCA Y DISFRUTA

Gaby Vargas

Resignados al ver el aeropuerto como fiesta de kinder debido al regreso de las vacaciones, Pablo y yo entramos al avión y nos sentamos en los asientos asignados. Mientras nos acomodábamos? ¡No, qué horror! ¡Justo detrás de nosotros, esa señora que vimos en la sala de espera, con los dos niños como de tres y cinco años, hiper malcriados y consentidos que le pegaban! El avión estaba lleno. Imposible cambiarnos de lugar.

Como era de esperarse -con todo y que desde que tenemos nietos, Pablo y yo nos hemos vuelto más comprensivos y tolerantes-, el vuelo fue un infierno. ¡Dieron una lata! ¡Y la mamá, como si nada! ¿Qué, no se daría cuenta? Concluimos que, o era sorda, o les tiene un gran temor a sus pequeños tiranos.

Es muy fácil ver los defectos en los demás y no hacer lo mismo con los propios. Sin embargo, a veces, los papás estamos tan inmersos en resolver los pequeños problemas del día a día, que olvidamos ser objetivos y dejamos de ver la escena completa. Estoy convencida de que no hay niños malos, hay papás flojos o saturados de problemas o de trabajo. Los niños tienen el potencial de portarse como se les enseña y educa. ¡Y son vivísimos! Pero no depende de ellos, sino de nosotros.

Antes, ser papás era más fácil. Ahora no, en especial si se es mamá soltera. Algunos papás, por intuición educan de maravilla a sus niños. A otros, de plano, no se les da; simplemente es algo más que hay que aprender, entender y poner en práctica.

Entre más sabes, más lees, más platicas con expertos, más confías en que, lo que estás haciendo está bien. No le tengamos miedo a educar.

Comparto contigo diez reglas que, a todos, papás e hijos, nos hacen más agradable la convivencia:

1. Premios y reconocimiento. Los mejores premios son atención, tiempo y amor. Usa un cartón para acumular estrellas, o llévalos a algún lado. Los dulces y juguetes no son necesariamente premios.

2. Consistencia. Una vez que pones una regla, no la cambies (con tal de que se calle, o porque te está poniendo en ridículo). Asegúrate de que todos, incluyendo tu esposa, la sigan. Una regla es una regla.

3. Rutina. Pon horarios para dormir, comer, bañarse y jugar. Son la base de la estructura familiar, aunque no sean tan estrictos. Una vez que ya se crea la rutina, puedes ser flexible de vez en cuando, y lo valoran más.

4. Límites. Los niños requieren límites. Necesitan saber muy bien que sí y qué no pueden hacer o se espera de ellos. Aun con protestas, en el fondo lo agradecen.

5. Disciplina. Ésta es básica para que los límites funcionen. Basta con escuchar una orden y una advertencia para que los niños entiendan, sin necesidad de llegar a castigos.

6. Advertencias. El típico: ?Te doy tres; unaaa, dooos yyyyyy?? para que el niño sepa que la hora de acostarse ya llegó. O bien ?Quedamos en que vas con tus cuates, si pasas todas las calificaciones, ¿verdad??.

7. Explicaciones. Para que el niño entienda las cosas, hay que explicárselas muy sencillamente. Después, pregúntale si entendió.

8. Control. Aunque el niño haga un berrinche de pena, tú eres el/la adulto/a. No pierdas el control.

9. Déjalos crecer. Que por sí solos obtengan pequeños logros. Esto refuerza su autoestima.

10. Juega. Es la forma en que ellos se comunican. Cuéntales un cuento en las noches. Dales tiempo de calidad a cada uno.

Deseo con todo el corazón, que la señora que nos tocó en el asiento de atrás del avión pueda leer y aplicar estas reglas básicas, y educar a sus pequeños diablitos para que así? todos podamos disfrutar.

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