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El comentario de hoy

FRANCISCO AMPARÁN

¡Censura, censura!

Comentábamos hace un par de días cómo las monarquías, paulatinamente, se han ido convirtiendo en instituciones más bien caducas, a las que se ve con cierta conmiseración. Algo así como si fueran el abuelo que un día representó la vitalidad de la familia y al que hoy tenemos que limpiarle la boca cuando lo llevamos a comer pollo.

Sin embargo, cabe hacer notar que muchos monarcas (especialmente europeos) cuentan con el apoyo y hasta la devoción de sus súbditos. Y que en algunos países, no es nada bien visto el mostrar a la realeza en mala luz.

Y para muestra basta un botón: lo ocurrido hace poco en España en relación con el desenfado y espíritu socarrón de un semanario cómico-satírico llamado “El Jueves”.

Resulta que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, alarmado porque España tiene el menor crecimiento demográfico de la Unión Europea (de hecho, la población española está decreciendo), decidió animar a sus compatriotas a reproducirse. Para ello, entre otras prestaciones, cada nuevo bebé hispano llegará con una tortota bajo el brazo: 2,500 euros contantes y sonantes por cada berrido proveniente de la maternidad.

El planteamiento de que el Gobierno pague por cada crío tiene sus bemoles y es digno de discutir; el asunto se prestó para que la revista “El Jueves” lo tomara a chunga… y embarrara de pasadita a la familia real. De manera tal que, en su edición de la semana pasada, la publicación sacó en su portada una caricatura del Príncipe de Asturias haciéndole el amor a su esposa Letizia, ambos desnudos. Mientras está en la faena, el futuro Felipe VI le comenta a su pareja: “¿Te das cuenta? Si te quedas preñada, esto será lo más parecido a trabajar que he hecho en mi vida”.

La respuesta de un juez de la Audiencia Nacional fue fulminante: ordenó el secuestro de toda esa edición de “El Jueves”. Por primera vez desde la restauración de la democracia, una publicación era levantada en pleno de los estanquillos por su contenido, por mofarse de la familia real.

El escándalo fue mayúsculo. Algunos gremios periodísticos pusieron el grito en el cielo, denunciando censura. Otros plantearon que el humorismo gráfico siempre trabaja al filo de la navaja. No faltó en México quien preguntara que, si se aceptan las caricaturas sobre el Islam, ¿por qué no aquellas que ridiculizan a la monarquía?

La verdad, la cosa no pasó a mayores. De hecho, quienes compraron la revista antes de que fuera incautada están haciendo un negociazo, vendiéndola hasta en ¡mil veces! su precio original. Y “El Jueves” tomó las cosas con humor (como debe de ser): en la portada de su siguiente edición aparece el príncipe Felipe como abejita, Letizia como florecita y la aclaración: “¡Ésta era la portada que queríamos publicar!” Buen cierre cómico a una tormenta en un vaso de agua.

Aunque, por cierto, ¿alguien usa todavía lo de las abejitas y las florecitas para explicar… eso?

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