Sacco y Vanzetti
Por estos días se conmemoró el 80 aniversario de la ejecución en la silla eléctrica de dos anarquistas italianos, inmigrantes a Estados Unidos, llamados Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti. Éstos habían sido condenados por un juez de Boston, por el asesinato de un guardia en un asalto a un almacén que salió terriblemente mal.
¿Y por qué son recordados ocho décadas después? Pues por varias razones, algunas mucho muy pertinentes en el Siglo XXI.
En primer lugar, se tiene la plena conciencia de que Sacco y Vanzetti eran inocentes. Fueron escogidos como chivos expiatorios, para sentar un precedente y que sirvieran de escarmiento, por pobres, anarquistas, inmigrantes y feos. Sirvieron para liberar las paranoias norteamericanas de aquella época, que veían en los inmigrantes de ideologías y creencias raras una auténtica amenaza a la forma de vida estadounidense. ¿Les suena conocido?
En segundo lugar, el juicio fue una auténtica porquería. Todo el sistema de defensa legal que se le debe proporcionar a cualquier persona en un Estado de Derecho, fue atropellado por la Policía y el mismo juez del caso, el cual más parecía fiscal que otra cosa. Evidencias inventadas, exculpaciones denegadas, resultaron comunes a lo largo del proceso. Sacco y Vanzetti estaban condenados desde el momento en que entraron a esa corte de Boston.
En tercer lugar, el caso tuvo repercusiones nacionales e internacionales. Anarquistas y comunistas de todo el mundo, que en aquellos entonces menudeaban, organizaron marchas y protestas ante tan evidente perversión de la justicia. Tanto así, que a fines de los años veinte había un albur mexicano que usaba los nombres de los condenados. Les dejo de tarea que se lo imaginen. La verdad, no está difícil.
Y ahora recordamos a Sacco y Vanzetti porque, gracias a una nueva oleada de paranoia entre el culto público norteamericano, muchos temen que se vuelva a caer en esas prácticas perversas. Los detenidos sin juicio en Guantánamo, las torturas en Abu Ghraib, el destape de la cobertura de Valerie Plame, las campañas en contra de quienes protestaron por la guerra… no es por nada, pero ciertas situaciones del presente, tienen inquietantes similitudes con lo ocurrido en 1927.
Sacco y Vanzetti pasaron a la mitología del Siglo XX como víctimas propiciatorias, ejecutados por tener una ideología que el Gobierno y mucho del pueblo de Estados Unidos no entendía. Y por no entenderla, la tenían por peligrosa y perseguible. Esperemos que no haya inocentes equivalentes en estos inicios del Siglo XXI. Aunque, la verdad, las señales no son muy prometedoras.