Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

El Mejor Amigo del Hombre / “CLAUDIO”

Arturo Castañeda Orduña

Hola, mi nombre es Claudio y ésta es mi historia.

Hace mucho tiempo viví la mejor experiencia de mí vida; fui adoptado. Al principio fue muy triste separarme de mis hermanitos, pero después tuve una gran sorpresa. Cuando llegué a mi nuevo hogar era un tierno cachorrito que llevaban a todos lados, me daban mucho amor, caricias y en muy poco tiempo conocí las casas de los amigos y familiares de mis amos. Incluso tenía mi propia cobija en el carro y algún juguete por si me aburría de ver por la ventana. Yo era muy feliz y siempre pensé que ellos también. Cuando mis amos salían a trabajar o a la escuela me dejaban en un reducido patio y yo aullaba para llamarlos; nunca llegaban y en ocasiones mejor me dormía para no sentirme tan solo.

Poco a poco fui creciendo y de igual manera se fueron acabando mis paseos en el carro. De ser aquel lindo y tierno cachorrito ahora era un joven que ya nadie tomaba en cuenta. Me dejaban salir solo a la calle y en ocasiones se olvidaban de meterme al reducido patio. A veces me alejaba de mi casa y con el tiempo empecé a frecuentar un mercado cercano a mi casa. Algunas veces corrí con la suerte de no ser atropellado, otras veces encontraba sobras en la basura y bebía agua de los charcos cercanos a un taller. El tiempo siguió pasando hasta volverme adulto y el interés de mis amos fue mínimo. Yo andaba todo lleno de tierra y mugre.

Un día recuerdo que mientras husmeaba en una bolsa de basura pasó un señor con un perro como yo atado a una correa y me dio comida. Fue mi primera comida limpia en mucho tiempo. Día tras día el señor me dejaba comida cerca de un terreno. Gracias a él tenía dos comidas diarias; una durante el día de la basura y otra calientita por las noches. A veces una señora me dejaba botes con agua cerca de su puerta, y poco a poco me acostumbré a dormir en las casas de quienes me alimentaban.

Varias veces vi a mis dueños pasar cerca de mí sin tomarme en cuenta, a veces a punta de escoba me regresaban a su casa, pero luego al día siguiente me abrían la puerta para que saliera y cuando regresaba ya estaba cerrada y no había nadie. Poco a poco entendí que tal vez los que me alimentaban se quejaban de mí y opté por mejor irme lejos, muy lejos.

Hoy extraño todo eso, pero estoy feliz porque ya no soy una carga para nadie. Hace unos cuantos minutos sentí un calor y una opresión. Me duele mucho, pero alcancé a cruzar la calle. Estoy en una sombra cerca de una casa y escucho a una niña decirle a su mama que ella vio cuando atropellaron un perro. ¡Pobrecita! Se escucha asustada y preocupada. Lentamente me voy durmiendo y deja de dolerme, pero alcanzo a sentir una mano suave en mi cabeza y veo como la niña me dice que ella me adopta, que nunca me va dejar; que me levante y todo será mejor. Yo desconfío de esas palabras. ¡Tú no tienes la culpa de mi desconfianza pequeña! Si tú supieras que por culpa de los adultos me ha sucedido esto. Tan sólo quiero descansar, ¡por favor déjame descansar!

Sólo quiero decirte algo antes de irme, si tú estás leyendo esto significa que tienes en tus manos el destino de mis hermanos perros, es algo muy sencillo lo que te estoy pidiendo; pregona el amor y el respeto a los animales, yo desde el cielo te lo agradeceré.

Wolfschauze@ieee.org

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 275043

elsiglo.mx