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El festejo de la ilusión

La música y el futbol Juan Villoro habló también de...
¿Qué prefieres? ¿El gol de Maradona o el de Messi que son casi iguales?
■ Prefiero el de Maradona por el escenario: un mundial y ante Inglaterra, pues no se pueden comparar. Además de que es el original de una obra maestra, alguien puede imitar La Mona Lisa perfectamente pero no es La Mona Lisa original.
Otra de las grandes pasiones de Juan Villoro es el rock y la música en general. Con qué canción acompañarías el gol de Maradona de México 86 contra Inglaterra.
■ Pues Andrés Calamaro le hizo Maradona, la cual es una canción muy bonita y me gusta mucho porque es una
canción muy sentida. Es la canción justa para ese gol.
Para ver el show de Cuauhtémoc Blanco.
■ Algo de ponchis, ponchis va con él. ¿Y para las clásicas derrotas de México en los mundiales?
■ La Vida no Vale Nada de José Alfredo Jiménez (risas).

La música y el futbol Juan Villoro habló también de... ¿Qué prefieres? ¿El gol de Maradona o el de Messi que son casi iguales? ■ Prefiero el de Maradona por el escenario: un mundial y ante Inglaterra, pues no se pueden comparar. Además de que es el original de una obra maestra, alguien puede imitar La Mona Lisa perfectamente pero no es La Mona Lisa original. Otra de las grandes pasiones de Juan Villoro es el rock y la música en general. Con qué canción acompañarías el gol de Maradona de México 86 contra Inglaterra. ■ Pues Andrés Calamaro le hizo Maradona, la cual es una canción muy bonita y me gusta mucho porque es una canción muy sentida. Es la canción justa para ese gol. Para ver el show de Cuauhtémoc Blanco. ■ Algo de ponchis, ponchis va con él. ¿Y para las clásicas derrotas de México en los mundiales? ■ La Vida no Vale Nada de José Alfredo Jiménez (risas).

LUIS GUILLERMO HERNÁNDEZ ARANDA EL SIGLO DE TORREÓN

Juan Villoro opina que el futbol es para los mexicanos una aspiración de lo que quisieran en la vida real

Torreón, Coah.- Juan Villoro ha hecho de la crónica una de sus principales herramientas para escribir sobre causas perdidas y prometedoras. Sus textos lo mismo abordan la caravana del Ejército Zapatista al Distrito Federal, que la primera visita de U2 a México.

Autor de novelas e incluso cuentos para niños como El Profesor Zíper y la Fabulosa Guitarra Eléctrica (Alfaguara/CNCA, 1992), Villoro siente una gran pasión por el futbol que lo ha llevado a escribir libros como Los Once de la Tribu y Dios es Redondo, en cuyos textos uno descubre que todavía hay mucho qué decir del deporte más popular del mundo el cual ejerce una enorme influencia en nuestra forma de ser y pensar como mexicanos. Ya que como dice Villoro “el futbol es el regreso a la tribu, cuando estamos gritando con la cara pintada, las artochas, nos damos vacaciones de la civilización”.

El autor de El Disparo de Argón estuvo en Torreón el pasado martes para ofrecer la conferencia El Estadio Individual: Una Visión Literaria del Futbol, organizada por la nueva licenciatura en Humanidades y Ciencias Sociales del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey.

La cita para la entrevista es el restaurante del hotel donde se hospeda. Vestido de saco negro y pantalón de mezclilla, Villoro atrae las miradas de algunos comensales que lo reconocen por su participación en los programas deportivos de Televisa Deportes en el Mundial de Alemania 2006.

El escritor Albert Camus decía que “la pelota nunca iba hacia donde uno la

espera”. Así también es la vida, nunca sabemos qué nos va a pasar, ¿este es el encanto que tiene el futbol para convertirlo en el deporte más popular del mundo?

Tiene algunas posiciones que lo convierten en un deporte sumamente seductor. Lo que decía Camus era muy cierto, él fue portero, entonces en esa posición nunca sabes por dónde te va a llegar un tiro. Camus como portero fue una persona que debió someterse a la tensión del penalti, creo que por eso escribió uno de los mejores alegatos contra la pena de muerte que existen, porque sabía lo que se siente ser fusilado. Este tipo de circunstancia es lo que hace que lo que vives en la cancha, muchas veces lo puedas aplicar moralmente en tu vida.

El futbol tiene el encanto de ser un deporte primitivo en el mejor de los sentidos: es muy sencillo, no tiene reglas, se puede jugar prácticamente en cualquier lugar, además de que no requiere de grandes aditamentos. También el futbol es muy democrático en el aspecto físico, tú puedes ser bajito y rechoncho y ser Maradona, o ser una persona no muy fuerte, ni muy alto, ni tener una habilidad física especial y ser Beckenbahuer. No se requiere como en el futbol americano o en el basquetbol un cuerpo atlético especial.

Además el futbol es un deporte que admite de manera muy justa el empate, que eso es raro ya que hay deportes que necesariamente terminan en la noción del triunfo a través del desempate, que se resisten a salir del estadio sin saber quién fue el ganador. Esto de que los dos fueron iguales, incluso empatando a cero como un no resultado es algo interesante del futbol.

Todas estas cosas son las que nos permiten que el futbol nos remita a la infancia y que durante 90 minutos podamos recuperar la ilusión que los héroes son posibles, en que la justicia depende de una pelota y que el sentido del juego es lo más importante. Ese sentido del juego es muy importante ya que nos involucramos en la piel de los futbolistas como nuestros delegados, esto hace que el futbol cautive.

Mencionabas el aspecto democrático del juego donde el gordito chaparro puede ser Maradona, además de que todos sean iguales en la condición del empate. Pero este fenómeno democrático ¿cómo nos atrae a los mexicanos cuando nuestro país no se ha caracterizado precisamente por la democracia?

Otro de los aspectos democráticos del futbol es el juego de conjunto, nosotros vemos grandes equipos como el de los galácticos del Real Madrid que fue un equipo constituido a partir de individualidades. Vemos también escuadras de rango mundial como el Chelsea que tiene a jugadores de cuatro continentes, sin embargo hay equipos menores que ellos como el Liverpool que no tienen estrellas definidas y que practican un juego de conjunto y les ganan a las individualidades. Esta idea de que un todo puede más que las partes, con las excepciones por supuesto de los jugadores que marcan las diferencias, también le da un sentido democrático al juego.

Es interesante ver el futbol como una realidad, pero también como una aspiración. Muchas veces para nosotros el futbol ha sido una aspiración de lo que quisiéramos que ocurriera, a nosotros nos gustaría tener un país que fuera como el de los muchachos de la Sub 17 que ganaron por goliza a Holanda y luego a Brasil. Muchachos sin complejos que se divertían, metían un gol y no se enconchaban como los equipos mayores en México sino que iban por el segundo o el tercer gol si era posible. Entonces ese tipo de actitud y soberanía muchas veces nos gustaría tener como país. Los deportes, y particularmente el futbol, sirven no como una realidad sino como una aspiración de lo que quisiéremos tener.

En tu texto titulado El Balón y la Cabeza citas a Tolstoi, quien afirmaba que las familias felices no dan novelas, lo cual tu relacionas con la final de 1974 donde Holanda jugaba muy bien pero no tenía una historia de tragedia como los alemanes que a la postre resultaron campeones, pero México tiene una

historia llena de tragedias y no ganamos nada.

(Risas) Tenemos ya pedigrí de sufrimiento que de hecho nos debería hacer campeones del mundo.

Así es, entonces qué pasa con nuestra condición de tragedia.

Creo que las situaciones para que México tenga un mal futbol son muchas. Primero que nada y es lo que me interesa, es que tenemos una de las mejores aficiones con un equipo que nunca ha estado a la altura de la pasión de la gente. En mi libro Dios es Redondo digo en broma que si hubiera un mundial de públicos a lo mejor la final sería Escocia-México, dos aficiones muy entregadas, muy nobles a equipos que no les responden.

Tenemos una vocación de apoyo muy superior a lo que nos da el equipo, eso define mucho cómo somos los mexicanos, como tenemos un sentido de comunidad que va mucho más allá de la realidad. Para nosotros la fiesta, el acontecimiento, puede ser un pretexto pálido, ya ni sabemos que pasó en la Batalla del 5 de mayo de Puebla, pero ahí está la fiesta de los mexicanos en Estados Unidos y es el día nacional de los chicanos con una fuerza independientemente de que sepan quién fue el General Ignacio Zaragoza.

Tenemos el gusto de ser nuestro propio espectáculo cuando estamos constituidos como público, entonces muchas veces en México lo más importante es el público más allá de lo que pase sobre un escenario o una cancha. Ya pasando a la situación de la cancha tenemos problemas estructurales gravísimos. Una liga muy corrupta, en México se gana más traspasando jugadores que conquistando títulos. Es una liga de promotores que ganan comisión, los técnicos ganan comisión, los directivos y jugadores ganan comisión. Esto hace que el verdadero negocio de un futbolista sea cambiar de equipo, al final de sus días un futbolista pasó por 12 equipos, obviamente no tuvo una trayectoria estable porque está cambiando constantemente de residencia. Otro problema son los torneos cortos porque no se pueden hacer planes a largo plazo, además de que el futbol es un negocio muy fuerte que mueve mucho dinero. Esto hace que haya jugadores sobrepagados, por lo que no tratan de foguearse en el extranjero.

Entonces los futbolistas mexicanos son como los políticos, se burocratizan y ganan bien.

Se burocratizan, cobran, ganan mucho y paradójicamente no tienen derechos. Los futbolistas mexicanos están al margen de la Constitución, no hay sindicato de futbolistas como en otros países donde sí lo tienen.

EL JUEGO DE LA ILUSIÓN

Recientemente el Santos se salvó del descenso y festejamos como si fuéramos campeones, ¿por qué tendemos a celebrar la mediocridad?

Mira cada quien celebra lo que puede y los mexicanos nos tenemos que ajustar a las condiciones que nos permiten seguir con la fiesta y la ilusión. El futbol no es siempre una realidad, ya que se juega también con la mente. Entonces muchas veces lo que el futbol te permite no es el resultado que está en el marcador, sino la ilusión que eso va a seguir. ¿De qué se salvaba el Santos? De ir al infierno, de pasar a otra categoría, el aficionado no conserva ninguna realidad pero conserva la ilusión de que va haber partidos trascendentes para la gente. Muchas veces sólo se logra eso, por ejemplo calificas a un Mundial, no sabes cómo te va a ir pero eso ya refuerza tus anhelos. Entonces muchas veces el futbol depende más de mantener y conservar un anhelo que de sostener una realidad, porque si el aficionado mexicano fuera una persona científicamente realista cambiaría y estaría viendo el golf con Lorena Ochoa.

Y qué pasa cuando la ilusión es secuestrada por los políticos. Aquí el gobernador, Humberto Moreira, y el alcalde, José Ángel Pérez, publicaron desplegados apoyando y felicitando al Santos.

Es una gran tentación de todos los políticos. Platicando una vez con el rector Juan Ramón de La Fuente, que entró en una situación lamentable después de una huelga de un año, abordamos el tema del futbol y lo le pregunté que sí estaba entre sus prioridades y me respondió que no de manera inmediata, pero que la comunidad universitaria sólo se va a sentir bien si regresa Hugo Sánchez y somos campeones… fue lo que pasó. El rector tenía una idea muy clara de cómo una comunidad se siente respaldada con un triunfo futbolístico. En este caso el rector no tenía mucha injerencia más que hacer una buena gestión, en el caso de los políticos si hay mucho dinero de por medio que no debería de ir ahí. Por ejemplo dinero para obras públicas que se desplazan para la construcción de un estadio pero que es de propiedad privada, lo hemos visto en Aguascalientes, Veracruz, el mismo Pachuca ha tenido un gran apoyo del gobierno del estado. Esto se mezcla de una forma abusiva porque el futbol es una tarjeta de presentación de lujo para cualquier político aunque el equipo pierda. Es garantía de que la gente tiene algo que hacer, está ilusionada, entonces es la gestión de la ilusión. Los políticos son gestores de la ilusión y ellos ganan más con algo que le prometan a la gente que sea positivo que con una obra bien hecha que no va a tener tanta publicidad. Este fenómeno no es exclusivo de México, en Italia Berlusconi llegó a la presidencia por ser el presidente del Milán.

Para Juan Villoro cuál sería los Once de la Tribu ideal de todos los tiempos, tu alineación perfecta?

Híjole es muy difícil, me vienen a la mente tantos jugadores. En la portería estaría Lev Yashin, la Araña Rusa, que fue un portero extraordinario. Enfrente de él ya empiezan los problemas y las alineaciones raras, porque por ejemplo a mi me gusta mucho Paolo Maldini como defensa central, pero cómo lo combinas con Beckenbahuer. Entonces es difícil llegar al once ideal porque cómo acomodas a Pelé y a Maradona, no sé si se ayudarían en la media cancha.

¿Estaría algún mexicano?

El único que tendría posibilidades es Hugo Sánchez, pero yo creo que estaría de cambio para entrar en los últimos diez minutos y hacer un gol de último momento.

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