¿El G-13?
Desde hace ya un buen rato los altermundistas o globalifóbicos (como los bautizó el compatriota Zedillo), tienen un blanco favorito, su bestia peluda y de babas verdes a la que les encanta insultar: las reuniones del G-8, los periódicos encuentros entre los siete países más industrializados del mundo más Rusia. Como que siempre hay que hacer esa aclaración. Y es que la presencia de Putin en reuniones de países con una sólida tradición democrática no deja de ser incómoda. Pero bueno, así sea guardadas con candados de ferretería, Rusia sigue poseyendo suficientes armas nucleares como para tenerla en cuenta en los asuntos importantes de este mundo. Por eso el G-7 pasó a incorporar a Rusia y formar el G-8.
A últimas fechas, además, el G-8 ha venido invitando a sus reuniones a jefes de Estado de países que pueden tener alguna relevancia para el entorno mundial. Lo cual tiene su lógica: el viejo orden mundial tiene que cambiar sus reglas ante el surgimiento de nuevas potencias como China o India… dos países que, en conjunto, conforman el 42% de la especie humana, además.
Con un ojo a estas necesidades de renovación, en días pasados el presidente francés Nicolas Sarkozy hizo un planteamiento novedoso, no tanto por el concepto mismo, sino por quien lo puso sobre la mesa: que el G-8 pasara a ser el G-13. Esto es, el Grupo de los Siete más Rusia, China, India, Sudáfrica, Brasil… y México.
El razonamiento de Sarkozy no está mal argumentado: dice que las economías emergentes son cada vez más importantes en el contexto internacional y hay que incluirlas de manera permanente en la búsqueda de consensos y la toma de decisiones. En vez de invitarlos de vez en cuando, que de una buena vez se incorporen a un grupo extendido.
Quien considere que la propuesta del presidente galo es descabellada, sólo recuerde que la economía de México es más grande que la de la mayoría de los países europeos. Toda trabada, con fallas y pésimamente distribuida, eso sí; pero es más grande.
China y la India, como decíamos antes, por su mero peso demográfico tienen que ser tomados en cuenta hoy y mañana. Y Brasil es el quinto país más poblado del planeta. Y sigue teniendo los mejores medios creativos que atacan por izquierda. Eso no tiene nada qué ver, en realidad, pero no hay que perderlo de vista.
Sudáfrica es la gran incógnita. Plagada por la pobreza, la desigualdad y la corrupción, uno se pregunta si su lugar en el G-13 tiene que ver más con lo simbólico (que se incorpore un país africano negro) que con lo práctico.
En todo caso, falta ver qué tanto caso le hacen a Sarkozy… y si nuestro pugnaz Poder Legislativo le da permiso a Calderón de salir tan seguido… eso, mientras no se alteren esas reglas tan caducas, tan pasadas de moda, que siguen rigiendo en nuestro sistema.
