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El comentario de hoy

Francisco Amparán

La extrema derecha se va por la libre

Nuestra procaz clase política es tan incompetente, que ni siquiera resulta capaz de mantener unidos a sus grupos de parásitos. Así encontramos que, con frecuencia, los políticos mexicanos reservan sus golpes más duros y más bajos para sus pretendidos compañeros de partido.

El ejemplo usual es, por supuesto, el PRD, en donde las peores críticas y zancadillas suelen provenir de los miembros de alguna otra tribu del mismo partido. Lo único que parece mantener unida a esa agrupación es la esquizofrenia mesiánica representada por el liderazgo del Presidente Loquito. Lo cual, estarán de acuerdo conmigo, no es muy buen pegamento que digamos.

Pero los otros clubes de privilegiados ineptos y holgazanes que en este país se hacen pasar por partidos no cantan mal las rancheras.

El PRI ha continuado con el desgajamiento iniciado hace casi veinte años con la Corriente Democrática creada por Cuauhtémoc Cárdenas y ese ajonjolí de todos los moles (o ron de todas las cubas), el pintoresco Porfirio Muñoz Ledo. La última deserción, la de la Gorgona Gordillo, era perfectamente previsible, pero no menos dolorosa para el tricolor: colaboró para asestarle a Madrazo una derrota sencillamente catastrófica.

Y ahora, según parece, le toca el turno al PAN. No que haya estado exento de esos avatares en el pasado. Hace una década se dio una escisión, cuando algunos puristas le volvieron la espalda a los pragmáticos que deseaban asaltar el poder a toda costa. En vista de lo ocurrido desde entonces, algo me dice que se le ha dado la razón al profeta que previno: “No sea que por ganar el poder perdamos al partido”. Mucho me temo que Gómez Morín, Castillo Peraza y otros prohombres blanquiazules ahorita están dando vueltas en sus tumbas cual rehiletes que engañan la vista al girar.

La amenaza actual y presente a la unidad del PAN proviene de la extrema derecha y el rancio sinarquismo del Bajío y Jalisco. Esas ramas archicatólicas, ultraconservadoras, que se unieron al panismo a falta de una mejor opción política, ahora no están contentas con que el partido no siga sus rígidos preceptos y anunciaron su salida del blanquiazul. Más aún, andan planeando crear un nuevo partido, que amenazan con bautizar con el nombre de Partido Humanista.

Al respecto, tres cosas: primero, que al PAN le haría muy bien que se salgan esos retrógrados, los cuales nada tienen que ver con una visión democristiana moderna. Segundo, llama la atención el nombre propuesto: si de algo se queja la extrema derecha norteamericana es del “humanismo secular” que aleja al hombre de lo religioso. Y tercero, que bien harían esos señores en dejar el término “humanista” en paz. Digo, ya bastante mala fama tienen las Humanidades como disciplinas, como para que unos aprendices de fachas anden esgrimiendo el concepto como su idea política. ¿Es que en este país nadie puede hacer nada en serio? ¿Nadie conoce el valor de los conceptos? Sea por Dios.

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