Tabasco: lo mejor y lo peor
Está comprobado por la historia y la experiencia: las situaciones límite, como las guerras y los desastres naturales, suelen sacar a flote lo mejor y lo peor de los seres humanos. La catástrofe hidráulica de Tabasco no ha sido una excepción a esa regla.
Por un lado, y como ocurre una y otra vez, el pueblo mexicano se ha desbordado auxiliando a quienes lo han perdido todo. Además, experiencias anteriores han hecho que la ayuda llegue de manera más rápida y efectiva que en muchos otros países. Al menos en eso sí podemos presumir que hemos sacado provecho del pasado.
Pero por otro lado, empiezan a aflorar los prietitos en el arroz. Algunos entre la gente común y corriente. Pero otros, cuándo no, entre nuestra impresionantemente inepta clase política.
Las imágenes de los saqueadores aprovechando el caos para hacer de las suyas no nos deben de extrañar: las hemos visto en situaciones semejantes en todos los continentes; incluso en países desarrollados como los Estados Unidos. Así que no deberíamos singularizar el hecho. Viendo las cosas fríamente, resulta una comprobación más de que hay seres humanos que sencillamente no tienen remedio.
Nuestra clase política es harina de otro costal: la manera tan burda en que se ha intentado sacar raja de la tragedia la verdad es que da pena ajena. Y los ejemplos abundan a todo lo largo y ancho del espectro ideológico nacional… si es que en este país podemos hablar de ideologías: la única que parece estar bien definida entre quienes dicen representarnos, es la capacidad inaudita de comportarse como patanes y decir tonterías.
Por ejemplo, Lopejobradó ya salió con que las inundaciones son culpa del neoliberalismo. Al rato va a salir con que eso mismo es responsable de que cierta gente sea fea, le vaya al América y no baile bien la quebradita. Para colmo, el tabasqueño recibió una rechifla de sus paisanos cuando quiso hacer proselitismo en lugar de arremangarse la camisa y ponerse a ayudarlos.
Por otro lado, ya empezó la grilla con respecto a la ayuda enviada por el Gobierno del Distrito Federal… la que al parecer únicamente se hace llegar a los municipios gobernados por el PRD. Todos los tabasqueños son iguales, pero hay unos más iguales que otros.
¿Y qué decir de las acusaciones de desvío de fondos, aquellos que debieron haberse destinado a mejoras en el sistema hidráulico de un estado que se inunda, en mayor o menor medida, cada año?
Total, que como decíamos, esta catástrofe saca lo mejor y lo peor de los mexicanos. Y se comprueba una vez más que lo peor de México… es su clase política, auténticos enanos intelectuales incapaces de mostrar un mínimo de sensibilidad y honestidad.