Y ésta es nuestra realidad, volteando a ver lo que ha sucedido en estos últimos días alrededor del mundo y en especial a los perros me he dado cuenta que existen muchas historias llenas de dolor, tristeza, irresponsabilidad e incluso odio. Somos pocos los que vemos a los perros con bondad, cariño, y buenos sentimientos. La pregunta es: ¿Acaso esto es lo que estamos buscando para nuestros hijos? Al paso que vamos estamos demostrando que es normal patear al perro porque mordisqueó un calcetín del tendedero, que su alimentación debe ser a base de sobras, y que tenerlo en el techo de la casa es algo muy normal.
Desgraciadamente nosotros mismos fomentamos este tipo de violencia al hacer comentarios tan absurdos como por ejemplo:
Si no se va ese perro lo corro o lo enveneno.
No te le acerques a ese perro pulgoso y mugroso.
No quiero a ese perro destructor.
Mi perro ya está viejo y enfermo y yo no tengo paciencia ni corazón para dormirlo, mejor lo aventamos a la calle.
No voy a estar recogiéndole sus porquerías a ese perro, si sigue así se va a la calle.
La perra regresó embarazada, se va a la calle por desentendida.
Cómo ladra ese perro, hay que pegarle para que deje de molestar.
Y la lista es interminable, creo que todos debemos de poner un poco más de atención en nuestra manera de expresarnos y de sentir hacia nuestros amigos caninos. Ellos siempre están dispuestos a cuidarnos, escucharnos, comprendernos y a darnos todo su amor incondicional. Creo que lo menos que podemos hacer por ellos es darles un trato digno.
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