Es necesario considerar que los pueblos son volubles por naturaleza; es fácil convencerlos de algo, pero difícil mantenerlos convencidos.
Maquiavelo
Parece que al alcalde de la ciudad de Torreón José Ángel Pérez le hace falta una urgente lectura o relectura de El Príncipe de Nicolás Maquiavelo. En esa obra Maquiavelo acuña recomendaciones para sostenerse en el poder y saber controlar un principado, cosa que el alcalde no está logrando en este Municipio, su feudo personal; y lo que es peor, se lleva entre las patas a Torreón perjudicando la obra pública que se realiza y realizará, si la controversia no procede, con los recursos del Estado.
Usted conoce la multicitada controversia constitucional interpuesta por el Ayuntamiento contra la Secretaría de Desarrollo Regional de La Laguna a cargo de Eduardo Olmos. El trasfondo político, por mucho que lo niegue el edil torreonense, y más allá de la duplicidad e invasión de funciones -argumento improcedente pues la comunicación efectiva de la Secretaría con el Municipio puede verse en las firmas de los acuerdos sobre las obras- es la presencia de Eduardo Olmos que, mediante su actuación en la Secretaría, se posicionará como un contrincante fuerte y de presencia constante en el ring político rumbo a las elecciones del sucesor de José Ángel Pérez, lo que le daría al Partido Revolucionario Institucional la recuperación de Torreón.
El problema principal es que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en lo que resuelve la procedencia o improcedencia de la demanda, ha dictaminado la suspensión de las obras en el Municipio de Torreón. Al alcalde le salió el tiro por la culata y en su atrabancado cabalgar con tintes partidistas atropella a la ciudadanía de Torreón que no sólo padece la proliferación de obras lentas en su construcción, mal hechas, con baches y problemas de tránsito, sino que ahora debe esperar, el pueblo, a que las jugarretas del alcalde tengan un final que no siga perjudicando la relación Municipio-Estado, ahora mermada por el capricho y la falta de tacto de un gobernante incompetente.
Además de ser el más perjudicado, el pueblo de Torreón ve cómo ante la ineptitud para conciliar los intereses políticos y los de la ciudadanía, el alcalde hunde su imagen pública y se hace un harakiri que cercenará su ambición de postularse como precandidato a la próxima gubernatura del Estado.
De ningún modo José Ángel Pérez podrá resarcir el daño que ahora realiza contra los ciudadanos y contra la ciudad que, dice aunque no se vea, gobierna. La ciudad enfrenta problemáticas fuertes como son las de agua potable y alcantarillado, rezagos fortísimos en pavimentación, limpieza y alumbrado entre otros. Si la controversia interpuesta por el Ayuntamiento resulta efectiva, programas sociales y de regularización de la tierra no se llevarán a cabo y el Municipio tendrá que buscar los recursos para finalizar la construcción del Sistema Vial Centenario (nudo mixteco), y para las obras suspendidas: el mercado Nueva Alianza, el embobedado del canal en Ciudad Nazas, el Paseo Canal de la Perla, el Paso a desnivel Alianza, el Puente Valle Verde, los comités vecinales, obras de pavimentación, y tendrá que evitar la demolición y reabrir el Distribuidor Vial Revolución.
El alcalde también olvida que su puesto es de elección popular, que fue elegido para dirigir y hacer de la ciudad un lugar ya no digamos mejor, al menos digno. En lugar de eso, el alcalde ha perdido el piso dándole alas a su ambición política sin tomar en cuenta ni pensar en el alcance de sus decisiones, sus errores y la posibilidad de que se realice un juicio político en su contra.
Será muy difícil que José Ángel Pérez pueda convencer al pueblo torreonense de que sus argumentos son válidos. En lo que llega la celebración elitista del Centenario de Torreón, sólo nos resta esperar que para entonces ésta sea una ciudad desangelada para que alguien con mayor capacidad y visión política llegue y pueda, al menos, resolver el despapaye en que se ha convertido la relación Municipio-Estado y el Estado del Municipio gracias al señor Pérez ¿Pero qué se puede esperar de alguien que en lugar de resolver los problemas de agua potable busca construir un acuario para que cuando menos, quienes no tienen agua puedan ir a verla entre vitrinas preñada de peces? Ay José Ángel, cómo la riegas.
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