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El esperado regreso de Hillary

Patricio de la Fuente G.K.

“Bill y yo iniciamos una conversación hace treinta años y aún seguimos platicando. Él sigue siendo el hombre más interesante que conozco”.

Hillary Rodham Clinton, Mi Vida

¿Regreso o quizá nunca se fue? Lo cierto es que la senadora por Nueva York se ha convertido en la más visible –y polémica- contendiente a La Casa Blanca por un sinfín de razones. Aunque la realpolitik norteamericana es impredecible como pocas y la carrera por ganar dista de estar resuelta, el que un individuo del calibre intelectual, capaz de levantar todas las pasiones (ya sean de amor u odio) y la estatura de Hillary Clinton -llamarla la mujer más famosa del orbe no constituye exageración alguna- diga “de esta agua sí beberé”, sin duda cambia la alineación hacia un 2008 que se prevé cerrado y poco certero.

De algo estamos convencidos y las cifras nos avalan: los tropiezos y la manera errática en que la actual Administración ha venido conduciéndose arrojan como saldo el que un gran número de electores sienta como necesario el sacar de Washington de una buena vez, a George W. Bush y su pandilla de maniáticos. La verborrea de Irak es tonada sumamente escuchada, ha llegado la hora de pagar facturas atrasadas y el pueblo se encuentra listo para hacerlo.

Si queremos explicar a Hillary sería importante remontarnos a sus tiempos como Primera Dama. Cuenta el cuento –verdadero y comprobable- que durante una gira presidencial ella y su marido entraron a un expendio de hamburguesas. Cuál sería la sorpresa de ambos cuando atrás del mostrador divisan, nada más y nada menos, que al antiguo novio de secundaria de la hoy legisladora demócrata. Me pregunto cómo habría resultado tu vida si te hubieras casado con él, afirmó William Clinton. Bueno, seguramente él sería el presidente, respondió lacónica esta increíble mujer.

El binomio Bill-Hillary, más que un matrimonio constituye una asociación política e ideológica que, aunque no ha estado exenta de momentos críticos, sigue funcionando bien transcurridas tres décadas. Después de haberlo apoyado a alcanzar todos sus objetivos como hombre público, ahora es el turno del ex presidente de prestarle ayuda a su mujer en su pretensión por convertirse en la primera mujer que ocupe la posición más sensible e influyente del mundo: la Presidencia norteamericana.

A partir de su entrada al Senado, Hillary Clinton busca distanciarse de su imagen como “feminista radical” interesada en agendas y posturas de la izquierda y así hace suyos temas centrales que afectan a una gran parte del electorado. Su sensibilidad, el sentido de tiempo y oportunidad, además de un bagaje que únicamente se adquiere después de haber jugado por muchos años en las grandes ligas, la han convertido en la carta fuerte del Partido Demócrata frente a los comicios de 2008. A tan sólo siete años como senadora, Clinton da muestras de cuán influyente es dentro de dicha rama del Gobierno al participar en distintos comités: Servicios Armados, Ambiente, Salud, Educación, Tercera Edad, Trabajo y Pensiones, además de varios subcomités donde se toman decisiones neurálgicas para el futuro de sus constituyentes.

En Estados Unidos –quizá más que en ninguna parte del mundo- la carrera por la Presidencia y la recaudación de fondos van estrechamente ligadas de la mano. Si de encontrar dinero se trata, nadie como los Clinton. Sus relaciones de alto nivel, el carisma de Bill Clinton y una capacidad de persuasión sin paralelo, los hace reyes entre reyes. Nadie como ella ha gastado tal cantidad de billetes verdes en su campaña para el Senado: quizá por ello en 2000 obtuvo el 55 por ciento de los votos y ya para 2006 –cuando se reeligió- sus cifras oscilaban entre el 66 y 67 por ciento. Impresionante.

En lo que ha denominado “mi campaña exploratoria hacia 2008” –algo tan poco creíble como el “denme por muerto” del ahora sí difunto en vida López Obrador- lleva recolectados alrededor de treinta millones de dólares –de enero para acá-, cifra que por razones del todo conocidas irá “in crescendo” a lo largo de los meses. ¿Su as bajo la manga? Bill Clinton: por mucho el más carismático político de la Unión Americana e indiscutiblemente uno de los más grandes presidentes de la historia moderna.

En nuestro orbe contamos con varias mandatarias. ¿Es tan osado querer para Estados Unidos a Hillary? No es tanto rumiarle al asunto de las cuotas y el género. Hay quienes nacen para algo grande…

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