Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

El Buen Caldo / BIENVENIDOS A: EL ESTADO POLICIAL

Daniel Maldonado

Al igual que en Estados Unidos, con el pretexto del terrorismo en México comenzamos a vivir un estado de vigilancia extrema, un día a día que se desenvuelve cateado por el miedo y la paranoia.

Helicópteros que sobrevuelan los restallantes cielos laguneros; cuerpos embolsados en el guillotinado negro horror de su descubrimiento; casinos tomados por asalto, literalmente armado; retenes en los lindes de la Comarca, en la que filas de inocentes automovilistas son inspeccionados como criminales de facto, sospechosos por el simple hecho de poseer un vehículo; convoys de patrullas y camionetas con elementos de la Policía Federal Preventiva y el ejército guarecidos en la presunción del poder de su armamento; códigos rojos y toques de queda para la población y la juventud aficionada a los antros, Atorón de Muroroa; son algunos de los elementos de esta nueva realidad sumergida entre el temor que flota en maderos de incertidumbre. Quemazón atizada de la incógnita verde en la que nos cuestionamos cuándo nos veremos envueltos por las ráfagas del enfrentamiento maleantes–guardianes del orden (represor y del narco, doble cara de la moneda en la que se juzga la ventura del ciudadano).

El saldo: un terror descabezado con la leyenda “para que aprendan a respetar -el simulacro del combate al crimen-”. Un aturrón de miedo. Un pericazo que nos hará difundir con polvorosa rapidez, los rumores acerca de las conexiones del narco con el poder y los motivos de los atentados violentos. Un cristal que arde sobre papel aluminio con el que se mira, bien viajado, cómo se eleva y se alejan los tiempos en los que el silencioso lavado de dinero y el control de la ciudad mantenían su equilibrio, para ahora sumergirnos en el lujuriante desbordamiento de la desesperanza.

Gracias al estado policial, las camionetas de lujo son ahora imanes del terror a encontrarse en medio de una balacera.

Los movimientos sociales pueden ser investigados y reprendidos por obra de la tecnología solicitada a Norteamérica por el espurio Calderón, que a un año de secuestrar la Presidencia con unas elecciones imposibles de cuestionar pero sangrantes de fraude bien documentado, sigue vistiendo la gorra de recluta y se empeña en apenas rozar la violencia con mano dizque dura, aunque el saldo sigan siendo miles de descabezados, asesinatos al por mayor, civiles que sin deberla ni tenerla mueren; y un terror en los periodistas que se mutilan la lengua, las manos, los micrófonos y las cámaras, ante el tema intocable del narco, sus relaciones con el poder, las implicaciones de los cárteles y su distribución en los terrenos nacionales.

Como siempre, todos pagan su cuota. Los ciudadanos que ven cómo son decomisados cargamentos que podrán llegar después al mercado por la vía milagrosa de la complicidad y la extorsión; el adicto que buscará afanoso otro conecte y los puchadores, producto del desempleo, la mala distribución de la riqueza, la falta de educación y posibilidades de un futuro; el último eslabón de la venta que, gracias a lo inoperante e inequitativo del sistema jurídico y a la escasa aplicación de justicia, saldrán de nuevo a vender su dosis a los adictos porque no hay otro modo de ganarse el pan, aunque el PAN salga tan costoso; adictos a los que jamás se les legalizará su afición a los paraísos artificiales porque en esta pirinola sangrienta de impunidad, el todos ganan gira cayendo sobre el resultado de sus féretros-casillas.

Mientras tanto, papá televisor seguirá satanizando las drogas y mostrando promocionales de leyes más duras para las drogas duras y para las blandas tambor del eje; las escuelas no darán una real educación -¿cuándo la han dado?- sobre los pros y contras y las diferencias en los tipos de sustancias, y la ferocidad de la represión continuará sus levantotes desinformadores con un saldo de inteligencias diluidas en las aspiraciones de los solventes de la enajenación.

Los errores asesinos esperan vestidos de soldados esculcar la vida en los retenes de la falta de solución y seguir deteniendo el progreso en el conocimiento de las posibles respuestas al acertijo de la esfinge de cuernos de chivo.

Le confieso que en un viaje carretero me tocó ser detenido por uno de estos retenes del estado policial. Apenas y nos preguntaron de dónde viene, a dónde va y no revisaron ninguna de las mochilas de mis acompañantes. De nuevo un simulacro de seguridad marcaba la señal de siga.

¿Y qué nos resta a los ciudadanos? ¿Seguir yendo con Héctor como si nada pasara? ¿Satisfacer la curiosidad de lo prohibido y engancharse en el amor a Doña Blanca, a la dulce Mary Jane y a Cristal la vaporosa? ¿Extasiarnos con pastillas hasta que nos truene ebrio de alcohol el corazón? ¿Anestesiarnos con más argumentos televisivos del nuevo terroríficamente bello parque de atracciones Calderonlandia, la felicidad impostada? ¿Denunciar anónimamente para que luego se nos vaya esnifado el último suspiro por soplones? ¿Echarle porras o porros al AFI-lador de la justicia?

Bienvenido a la tierra de la droga, bienvenido a la tragedia de sedar la realidad. Donde quiera que usted vaya, la amenaza del viaje le envuelve. Disfrute su estadía entre la espada de la represión y la pared del temor. Bienvenido al estado policial.

Comentarios, sugerencias, invitaciones al cine y a comer:

ajasgallina@yahoo.com.mx

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 283443

elsiglo.mx