El petróleo a $100 dólares el barril
Como en los chistes, les tengo una noticia buena y una mala. La buena es que en estos días se espera que el barril de petróleo estándar llegue a los cien dólares por barril. La mala es que se espera que en estos días el barril de petróleo estándar llegue a los cien dólares el barril.
¿Por qué es buena esa noticia? Bueno, porque eso mantendrá a las finanzas públicas con la cabeza por encima del agua. Mientras siga ordeñando a patadas a esa vaca famélica que es Pemex, y la leche siga dejando buena lana, el Gobierno Federal se olvidará de gravarnos con impuestos absurdos para sostener el gasto corriente. En teoría, un país petrolero como México debería estar agradecidísimo de que el hidrocarburo llegue a ese precio. El cual, seamos objetivos, no es récord ni mucho menos: en dólares constantes, esto es, ajustando a la inflación, el precio más alto jamás visto ocurrió en 1979, cuando la caída del Sha puso al mundo energético patas arriba. Pero por ahí andamos, eso sí. Y los dos ceros en la etiqueta tienen un peso psicológico por encima de lo que digan estadísticas y tabulaciones.
Pero, como decíamos, ese precio también representa una mala noticia. Mejor dicho, varias malas noticias. Por un lado, los Estados Unidos tarde o temprano van a resentir el catorrazo… y eso no nos conviene. No sólo porque nuestras exportaciones se van a constreñir; sino porque la historia nos enseña que los gringos no racionalizan mucho esos fenómenos, y ventilan sus frustraciones sobre minorías, indocumentados e inmigrantes. Así pues, prepárense para una reducción en el sector exportador, y una probable ola de xenofobia que afectará a nuestros paisanos que andan por allá.
Por otro lado, que el Gobierno Federal reciba más dinero es una pésima noticia: como le cae dinero del cielo, se le hace fácil malgastarlo, desperdiciarlo o desaparecerlo. En lugar de crear un sistema fiscal moderno y eficiente, que nuestra realidad reclama a gritos, le resulta más fácil seguir dependiendo del petróleo. En vez de invertir para el futuro, haciendo cochinito para los inevitables años de vacas flacas, el Gobierno gasta a puños esos ingresos en gasto corriente. En lugar de invertir en carreteras, ferrocarriles, puertos y presas, el dinero petrolero se va en pagar burócratas. Los cuales, además, no generan ningún tipo de riqueza y nos salen en un ojo de la cara.
Otra faceta negativa del barril a cien dólares: Hugo Chávez seguirá teniendo recursos para sus planes megalomaniacos y desproporcionados. Y aunque está aumentando la Oposición a sus planes de convertirse en dictador perpetuo, mientras siga teniendo con qué financiarse, va a estar difícil que alguien le ponga un alto.
Así pues, seguimos dándole la razón a López Velarde cuando, hace casi un siglo, nos salió con aquello de que a México “el Niño Dios te escrituró un establo/ y los veneros de petróleo el Diablo”. Pues sí.