En muchas ocasiones nos preguntamos como padres ¿Qué regalar a nuestros hijos en esta Navidad? En primer lugar tendríamos que pensar si el significado de estas fechas consiste en regalar o celebrar el nacimiento de Jesucristo.
Sin el afán de tener una tendencia católica o de alguna otra religión, la intención del artículo está en función del regalo que los padres hacemos a los hijos, que en muchas de las ocasiones, es en función de la mercadotecnia observada a través de los medios de comunicación, principalmente los medios electrónicos.
En estos tiempos en donde la mayoría de los hogares los dos padres trabajan para contribuir a la economía familiar, y se carece de un tiempo para compartir y convivir con los hijos, los regalos muchas veces cumplen, a manera de compensar, estas necesidades básicas del crecimiento de nuestros hijos. Es así como los padres regalan en función de la modernidad y mayor tecnología posible, de manera que entre más costoso es el regalo, más cariño se le tiene a los hijos.
Habría que preguntarse si los hijos necesitan tales regalos, o más aún, si sabemos ¿qué es en realidad lo que ellos necesitan? Sería positivo para todo realizar una “encuesta” con nuestros hijos y tratar de comprender cuáles son sus necesidades. Lo más probable es que ni ellos mismos las conozcan ya que no han sido enseñados a reflexionar sobre sus verdaderas motivaciones, porque nosotros como su ejemplo tampoco lo hemos hecho.
Quien no ha escuchado la frase “Yo quiero que a mis hijos no les falte nada”, o “Yo quiero lo mejor para mis hijos”, o peor aún “Quiero que a mis hijos no les falte lo que a mí me faltó”. Estas afirmaciones nos hablan de que se piensa más en las necesidades propias que la de los hijos. El pretender darles a nuestros hijos lo que a nosotros nos faltó en primer lugar nos habla de compensación, cumplir a través del hijo, de lo que carecimos en nuestra infancia que ya se fue. En segundo lugar dejamos de lado la necesidad de los hijos, ya que es muy probable que nuestros hijos no necesiten lo mismo que nosotros.
Yo les invito a reflexionar más acerca de la paternidad en estas épocas navideñas, que no sólo consiste en satisfacer las necesidades económicas, de educación y salud, sino también de necesidades afectivas, esto es que les demostremos afecto, que les dediquemos tiempo y sobre todo que los incluyamos en nuestra agenda, involucrándonos en su desarrollo no sólo físico sino emocional.
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