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El 'boom' de los libros políticos

Especialistas dudan que los textos de análisis del conflicto postelectoral sigan vigentes cuando pase la coyuntura.

EL UNIVERSAL

MÉXICO, DF.-El ?boom? editorial que vivió México en los días cercanos a las elecciones presidenciales de 2006, cuando hubo una verdadera euforia por los libros con temas políticos, ha tomado nuevo impulso.

Otra vez las librerías son escenario del surgimiento de textos que pretenden estudiar o hacer una crónica de los acontecimientos políticos recientes.

Ese fenómeno editorial también es digno de análisis. En opinión del investigador y sociólogo Carlos Martínez Assad, si algo explica el surgimiento de los libros de coyuntura en la época actual, ?es que ahora los periodistas están haciendo libros de interpretación y los investigadores libros de periodismo?.

Los ejemplos sobran, si en los días previos al dos de julio surgieron títulos como La Victoria, de Jaime Sánchez Susarrey, y Las Manos Sucias del PAN, de José Reveles; en estos días otros libros indagan en lo que pasó durante las elecciones, sobre qué ocurrió a partir de ese domingo con los candidatos Andrés Manuel López Obrador y Felipe Calderón, cómo actuaron sus partidos y cómo será el gobierno del actual presidente.

Lo confirman textos como La Victoria que No Fue, de Óscar Camacho y Alejandro Almazán; Dos de Julio, de Carlos Tello Díaz, y Presidente Electo, de Salvador Camarena y Jorge Zepeda Patterson.

Para Martínez Assad, estos son libros de momento ?que sólo se leen en las coyunturas y que después dejan de existir, salvo muy contadas excepciones; la más notable es la de Francisco I. Madero, con La sucesión presidencial de 1910, que se publicó en 1908 y mantuvo su vigencia aún después de la coyuntura, conservó su lado combativo y propositivo, no así su lado histórico?.

Braulio Peralta, editor literario, dice que estas ediciones ?están enseñando a los ciudadanos las clases de historia contemporánea que tanto necesitamos desde 1968 a la fecha?. Tal vez sea ejemplo de la demanda, las ventas que han alcanzado libros como el de Sabina Berman, que en menos de dos semanas vendió diez mil ejemplares, o las seis mil que en el mismo tiempo alcanzó Carlos Tello Díaz, sumado a las buenas cifras que tiene el libro de Zepeda y Camarena, del que tiraron diez mil.

Peralta sabe que las ventas no garantizan la vigencia de los libros, pues muchos se quedan en el momento coyuntural que los originó, sin embargo hay otros que pasan a la historia y entran en el inconsciente colectivo, como La Noche de Tlatelolco de Elena Poniatowska, El Yunque de Álvaro Delgado y El Cartel de Jesús Blancornelas. No sabe ?cuántos van a sobrevivir; los editores trabajamos pensando que nuestros libros no son coyunturales, sino de historia, y que nos gustaría que se preservaran?.

Los que saben de las ventas son los libreros. Mario Mendoza, gerente de Gandhi Bellas Artes, afirma que ha habido una gran demanda: ?Desde antes de las elecciones la gente estaba muy interesada en las perspectivas de cada candidato, salieron muchos libros con información muy completa donde se atacaban unos a otros. Yo no había visto antes, como en estas elecciones, tanto interés por parte de las personas... compraban revistas, libros, buscaban información?.

El caricaturista Rogelio Naranjo, quien recientemente publicó Me Van a Extrañar, señala que los libros son resultado de lo que ha sucedido en México. ?Me parece muy positivo y corresponde a la expectativa de la gente, del pueblo que participó con tanto entusiasmo y que se involucra en la política del país. Muchos hoy tienen un grado de decepción muy grande, por eso están ahí, participando, y seguramente estarán leyendo. Si analizamos los periódicos, nunca como ahora está tan caliente el ánimo de la gente por la política?.

Su colega, José Palomo dice que la aparición de esta cantidad de libros es porque hay mucho que no se ha dicho y la gente no ha tomado conciencia. ?El México que conocí cuando llegué, comparado con el de hoy, ha cambiado fundamentalmente en cuanto a la discusión, hay gran apertura en medios, por eso la aparición de libros lleva a la meditación, a conocer más la política?.

Por su parte Andrés Ramírez, editor de Random House Mondadori, asegura los libros tienen buena aceptación ?porque explican de otra manera, con largo aliento, la realidad, como no se puede hacer en los periódicos, radio o televisión. Los libros lo que hacen es recoger la totalidad de un momento o conflicto y organizar todo cronológicamente?.

Letras fugaces

Pero Carlos Martínez Assad no comparte esa idea. ?Creo que tendríamos que aceptar que México no es un país para los libros de coyuntura y que en todo caso han sido experimentos muy efímeros. El más reciente probablemente tenga que ver con el levantamiento zapatista, se leyó el primero, se leyó el segundo y el tercero, pero después de eso, los 20 libros que salieron no llamaron la atención. Estamos ante un problema de libros que se agotan muy rápidamente?.

Martínez Assad no confía en las ventas que, según los editores, alcanzan los libros de oportunidad, pues le parecen ediciones que llaman la atención, que provocan una gran cobertura por los medios, pero aún así ?no se venden tanto, y mucho menos se leen... el libro coyuntural está completamente agotado?.

El editor Braulio Peralta asegura que hay un lector ávido de saber más de aquello que le dice la jerga oficial o los medios de comunicación, por eso los libros se dirigen a quienes votan, ?no a los que no votan, son libros para los que tienen una conciencia civil, que están interesados en el progreso del país, para gente pensante, por eso esperamos que toda la gente se incorpore al pensamiento político de México?.

Andrés Ramírez acepta que algunos libros mueren en el momento mismo que termina el evento que los motivó, ?se venden unos meses y luego pasan al cementerio?; pero asegura que hay otros libros que se quedan porque ?son visiones a más largo plazo o temas mucho más importantes. Depende del tema y del tratamiento que le da el autor?.

Lo que no se puede negar es que son libros que venden bien, que alcanzan tirajes de entrada superiores a los 15 mil ejemplares, que se leen y son buscados por el público, por eso los libreros los colocan a primera vista. Son libros que se ayudan de la polémica generada en los programas de televisión, ?por eso la gente quiere información fidedigna, que tienen los escritores?, explica Mario Mendoza.

Editores como Braulio Peralta ven en estos textos un abanico de crecimiento, aunque les causen demandas, pero ?por fortuna también generan ganancias a los periodistas?. Saben que más allá de las ventas y del sentido oportunista de sacarlos ?tendríamos que pensar que hay lectores para estos libros. En la democracia los lectores escogen lo que quieren leer?. Por su parte, Martínez Assad apuesta por ampliar el concepto de coyuntura, que en México sólo consiste en abordar los asuntos políticos y elecciones presidenciales, y confiesa que le gustaría que los libros coyunturales fueran como los de otros

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