Nuestras constituciones pasadas no fueron el resultado de la labor de pequeños grupos de iluminados, sino de cambios profundos en la sociedad y el acuerdo entre fuerzas políticas que reconocen esos cambios. Y ésta no es la situación actual. Ni siquiera hay acuerdo mayoritario acerca de lo que ha sucedido realmente en el país y lo que debe pasar en el futuro próximo.
Enrique Semo.
Me molesta cuando se habla de respeto a la Constitución. Ya sea en distintos medios, en las declaraciones de los encargados de los aparatos del poder y de la impartición de justicia, el mencionar la validez de la Carta Magna es, a mi parecer, una muestra de cinismo infranqueable. Si yo fuera dibujante haría un cartón en el que la Constitución, representada por una mujer que a la vez sostuviera una balanza y tuviera los ojos vendados, fuera violada sobre el piso por un tipo trajeado pero con sombrero campesino que representara a la vez al gobierno y al pueblo. La escena sería una calca del asalto sexual que sufre el personaje de Mónica Bellucci en la película Irreversible. Pero como mis habilidades para la gráfica son nulas, prefiero imaginarlo en estas líneas.
Si los postulados primordiales del documento se refieren al respeto a las creencias, la libertad, la soberanía sobre los bienes nacionales, el derecho a la educación laica, la prohibición de monopolios, la correcta impartición de justicia, la no discriminación y la capacidad del ingreso de los trabajadores para tener una vida digna, entre otros, al considerarlos nos damos cuenta que en la realidad no se están validando las leyes impresas.
Las recientes marchas a lo largo del país para protestar contra la escalada de precios son síntoma inequívoco de respuesta ante tal falta de respeto y ausencia de legalidad. Poco a poco nos vemos inmersos en una situación en la que los movimientos sociales de protesta se afincan para exigir un cambio en las reglas que rigen nuestro presente y nuestro destino como país. Los beneficios para unos cuantos, la nula representación partidista y gubernamental, la violencia del narco, el olvido del campo, los salarios, jornadas y condiciones de trabajo cercanos a la esclavitud, son detonantes de la protesta. El modelo económico neoliberal ha ido mancillando paulatinamente las esperanzas de la población y ha demostrado ser una fábrica de pobreza extrema en cuya otra punta se sostiene la riqueza de unos cuantos. El respeto a los derechos humanos y a la democracia no se han mantenido y la legalidad padece una gran falta de equidad en su otorgamiento. Si la Constitución fue creada para garantizar los derechos sociales y la formación orgánica de la República, sus recurrentes modificaciones y la distancia entre la realidad y lo impreso nos obligan a replantear los términos en los que se basa y considerar su correcta definición como documento general. Las decisiones públicas no deben seguir alejadas de la mayoría de los habitantes. Con la creación de los pactos de civilidad debería considerarse otra forma de representación civil y la abolición de un sistema partidista ineficaz que sangra el presupuesto y que sólo en México es financiado con dinero de las arcas públicas. Si bien en el norte no se han dado con mucha fuerza las protestas, éstas irán creciendo conforme se ignore la exigencia popular ante un modelo económico que puede terminar con la soberanía y la capacidad de desarrollo de la gente. Este lunes celebraremos una Constitución parchada, que tiene una aplicación virtual y que sólo se recuerda el primer día de asueto de febrero.
CODA: Recibí una grata llamada de la maestra Riazanova con respecto a mi columna de la semana pasada en la que me aclara que no ha tenido ninguna derrota en su carrera, al respecto transcribo un mail del señor Pedro Martínez a quien agradezco su comentario: ?Tal vez tuvo una mala noche como usted dice con Vivaldi, no fui a ese concierto, pero no lo considero un ?fracaso?, estoy seguro que hasta a los más grandes solistas del mundo les ha pasado alguna vez, a lo mejor se sentía mal físicamente. Fuera de ese tropiezo que usted cita, siempre mantuvo un nivel muy alto en el escenario (varias veces vi cómo sacó adelante obras y literalmente salvó conciertos controlando en ciertos momentos a la orquesta desde la silla de concertino ante errores del maestro Shade o algún huésped)?.
Comentarios, sugerencias, invitaciones al cine o a comer:
ajasgallina@yahoo.com.mx