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Francisco Amparán

Baltasar Garzón ataca de nuevo

Generalmente los jueces no suelen ser personajes muy conocidos por la opinión pública… a menos que metan una pata mayúscula, y queden expuestos al escrutinio de sus conciudadanos por su evidente incompetencia o corrupción. Más raro aún resulta que un jurista sea conocido por su eficaz labor en contra de los chicos malos.

El juez español Baltasar Garzón se hizo mundialmente famoso por haber sido la punta de lanza del proceso gracias al cual Augusto Pinochet terminó en arresto domiciliario en Gran Bretaña; y por ello acabara sus días en la más absoluta de las desgracias. Quizá el viejo dictador no pisó la cárcel. Pero Garzón se encargó de que legalmente quedara esa mancha en su expediente. Y ahora toda su parentela está en jaque, perseguida por la justicia chilena.

Asimismo, Garzón se ha distinguido por su lucha contra el terrorismo de ETA, la banda que continúa su delirante campaña por conseguir una Euzkadi independiente… aunque sus integrantes nunca se han dignado preguntarle al pueblo vasco si quieren separarse de España. De hecho, cuando existía legalmente un brazo político de ETA, ese partido no obtenía más del 10-12% de la votación. Esto es, en elecciones democráticas y libres, ocho de cada nueve vascos rechazan a los insurgentes.

Ese partido identificado con ETA era Batasuna… el cual resultó proscrito por el Estado Español, en vista de que no quería desligarse de ETA ni criticar su violencia. Como esa actitud podía considerarse apologética del terrorismo, Batasuna fue privada de su registro legal, y se le prohibió participar en la vida política vasca.

Lo cual no le impidió continuar funcionando en las sombras… lo que era hasta cierto punto tolerado, porque ETA había declarado una tregua unilateral. Pero cuando los etarras declararon el cese de la tregua hace unos meses, Garzón consideró que había llegado el momento de decapitar a Batasuna. De manera tal que, aprovechando una reunión de su dirigencia, hace unos días mandó detener a la plana mayor del partido proscrito. Diecisiete de los principales líderes de esa organización terminaron con sus huesos en la cárcel, y Garzón se aseguró de que los cargos fueran tan pesados como para que no salgan fácilmente de prisión.

La perspectiva de Garzón es que de esa manera se acorrala a ETA, obligándola a desbandarse al no tener rostro ni voz públicas. Algunos creen que andar arrinconándolos no es ninguna buena idea, teniendo en cuenta lo imprevisible de la reacción de los etarras. ¿Qué pasará? ¿ETA doblará finalmente las manitas? ¿O volverá a su ciega violencia homicida, que tantos apoyos les ha costado? Veremos qué pasa en los próximos días y semanas.

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