Suciedad, acumulación de basura, malos olores y una serie de irregularidades se conjugan y resaltan a simple vista.
El Siglo de Durango
En el abandono y el descuido total opera el Mercado de Abastos Francisco Villa en la ciudad de Durango.
Suciedad, acumulación de basura, malos olores y una serie de irregularidades se conjugan y resaltan a simple vista.
Según lo detectó El Siglo de Durango en un recorrido hecho por este lugar, la buena apariencia y la limpieza son características que poco interesan a los locatarios.
Y es que la presencia de desperdicio, la concentración de bolsas de basura, la manifestación de un mal aspecto es notorio casi desde que se entra a este sitio, ubicado por el bulevar Francisco Villa, al nororiente de la ciudad.
Debajo de las camionetas que permanecen estacionadas a las afueras de los locales de frutas y verduras es evidente la concentración de desechos, lo cual propicia no sólo mal aspecto, sino insalubridad.
Hay partes donde la gente humilde todavía se anima a hurgar entre desperdicios y basura en busca de algún fruto o algún alimento que pueda servir para revenderlo o para preparar los alimentos del día.
En otros segmentos el cartón se abandona y se expone en el afán de que algún pepenador lo junte y recoja; sin embargo, cuando esto no ocurre la sensación de descuido se hace todavía más notoria.
Bichos de todo tipo, en algunos casos hasta gusanos y larvas propias de la comida en estado de putrefacción. De todo se encuentra en las banquetas y debajo de ellas, en el arroyo de las calles del Mercado Francisco Villa.
Otro factor que resalta es el de la humedad, quizá derivada de las últimas lluvias o del agua que derraman los locatarios, ya que se suma a los elementos negativos de la imagen visual.
Sin embargo, aunado a ello el agua y los encharcamientos dan un elemento más de insalubridad al entorno en el que se encuentra el principal mercado de abastos que hay en la capital duranguense.