La senadora argentina Cristina Fernández de Kirchner se ha unido al selecto club de las primeras damas con aspiraciones presidenciales. Así lo dio a entender desde París, en una visita que estuvo enmarcada por un encuentro que sostuvo con la candidata presidencial socialista Segolène Royal, a quien le dijo: ?Este es el siglo de las mujeres?.
Esa declaración valió para que la prensa argentina ?destapara? a la senadora por Buenos Aires y para que la mayoría de los ministros del Gobierno argentino avalaran la posible candidatura presidencial de la esposa del actual presidente Néstor Kirchner.
Conocida por su abierta admiración por la también senadora y también ex primera dama estadounidense Hillary Clinton, la senadora argentina ocupa hoy el segundo lugar en las encuestas de cara a las elecciones presidenciales argentinas de octubre próximo. En efecto, las encuestas advierten que, si el actual presidente decide no buscar su reelección, sería su esposa quien lo sucedería en la Casa Rosada y no Roberto Lavagna, el principal candidato opositor al oficialismo argentino.
Los rumores de la candidatura presidencial de la Kirchner vuelven a poner en la discusión el tema de las primeras damas y el poder. Argentina tiene una historia personal con las esposas de mandatarios y la lucha por la Presidencia. En los años 50, Eva Duarte de Perón fue integrada a la campaña de reelección de su marido como candidata a la Vicepresidencia, pero el cáncer le ganó a la ambición por el poder, Eva murió sin contender y Argentina la lloró. Posteriormente, en 1974, María Estela Martínez, Isabelita, la segunda esposa de Perón y Vicepresidenta argentina, ascendió a la Presidencia tras la muerte de su esposo, cargo del que fue derrocada por el golpe militar de Rafael Videla en 1976.
En la más pura tradición peronista, Cristina Fernández busca suceder a su marido, quien llegó a la Presidencia argentina en 2003. Los Kirchner, al igual que los Clinton en EU o los Fox en México, han actuado como una pareja presidencial sin tapujos. Hoy la senadora Kirchner aprovecha la tribuna del Congreso y la de la casa presidencial para promover su carrera política y son ya muchos los frentes que le ha abierto a su esposo con su ambición política.
En las democracias electorales cualquier ciudadano, o ciudadana, que cumpla con los requisitos dictados por la ley debería poder contender por cualquier cargo de elección popular. Sin embargo, respecto al club de las primeras damas presidenciables debería existir una ?regla rosa? que les prohibiera tratar de suceder inmediatamente a sus maridos, justo como Hillary, quien busca la Presidencia estadounidense 8 años después de que su marido despachara en la Oficina Oval.
La posición de privilegio, de notoriedad pública y de acceso a recursos que tienen las primeras damas no es cualquier cosa, además de que cualquier declaración que realicen o acto al que asistan es una arma de doble filo, que puede ayudar o ponerse en el camino del trabajo de sus cónyuges.
En el caso de Cristina Kircher aún falta por ver si los rumores de su campaña presidencial se cumplen o si sólo son una cortina de humo para apoyar la reelección de su marido, ya que la atención mediática se ha desbordado en torno a los pingüinos, como conocen en Argentina a los Kirchner, dejando en tercer plano a los ataques electorales que Lavagna lanza en contra del actual presidente.
Peor aún, todavía falta por ver si Néstor Kirchner está usando maquiavélicamente a su esposa para contrarrestar el desgaste que causa el ejercicio del poder, tomarse un ?descanso? durante una Presidencia de su esposa y volver a buscar el poder en 2012 y ahí sí pobre Argentina, pues sería dominada por el monopolio de la familia Kirchner, mientras que Cristina dejaría el club de las primeras para integrarse al club de las mujeres engañadas?
Politólogo e Internacionalista
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