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¿El gigante dormido?

Genaro Lozano

La reforma migratoria en Estados Unidos ha regresado a la discusión en el Congreso de Estados Unidos. El presidente Bush relanzó, la semana pasada, en Arizona sus esfuerzos para convencer a la opinión pública de su país y a sus correligionarios en el Congreso sobre la necesidad de una nueva Ley migratoria. Los próximos meses serán decisivos para el futuro de millones de inmigrantes ilegales que viven y trabajan en Estados Unidos, pero ante todo esto ¿qué está pasando con el movimiento por los derechos de los inmigrantes?

El año pasado las principales ciudades estadounidenses fueron abarrotadas por millones de personas que salieron a las calles a demandar una reforma migratoria. El poder de convocatoria de esas movilizaciones fue tan grande de Los Ángeles a Nueva York que en los medios de comunicación se hablaba sobre el “despertar de un gigante” que había decidido dejar la clandestinidad en demanda de sus derechos.

Sin embargo, esas movilizaciones no sólo trajeron esperanza para los hispanos, sino también un efecto colateral: la opinión pública conservadora se asustó y se creyó los argumentos de la supuesta “amenaza hispana” a la cultura anglosajona, lanzados desde la academia por el politólogo Samuel Huntington. Como consecuencia a las marchas hispanas, las propuestas de los políticos republicanos más conservadores se radicalizaron y las iniciativas más duras contra los inmigrantes, como la Ley Sensenbrenner con su muro fronterizo, recibieron un fuerte apoyo. Muchos analistas concluyeron que mostrar el músculo hispano era tan contraproducente para la causa de los inmigrantes como el activismo del Gobierno de Vicente Fox por una reforma migratoria.

Este año ha sucedido justo lo inverso. El Gobierno de Felipe Calderón ha “desmigratizado” la relación bilateral con Washington y el movimiento inmigrante parece haber regresado a los brazos de Morfeo. Las marchas hispanas que hemos visto este mes resultan pálidas, comparadas con las de 2006. La convocatoria más exitosa apenas ha reunido unas cien mil personas y los líderes de los medios hispanos, como un escuchadísimo conductor de radio apodado “Piolín”, ya no parecen apoyar los esfuerzos de los organizadores latinos.

El gigante parece haberse dormido. No hay un líder nacional que le dé una voz única a las diferentes coaliciones por los derechos de los inmigrantes. No hay un César Chávez, el líder mexicoamericano que en los años sesenta lideró la campaña por los derechos de los trabajadores inmigrantes agrícolas, tampoco hay un precandidato a la Presidencia, ni demócrata ni republicano, que defienda a los inmigrantes, pero tampoco hay un Vicente Fox con su declaracionitis.

Sin embargo, el gigante no está dormido. Varias organizaciones siguen intentando darle una forma más homogénea y ordenada, pero también más amplia, al movimiento por los derechos de los inmigrantes. Una de esas organizaciones tiene información sobre las acciones a tomar en los próximos meses en el sitio www.april10.org en el que llama a escribir cartas a los representantes, participar en el boicot comercial del primero de mayo y a organizar marchas familiares para enseñar el rostro amable de los inmigrantes.

A la par, el que parece ser el único defensor de los inmigrantes en el Gobierno estadounidense, el presidente Bush, está maniatado por un Congreso opositor y por los grupos más conservadores y antimigrantes de su partido. Sin embargo, Bush está echando toda la carne al asador al llamar al Congreso a legislar una nueva Ley migratoria. En la aprobación de tal Ley, Bush se juega la palabra, pues prometió a los hispanos una Ley favorable desde que llegó a la Casa Blanca, en 2001. Por ello resulta importante ver cuáles han sido sus estrategias en las últimas semanas, como el discurso de Arizona, para convencer a los legisladores.

El gigante hispano no está dormido del todo y si se logra una reforma migratoria favorable, las lecciones de movilización y activismo político de los inmigrantes podrían ser el precedente de un importante renacimiento político de los hispanos en Estados Unidos.

Miembro del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales.

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