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El autoritarismo de Chávez

Julio Faesler

El presidente Hugo Chávez de Venezuela aprovechó una coyuntura legal para cerrar una estación importante televisora. Simplemente ordenó que no se le renovara la concesión de la que hace cincuenta y cinco años gozaba. La acción fue arbitraria y todos conocían su propósito: acallar un importante medio de comunicación que desde hace tiempo se había expresado en contra de los postulados “bolivarianos” de la Presidencia chavista.

Las repercusiones internacionales no se han dejado esperar, ya que independientemente de la postura política de cualquier medio de difusión, no es admisible coartar la libertad de expresión.

En la Ciudad de México algunos perredistas apoyaron la medida con mariachis y declaraciones de alegría ante la Embajada de Venezuela.

Es comprensible su entusiasmo hay sintonía entre el régimen que se anuncia para Venezuela y los postulados populistas de la campaña de Andrés manuel López Obrador. La dificultad que se le presenta a cualquiera que se entusiasme con el cierre de la televisora está en que el propio Chávez, aspirante a dictador, cierra el paso a cualquiera defensa de su acción al lanzar torvas amenazas a todo el que se manifieste en las calles en contra las medidas que toma.

Chávez advierte a los demás medios privados electrónicos que se anden con cuidado, puesto que no tolerará acciones que él califica como subversivas y que, insinúa, ocultan intenciones magnicidas.

De verdad debe resultarle problemático para la izquierda mexicana llegar hasta el extremo de manifestarse a favor de las acciones de Hugo Chávez.

Las intenciones de Chávez no se limitan sólo a la nación venezolana, que ciertamente lo llevó al poder por las urnas. Una vez instalado en el Palacio Presidencial, Hugo Chávez utiliza su fuerza petrolera para extender su influencia a los países vecinos y comprometer, a través de su apoyo económico, una alianza socialista continental.

Sus aspiraciones no se limitan a querer determinar los rumbos de los países sudamericanos. De acuerdo con informes de cuerpos de Inteligencia publicados por El Universal, los chavistas extienden su activismo a México respaldando a más de veinte grupos sociales, algunos de “corte radical”. Se tienen noticias de que las células bolivarianas tienen nexos con el EPR de México y las FARC de Colombia.

La acción venezolana ha participado en misiones de solidaridad para el Movimiento Quinta República para respaldar a personajes de la izquierda mexicana en sus campañas políticas. En la Embajada de Venezuela de México se imparten cursos sobre la sociedad bolivariana que postula Chávez.

El dinero petrolero del que goza Chávez le ha servido para ofrecer a nuestro país brigadas médicas y hospitalarias utilizando especialistas cubanos.

Hugo Chávez se propone instaurar en su país un régimen socialista de corte cubano. Tomar la estafeta del Comandante Castro para mantener vivo un socialismo tradicional corre contra las tendencias de la izquierda moderna que se da en Europa o en Sudamérica.

Cualquier partido socialista que pretenda sobrevivir y funcionar en el Siglo XXI tiene que evitar las estructuras burocráticas, centralistas y corruptas que llevaron a la ruina al imperio soviético. Este esquema que aún continúa en Cuba, está destinado a desaparecer muy pronto, por la inevitable sucesión de dirigencias que se avecina.

Hugo Chávez por su parte, conduce a su país a un modelo de corte ya superado, representa un serio peligro para su propio pueblo que ya parece haber perdido la posibilidad de enmendar su decisión electoral.

El problema, sin embargo, no sólo es para Venezuela. El que existan en México núcleos que quisieran establecer un sistema socialista con todo y sus aditamentos totalitarios, constituye una alerta para que fortalezcamos las estructuras de una sociedad equitativa que sepa compartir los frutos del progreso a medida de que éstos se vayan obteniendo sin permitir que los principios de un capitalismo darwiniano y consumista generen las inequidades y los subsecuentes —reclamos populares que constituyen el escenario que alimenta a líderes iluminados y mesiánicos que buscan por cualquier medio adueñarse del poder.

México, DF., mayo, 2007

juliofelipefaesler@yahoo.com

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