Para sacar a los inútiles a carcajadas
Si usted (como gente decente que es) ya se hartó de la ineptitud, mediocridad, patanería y desvergüenza de nuestra clase política, créame que no se encuentra solo. De hecho, en estos albores del siglo XXI, la percepción que la mayoría de la gente en todo el mundo tiene de los políticos, es de las más negativas desde que se empezaron a medir ese tipo de cosas.
En algunos países, de hecho, con cierta periodicidad surgen movimientos populares más o menos espontáneos y generalmente bien desorganizados, que pretenden un remedio tajante y a fondo de la situación. En Estados Unidos, por ejemplo, ello suele concretarse en las calcomanías para defensa de automóvil que llevan la leyenda: “¡Arrojemos fuera a los vagos!” (Let’s throw the bums out!). Fuera del Congreso, de la Casa Blanca, del Palacio de Gobierno. La tentación de hacer tabula rasa y patear a todos los políticos de regreso a sus casas es universalmente acariciada.
Pero hay quienes tienen más capacidad organizativa y de convocatoria que otros. Y que pueden encarrilar a miles de insatisfechos ciudadanos a demostrarle a la clase política que ya están hasta el copete de su incapacidad y corrupción. Ello lo ha venido demostrando un cómico italiano llamado Beppe Grillo.
Este humorista, que ya tiene varias décadas dando la función, ha emprendido una cruzada particular para barrer con todo el mugrero que es la política italiana… la cual, créanme, se da un quien-vive con la mexicana en cuanto a niveles de cinismo, ineptitud y corrupción se refiere. Claro que al menos allá tienen prosperidad y un buen nivel de vida. Y a millones de italianas, que compensan lo que sea.
El caso es que Grillo ha orquestado un movimiento de protesta que no sólo ha logrado recolectar cientos de miles de firmas y logrado que una seña muy común (la V hecha con dos dedos) se convierta en una señal obscena dirigida a los políticos italianos; sino que su blog (beppegrillo.it) es uno de los más visitados del mundo. Su objetivo es lograr una remoción completa de la clase política italiana y sanear sus instituciones, un trabajo que se antoja más difícil que limpiar los establos de Augías a manguerazos.
Sus armas son un humor corrosivo y la muy italiana costumbre de argumentar todo a gritos. Además de manejar algunos datos muy interesantes. Por ejemplo, a una multitud le explica: “¿Saben cuántos senadores italianos tienen expedientes criminales? Uno de cada diez. ¿Y saben cuánta gente en el Bronx, el barrio más peligroso de Nueva York, los tiene? Uno de cada quince. ¡Los delincuentes del Bronx le tienen miedo a nuestra Cámara de Senadores!”
Algo por el estilo se podría decir de nuestro Poder Legislativo, la verdad.
En todo caso, hay que seguir de cerca las andanzas de Beppe Grillo. Algo me dice que puede generar lecciones aprovechables en este país latino, católico, desordenado, sucio, ruidoso y plagado de políticos ladrones. Si nos parecemos tanto… algo les podemos aprender.
