Hay muertos que no ganan lana/ y es más duro su penar (II)
Comentábamos ayer que la comprobación Opus 654 de que esta cochina vida es injusta lo constituye el hecho de que hay difuntos que, años después de haber estirado la pata, siguen ganando más dinero en una semana del que la mayoría de los vivos (que no vivillos) generan en un año; o en toda su vida. El colmo: en toda la existencia, no se tiene los ingresos que sí tienen los inexistentes.
Claro que esos muertitos tuvieron lo suyo antes de reintegrarse al ciclo del nitrógeno. La mayoría de quienes continúan engordando cuentas de banco mientras chacotean con San Pedro (o con Satanás, porque vaya uno a saber qué pasa luego) fueron personajes talentosos que supieron sacarle jugo al mundo de la farándula. Aunque hay de todo como en botica, como ocurre también con los vivos de acá abajo, bendito sea mi Padre Dios.
La lista de millonarios difuntos es compilada cada año por la revista Forbes, medio que parece tener un morboso interés en saber quién es más rico, así sea en la ultratumba.
Según esa publicación, en el año precedente tres de los cuatro muertitos más pachochudos fueron cantantes: Elvis Presley, John Lennon y George Harrison, en primero, segundo y cuarto lugares. Entre los tres, generaron la friolera de 115 millones de dólares por derechos de autor, películas y otras cuestiones.
El tercer lugar lo ocupa el entrañable caricaturista Charles Schulz, quien durante cincuenta años nos diera lecciones de profunda filosofía a través de los personajes de la tira “Peanuts”… la que se sigue publicando en cientos de periódicos.
El quinto lugar es toda una sorpresa: ni más ni menos que Albert Einstein. ¿Qué inventó o grabó o dibujó Einstein que sigue generando utilidades? Ciertamente el que continúe haciendo lana no se debe a sus habilidades musicales: aunque le hizo la lucha toda la vida, el greñudo Genio de Ülm siempre tocó el violín como si estuviera torturando un gato. No, es la imagen de Einstein como personaje, regenteada por un fideicomiso, la que cobra utilidades. El que Disney haya sacado una línea de productos con la marca “Young Einsteins” es lo que ha catapultado a la riqueza la imagen del científico más conocido de un siglo que fue cambiado por la ciencia… aunque casi nadie se acuerde de quienes la crearon.
En sexto y séptimo lugares hay otras dos sorpresas: Andy Warhol, el estrafalario artista plástico; y el Dr. Seuss, autor de libros infantiles. Les siguen el rapero Tupac Shakur, cuyos infames atentados musicales siguen siendo consumidos quién sabe por qué desquiciados; la dulce Marilyn Monroe; y el hombre rudo de los setenta Steve McQueen. Ciertamente una alineación curiosa, heterogénea y hasta cierto punto divertida. Aunque, como decíamos antes, lo que no da risa es que ya muertos ganan más lana que la mayoría de nosotros los vivos. ¿O es que no estamos… tan vivos?
