¿Al fin, un Estado palestino?
En unos días más, emisarios de la Autoridad Nacional Palestina y de Israel se reunirán en Annapolis, en el estado norteamericano de Maryland, para buscarle la cuadratura al círculo y llegar a un objetivo que tiene seis décadas eludiendo a todo tipo de estadistas: la creación de un Estado palestino.
Irónicamente, la posibilidad de concretar ese sueño hoy parece más cercana que antes… ahora que el presidente palestino Abbas controla sólo una parte del territorio en el que teóricamente debe crearse esa nueva entidad política.
Y es que desde hace meses, cuando el grupo fundamentalista Hammas tomó el control de la Franja de Gaza, esa lengua de territorio está, para efectos prácticos, fuera de la órbita del Gobierno palestino reconocido internacionalmente. Puede decirse que Abbas le dejó ese avispero a sus rivales y ya no tiene por qué preocuparse de lo que pase o deje de pasar allí.
Por supuesto, la cuestión puede verse desde otra perspectiva: el nuevo Estado palestino ¿incluirá Gaza, a la que como decíamos no controla el Gobierno que hará las negociaciones? Y si no es así, ¿entonces qué estatus tendría ese sobrepoblado territorio? La verdad, un auténtico galimatías.
El cual no es el único obstáculo. Si no se ha proclamado un Estado palestino en todos estos años, es porque existen problemas y aristas de todos los colores y sabores. Es mucho lo que tendrán que trabajar quienes se reunirán en Annapolis bajo la vigilante y furibunda mirada de Condoleezza Rice, la secretaria de Estado norteamericana. La cual, por cierto, en esas conversaciones se estará jugando su lugar en la historia. En vista del desastre que ha sido la política exterior de Estados Unidos en los últimos años, la creación del Estado palestino bajo sus auspicios sería la única nota positiva digna de mención, en un listado repleto de fallas, fracasos y metidas de pata.
Ahora bien, hay muchas cosas que pueden salir mal. Los delegados palestinos no van a hacer muchas concesiones que digamos, precisamente por la forma en que luego serían atacados por Hammas y otros opositores: no pueden presentarse después ante su pueblo como unos vendidos y entreguistas. Por su lado, los israelíes tienen una irritante propensión a sacarse de la manga demandas que en otras ocasiones han dinamitado acuerdos importantes.
Pero por otra parte, los representantes de uno y otro bando recuerdan cómo en el año 2000 estuvieron a un pelo de conseguir lo que hoy se negocia y la oportunidad se perdió precisamente por andar de requisitosos tanto israelíes como palestinos… sobre todo estos últimos.
Por ello, esta vez hay un poco más de optimismo que en otras oportunidades. Y la verdad, considerando la situación, después de ésta, puede haber ya muy pocas.
