¿Necesita una coartada?
Los seres humanos, por el mero hecho de serlo, somos falibles. Claro que hay unos más falibles que otros y que la cantidad y calidad de nuestras faltas varían tanto como personas habitamos este planeta. Hay asesinos de niños, políticos corruptos y americanistas irredentos. Hay mentirosos patológicos que engañan hasta a su madre y quienes se echan una cana al aire una vez cada década y luego se sienten miserables. En cuanto a metidas de pata posibles, podemos encontrar de todos los colores y sabores.
Y por lo mismo, muchos seres humanos tienen que recurrir a la mentira, el engaño y el engatusamiento para disfrazar u ocultar sus travesuras o simples equivocaciones. Lo cual, estarán de acuerdo conmigo, es una muy humana forma de darle la vuelta a las broncas y no echarse encima al cónyuge.
Creo que en el pasado el decir una mentirijilla blanca para taparle el ojo al macho (o a la susodicha cónyuge) era más fácil. Pero ahora con tanto adelanto tecnológico, checar las coartadas resulta muy sencillo. ¿Que fuiste a una reunión de negocios a Parras? Pues llamamos al hotel para ver si de veras estuviste ahí. ¿Que te dijeron que tenías que quedarte hasta tarde en la oficina para sacar el jale? Un telefonazo comprobará si estás calentando la silla o haciendo otra cosa. Así pues, el hacerse de una coartada puede resultar crucial para mantener una relación y no destruir en una hora lo que costó consolidar varias décadas.
Y como donde hay demanda la oferta no se queda atrás (la lección básica del capitalismo que mucha gente todavía no entiende), nos encontramos con un negocio que hace precisamente eso: crear coartadas para aquellos (o aquellas) que tienen que tapar alguna travesura.
La empresa se llama Alibi Network y ofrece sus servicios a franceses, belgas y suizos. Dependiendo de lo necesitado que esté, le consiguen recibos de hotel, entradas a museos y billetes usados de avión que comprueban que usted estuvo en donde dice que estuvo, aunque no haya estado.
Los servicios de la Alibi Network son muy variados y hay de todo para todos los gustos. La chamba más baratona es una llamada telefónica (que responderá su pareja) en donde se le cita a una importante junta de negocios. Eso le sale en 17 euros. Pero de ahí en delante, la imaginación y lo que le pueden cobrar no tienen límite.
Esta organización ya está pensando en extender sus servicios a otros países que no sean francófonos. Hasta donde sabemos, no ha considerado establecer franquicias en Latinoamérica. La verdad, no sabemos si sería buen negocio. Y es que quizá los franceses no sean muy buenos para inventar patrañas; pero el mexicano común… y con los compadres consentidores que muchos tienen… no, creo que esa empresa no sería muy próspera por estos lares.