NO AL ZÓCALO LAGUNERO
A mi humilde parecer, caro lector, el asunto del Zócalo lagunero tiene más visos de interés comercial y ganancia para unos cuantos que beneficio para el grueso de la población, ya no se diga la agresión ecológica y la reiterada muestra de ineficiencia para planear proyectos públicos por parte del Ayuntamiento.
Mientras el comité del Centenario amaña encuestas diciendo que el ochenta por ciento de los encuestados está de acuerdo con la construcción del Zócalo –¿a usted le han preguntado su opinión, en verdad está de acuerdo? Yo creo que es al revés–, ahora llamado algo así como Plaza Centenario, la verdadera obra pública en la ciudad sigue y seguirá pendiente. Basta ver el estado de la carpeta asfáltica en toda la ciudad y los problemas de inundación en los bulevares cuando llueve, sin olvidar a las colonias de la periferia; la mala y excesiva semaforización; los embotellamientos en la calzada Colón y los demás ejemplos que usted padece y puede citar. Para colmo resulta que de hacerse el estacionamiento subterráneo éste tendrá
costo, ¿entonces en qué quedamos; cómo quieren reactivar la actividad comercial en el centro poniendo
un estacionamiento de cobro? Es como si usted tuviera un negocio de gorditas y yo le dijera que le voy a ayudar a que venda más cobrando cada asiento de sus clientes. Digo, el ejemplo es burdo, pero a su debida escala me parece que el sentido común lo explica. Yo no veo la relación entre causa y efecto, eso a que los muy papas fritas le llaman causalidad. También se argumenta que se han visto plazas de otras ciudades como la de Querétaro, pero lo que olvidan nuestros urbanistas estilo Ciro Peraloca es que las condiciones topográficas, hidrográficas y climatológicas de Torreón distan mucho de coincidir con las de esa ciudad. ¿Se imagina lo que sería caminar por el Zócalo en nuestros gloriosos días de verano con calores de más de 40 grados a la sombra? Hombre, pero sí se trata de reactivar la economía... de los empresarios y directivos involucrados.
Han llegado a aseverar el director de urbanismo y los empre$ario$ intere$ado$ en la construcción, vía programa en televisión por cable, que los árboles que se quiten de la Plaza de Armas serán transplantados y que el problema en las maquetas que han presentado es que carecen de arboledas en el diseño.
Seamos realistas, se ha comprobado gracias a las últimas obras urbanísticas destroza todo que del total de los árboles que se transplantan pocos llegan a sobrevivir. Se dice que, de hacerse el Zócalo los árboles serán sustituidos por laureles de la India, especie que no pertenece a nuestra región y que da una sombra
mínima comparada con la que nos resguarda en los días de calores extremos. ¿Y por qué no mejor, en lo que se aprueba o no el nuevo Zócalo mejor le dan mantenimiento y limpieza, que tanto necesita a la Plaza de Armas? Hago constar en estas líneas que no estoy contra el cambio, ni contra las mejoras, ni contra
eso que en el interés exprimidor de las finanzas públicas llaman progreso. No, qué bueno, qué bien que hagan cosas, pero que las hagan bien, con adecuada planeación y mirando a futuro. Si algo faltó en la celebración del Centenario fue la reflexión sobre hacía dónde vamos y cuál será el futuro que le espera a la ciudad y a la región.
En el mismo programa de televisión por cable que mencioné líneas arriba el director de urbanismo de Torreón, Alberto Hermosillo mencionaba que si por él fuera la construcción del Zócalo y del estacionamiento la comenzarían de inmediato. Esa frase es una muestra de lo poco que le importa la voluntad popular al director de ese departamento. Lo mismo se puede decir de otros directores municipales como en Autotransporte y de esta administración en general.
Ahora, de lo que se ha hecho habrá que ver qué es lo prioritario. ¿Un museo del Algodón, la nueva puerta de Torreón? Por favor señores del Ayuntamiento, bajen un poquito de su cúpula de poder y vivan como ciudadanos de a pie para que sepan cuáles son las verdaderas prioridades en la ciudad. En serio que
esta administración ha resultado muy perjudicial para la ciudad y sus habitantes. Y pensar que todavía faltan un par de años para que se nos acabe esta desgracia.
CODA: De nuevo viene el Festival de Octubre por parte del Instituto Coahuilense de Cultura. Otro año más en que las plazas públicas serán olvidadas pretextando la existencia de una infraestructura cultural para la presentación de espectáculos. En rueda de prensa, cuando se presentó el festival –¿por qué los
periodistas locales son tan dóciles y nada cuestionan a profundidad, como si no quisieran incomodar?–, le pregunté el porqué de esta decisión a la directora Laura Eraña y ella no me contestó, sólo argumentó con un galimatías los requerimientos de infraestructura pero, de nuevo, si vemos el programa y comparamos
los diferentes municipios del Estado con Torreón veremos que en muchos lugares los espectáculos serán públicos, masivos y gratuitos y que sólo aquí muchos tienen costo.
¿Hay que beneficiar ($$$) la infraestructura no? Y luego no quieren que diga que la cultura en esta ciudad es elitista, que no se busca que llegue a las masas y que se contagia la ignorancia desde la dirección de ICOCULT Laguna. Chale, solitos se ponen de modo.
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