El término Mesías es definido por el diccionario de la Real Academia española como: “Sujeto real o imaginario en cuyo advenimiento hay puesta confianza inmotivada o desmesurada”. Este concepto prueba que el mesianismo no debe aplicarse estrictamente a cuestiones religiosas, aunque por sus antecedentes hebraicos se le vincule estrechamente a la doctrina cristiana.
Este “ungido” al que nos referiremos en esta columna se llama César Luis Menotti, cuya llegada al futbol mexicano ha generado toda clase de opiniones, despabilando el gris inicio del Apertura 2007.
Son los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara quienes, luego de despedir a Darío Franco, deciden darle el enésimo aire al “flaco” y lo traen desde Argentina para arreglar los desperfectos generados por una dirigencia incapaz y miope, seguramente por un buen puñado de dólares.
Considero que para efectuar un análisis imparcial debe separarse a Menotti del club que lo contrata, independientemente que al final sus destinos confluyan y se conviertan en una sola realidad.
Los Tecos conforman una entidad especial dentro del futbol mexicano; integrantes de la vasta red de negocios de la familia Leaño se han manejado de un modo unipersonal, caprichoso y casi feudal en las decisiones concernientes al manejo del equipo. Por ello no resulta extraño que hayan tenido en su historial más entrenadores que años en Primera División y que el nepotismo sea la divisa corporativa del club.
Por otro lado, viene a México un director técnico de gran personalidad, generador de toda una corriente de pensamiento filosófico aplicado al balompié pero que hace muchos años no gana nada y quizá en eso se centren las críticas a su contratación.
Menotti es un apasionado defensor del futbol sin trampas, del respeto al espectador y de la estrecha comunicación con el jugador, lo que lo ha convertido en una especie de “rara avis” en un mundo donde el técnico se vuelve especulador, tacaño y esclavo de los resultados.
Es, además, fundador de una escuela caracterizada por el buen decir de sus alumnos; baste recordar a Jorge Valdano, Miguel Ángel Cappa y otros muchos recomendados que son verdaderos poetas a la hora de hablar pero que, emulando al maestro, son parcos a la hora de conseguir títulos.
He oído a algunos especialistas aplaudir la llegada de César Luis bajo los argumentos de, “no se puede criticar a un campeón del mundo” o “Menotti descubrió el talento en el futbol mexicano”, o esta maravilla, “nos puso en el mapa mundial”, y algunas otras sandeces que más bien obedecen al malinchismo rampante que vivimos y que obliga a seguir cambiando espejitos por oro.
Lo cierto es que ese historial que recomienda a Menotti es su peor enemigo pues efectivamente se trata de un director técnico divorciado, hace mucho, de los títulos.
Tecos tampoco está diseñado para campeón, por lo que en ese sentido están a mano.
Ojalá que el “flaco” deje enseñanzas pues nadie puede dudar de la sabiduría acumulada en su andar. Suerte para él y para los diez que acompañen a Juan Carlos Leaño en la alineación.