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El comentario de hoy

Francisco Amparán

La verdad, la verdad, no tengo mucho contacto con el esforzado gremio de las lavanderas. De hecho, dudo mucho que sigan existiendo como lo hicieron en nuestras mocedades, cuando parvadas de señoras se reunían en los lavaderos públicos para disponer la limpieza de la ropa; que, contrario a lo alegado por el dicho, en aquel entonces no se lavaba en casa, sino en lugares públicos habilitados para ese efecto por las autoridades incompetentes.

Por lo mismo, no estoy muy seguro de que el término “pleito de lavanderas” sea muy adecuado. ¿Son esas señoras más agresivas que, digamos, las que planchan? ¿No resulta un abuso llamar así a los pleitos más bajos, teniendo como tenemos tantos ejemplos de riñas bajunas en otras profesiones?

En todo caso, siguiendo la tradición, lo que podemos decir es que la vida política de México se ha venido convirtiendo en un pleito de lavanderas. Y ello no hace sino disminuir la calidad del debate público y alejar la oportunidad de resolver nuestros enormes, numerosos, seculares problemas.

Y ejemplos hay para dar y repartir. Y en todos los niveles concebibles de la actividad pública.

Ahí tenemos las agarradas de la greña que se pegaron recientemente dos de los hombres más poderosos del país: el presidente constitucional Felipe González y el jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard. El motivo es francamente surrealista: como Ebrard sigue la premisa de Andrés López de que Calderón es espurio, se niega a presentarse en los mismos actos que el michoacano. Se supone que de cualquier manera los dos niveles de Gobierno colaboran y cooperan. Pero los piques entre un gobernante y el otro continúan. Y uno dice: ¿no tendrán nada mejor qué hacer? ¿No hay cosas más importantes? ¿Y cuánto tiempo más podrá Ebrard mantener la ficción de que Calderón no es el titular del Poder Ejecutivo Federal? La verdad, más parecen niños chiquitos en arenero que auténticas y aguerridas lavanderas.

Otra riña por el estilo es la que se traen la indescriptible Elba Esther Gordillo, lideresa eterna y vitalicia del SNTE y Josefina Vázquez Mota, uno de los raros remanentes del foxismo que despacha en la Secretaría de Educación. En una entrevista reciente, la mal llamada maestra se le echó en la yugular a Vázquez Mota, llamándola ignorante y otras lindezas. Y ello parece ser sólo el primer round de una función que promete ser estelar.

Y a nivel regional, tenemos el lamentable espectáculo de los dimes y diretes entre el Gobierno Estatal y el Municipal de Torreón, con la función extra dada por el virrey regional que se supone impulsa el desarrollo de la Comarca.

Y uno no puede sino preguntarse: ¿de veras el pueblo mexicano tiene el Gobierno, los gobernantes que se merece?

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