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El Buen Caldo / VICTORIAS PÍRRICAS

Daniel Maldonado

Hablar de democracia en nuestro país es falso, vivimos un remedo de ella porque la cúpula gobernante sólo la concibe dentro del mezquino interés mercantil y la defensa a ultranza del actual estado de derecho oligárquico, que busca por todos los medios la protección de los intereses de un puñado de grandes empresarios que tienen secuestrado al país, y son éstos quienes a través de sus confederaciones y cámaras patronales exigen mano dura, es decir, un baño de sangre, la represión y la instauración de una dictadura militar con “rostro” civil.

Comunicado del EPR, septiembre 2007.

Antes que nada, caro lector venga una definición rapidilla de lo que es la victoria pírrica: Una victoria pírrica es aquélla que se consigue con fuertes pérdidas en el propio bando. El nombre proviene de Pirro, rey de Epiro, quien logró una victoria sobre los romanos con el costo de miles de sus hombres. Se dice que Pirro, al contemplar el resultado de la batalla, dijo ‘Otra victoria como ésta y volveré solo a Epiro’.

Ahora sí: Desde la semana pasada con cierto morbo y duda hemos visto que la telenovela de la vida nacional ha tomado matices que se balancean dentro del título “los medios también lloran” (como lo calificó un columnista de La Jornada”), en la que, ante la reforma electoral y la pérdida de los miles de millones de pesos que significa la inversión electoral en medios electrónicos y radiofónicos, los principales miembros de la Cámara de la Industria de Radio y Televisión (CIRT) montaron un espectáculo de rabietas y sofismas argumentando agresiones a la libertad de expresión. Incluso convocaron a un referéndum ciudadano sobre la reforma. Para todo el común de los mortales que se dejó llevar por el escándalo y el argumento mediático el contenido de la reforma era desconocido – para nuestra mala fortuna la televisión tiene más credibilidad aunque sus declaraciones sean convenencieras–. Sólo Papá televisión nos decía que había un párrafo de la reforma electoral que evitaba difamar o dar información negativa durante los tiempos de campaña, segmento del texto que en su momento fue modificado y que representaba la amenaza a la libre expresión.

Lo que los medios mostraron fue el alcance de su ambición. ¿Por qué sólo protestaron y armaron camorra cuando vieron sus ingresos amenazados; por qué no lo hicieron con la guerra sucia mediática que tanto los benefició; por qué hasta ahora salen como defensores de los intereses del pueblo cuando es bien sabido que le ocultan información y que promovieron la descalificación de la izquierda; por qué hablan de libertad de expresión amenazada cuando ellos emiten información parcial y se autocensuran según las conveniencias de sus cuentas bancarias, cuando avalan la información oficial sin cuestionarla y cuando dan cobertura sólo a lo que no representa una amenaza para el status quo –por ejemplo, por qué no han cubierto el conflicto de la censura de la película de Mandoki “El fraude que nadie vio” que se negó a distribuir la compañía filial de Televisa y que reportaron Carmen Aristegui y la revista El Chamuco y los Hijos del Averno en su primer número de septiembre?

La victoria pírrica consiste en el amarre que los diputados le hicieron al poder de los medios, la recuperación de los tiempos mediáticos que le pertenecían al gobierno y la disminución en los tiempos de campaña y de la inversión en publicidad electoral. Las pérdidas, como en toda victoria pírrica, son los intercambios de aprobaciones que se hicieron para sacar la reforma: la sana salida de los consejeros del IFE –cuya confianza está resquebrajada– como condición para aprobar la reforma electoral y la aprobación de la reforma fiscal que comienza a generar una escalada de precios en bienes y servicios a pesar de que aún falta su aprobación completa. Otra de las pérdidas es el regalo a la nación en el mes de la Independencia por parte del EPR envuelto de explosiones en Veracruz; el deschongue entre los gobernadores Elbistas –el coahuilense entre ellos– que se niegan a apoyar la aprobación de la reforma electoral; y el ascenso del fascismo encubierto en protección de las libertades individuales. Ah y no podemos olvidar la reaparición de Fox y sus asuntos pendientes en lo que se refiere a corrupción e impunidad y su vicepresidencia (del zorro) en una organización cristiana.

Así la telenovela nacional sigue andando y Nosotros los Pobres seguimos padeciendo con la inacción que nos caracteriza las herencias de la derrota y escudándonos con el “pero ps que podemos hacer” tan repetido en los ahora extrañamente combativos medios nacionales. Habrá que esperar los siguientes capítulos.

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