Marco Antonio Solís Sosa siempre se ha considerado tímido, sobre todo con las mujeres. (Archivo)
Marco Antonio Solís está convencido de que todo en la vida ya está hecho
MÉXICO, DF.- Con El Buki fue un encuentro casual, inesperado. No hubo cita ni plan premeditado. Curioso, Marco Antonio Solís Sosa está convencido de que todo en la vida ya está hecho, “lo que nos va a pasar está escrito. No podemos escapar a ello”. Qué bueno que piense así, porque no le gusta dar entrevistas desde que el “chisme” predomina en el medio de los espectáculos.
Tal vez porque todo está escrito, nos encontramos con él y platicamos todo lo que teníamos que platicar. Hablamos de Marco Antonio, no del Buki; sí del muchacho michoacano que nació para la música; del chiquillo, que con su vieja guitarra, regalo de su progenitor, se enseñó no sólo a interpretar románticas canciones, sino a crear los temas de su inspiración.
Nació en Ario de Rosales, Michoacán. En diciembre cumplirá 49 años y desde los nueve comenzó en él a fraguarse la afición por la música, quizá influenciado por su padre, don Antonio, “fue un hombre bohemio. De aquellos que salían con los amigos un fin de semana, agarraba la parranda entregándose a la cantada”.
“Quizá de ahí me viene la herencia, aunque, curiosamente, mi papá jamás me enseñó a tocarla. Con mi primo Joel me iba al parque del pueblo. Pasábamos horas cantando. Algunas personas nos invitaban a cantar en sus fiestas. Cursábamos la primaria y participábamos en los festivales”.
Hijo predilecto
Doña Elenita Sosa, su mamá, tuvo siete hijos: seis varones y una niña. Atendía la farmacia que les daba para vivir a los Solís Sosa.
Los maestros de Marco lo calificaron como un niño muy estudioso e inteligente. “A Ario de Rosales voy poco, por falta de tiempo”.
El Buki se la piensa dos veces antes de empacar maletas y presentarse con sus paisanos. Cada vez que lo hace provoca alboroto pues para su gente es más que un ídolo, por eso fue nombrado “hijo predilecto de Ario de Rosales”.
Su mamá es su fan número uno. Lo ve como su hijo y lo admira como su artista favorito, “todo lo contrario de mi papá, a quien no le gusta ir a mis presentaciones”. De los siete hermanos, sólo José Javier siguió los pasos de Marco, “inclusive formó parte del grupo, pero en 1994 decidió lanzarse de solista. Traté de disuadirlo. Grabó varios discos, pero fracasó”.
Junto con su primo Joel formó el dueto Los Soles Tarascos, más tarde se llamaron Los Hermanos Solís. A principio de los 70 dejaron Morelia.
Aunque usted no lo crea
Siempre se ha considerado tímido, sobre todo con las mujeres. “Cierto, desde muy joven me era difícil trabar amistad, en especial iniciar una relación sentimental”.
A pesar de su estilo romántico para interpretar sus temas, El Buki se inhibe. Una anécdota lo describe tal cual, “sucedió con Marcela, a quien descubrí para la cantada. Siendo novios nos encontrábamos en un restaurante, la tenía tomada de la mano, cuando se la retiré me dijo: ‘Oye Marco, estás sudando’. Sí, le contesté, no lo puedo evitar. Tengo gran nerviosismo por tenerte conmigo”.
A pesar de todo, sabemos que ha tenido muchos romances, la mayoría en secreto.
De mojado a EU
Su primera novia del medio artístico fue Yolanda del Río, a principio de los 80, “siempre he tenido debilidad por las intérpretes de ranchero”.
Con Yolanda sufrió una gran decepción, “aquello me dolió mucho, muchísimo”.
Al paso del tiempo conoció a Beatriz Adriana, durante el rodaje de la película La Coyota, “formamos una bonita pareja que nos llevó al matrimonio, sólo por el civil”. Procrearon una niña que hoy tiene 17 años, “la relación se hizo cada vez más complicada, la solución fue el divorcio”.
A Christian, su actual esposa, la conoció hace 15 años durante una gira a EU. Es de origen cubano, pero desde los tres años la llevaron a radicar a Nueva Jersey. En 2002 se casaron por la iglesia en la catedral de Morelia y por el civil en un rancho michoacano.
No todo ha sido miel sobre ojuelas para Marco Antonio. En sus inicios con Los Bukis, un empresario oportunista los llevó a EU aprovechando el gran éxito de “Primer amor”, composición del michoacano, “nos pasó de ‘mojados’ porque no teníamos pasaporte ni visa para viajar al otro lado. Tuvimos éxito, pero el dichoso empresario nos dejó colgados, sin paga, sin lana para liquidar el hotel. Un paisano michoacano, que nos envió la Divina Providencia, nos ayudó”.
Recuerdo de Torreón
Entre los temas que más han marcado la vida a Marco Antonio Solís, está Tu Cárcel. “Lo escribí en un cuarto de hotel de Torreón después de una presentación en 1987 ante 50 mil personas. En aquel cuartito me sentí solo, sin un alma que me acompañara. Ese es el precio de la fama”.
Como El Buki está convencido de que “lo que nos va a pasar ya está escrito” no teme a la muerte, “porque es algo natural de nuestra existencia”.
Despreocupado por lo que venga, le gusta disfrutar la vida y cuidar su salud, “hace dos años no tomo una copa. Antes, como mi padre, fui bohemio. Me complacía pasar horas platicando en un bar con los amigos”.
Durante la plática descubrimos el lado poco conocido de Marco: su espiritualismo. Gente allegada a él dice que pareciera tener comunicación con Dios, “a veces logra superar escollos que se consideran infranqueables”.