El ex alcalde de Río Bravo, Tamaulipas, Juan Antonio Guajardo Anzaldúa, miembro del Partido del Trabajo, fue ejecutado ayer cuando salía de un negocio de nombre “La Rocola”, cerca del centro de esa ciudad fronteriza, ubicado a 15 kilómetros de Reynosa.
De acuerdo al reporte de las autoridades ministeriales, alrededor de las 18:00 horas de ayer, el político salía del negocio junto con sus escoltas, en la calle Aldama del sector centro del municipio, cuando un grupo de hombres armados se les acercó, y con armas largas disparó contra el petista y sus cinco acompañantes, matándolos a todos, aunque la versión oficial no ha sido difundida.
Testigos oculares de la múltiple ejecución, mencionaron a las autoridades que hombres fuertemente armados bajaron de varios vehículos, para disparar contra sus víctimas, sin que sus tres escoltas alcanzaran a repelar la agresión. En el lugar quedaron sin vida además del político, un regidor en activo y otro que entraría en funciones el próximo año, así como tres escoltas del político.
A los pocos minutos de la ejecución, elementos del Ejército y de otras corporaciones policíacas, acudieron al lugar, pero no hubo detenciones ni la ubicación de los sicarios.
Guajardo Anzaldúa fue dos veces alcalde de Río Bravo por el PRD y el PT; dos veces diputado federal, una por el PRD y otra por el PT; dos veces diputado local, una por el PR y otra por el PAN; y senador de la República, además de haber competido en las elecciones de julio del año pasado por la alcaldía, por tercera ocasión pero ahora por el PT.
De este lamentable hecho, el dirigente del PRD en Nuevo Laredo, Jorge Valdez Vargas, condenó el asesinato, y dijo que era amigo de muchos años de Guajardo Anzaldúa, por lo que dijo que con este hecho, “ningún político está exento a un atentado similar”, expresó.
Dijo que hechos como el ocurrido la tarde de ayer, ponen en tela de juicio las acciones de las autoridades responsables de combatir la inseguridad en Tamaulipas, por lo que dijo sentir temor por su activismo político.
Añadió que el político ejecutado tenía la tendencia de hablar fuerte en contra de la inseguridad y del crimen organizado, y no dudó en que uno de sus discursos haya molestado a la mafia.
“Hablaba muy fuerte en sus discursos en contra del crimen organizado, y yo le decía que eso era muy peligrosos, pero no me hacía caso porque pensaba que alguien debería hacer algo para que la paz retornara a la frontera”, expresó Valdéz.
Recordó el atentado que el año pasado sufrió el diputado federal por el PRI, Horacio Garza Garza, por lo que reiteró que ningún político está ahora exento de sufrir un atentado similar.
