Una vez más los números fríos de los censos poblacionales apabullan a la ceguera política del Congreso norteamericano.
A principios de 2006 se confirmó que la primera minoría de la población de Estados Unidos es de origen hispano con 44.3 millones de habitantes superando a la raza negra, a los asiáticos y a los indios americanos, entre otras etnias.
La semana pasada la Oficina del Censo reveló datos más contundentes: un total de 303 condados de los 3,141 condados de la Unión Americana, es decir uno de cada diez, cuenta con poblaciones donde más del 50% son minorías étnicas con predominio hispano.
De acuerdo a dicho sondeo, el Condado de Los Ángeles se reafirmó como el de mayor concentración de latinos con un total de 4.7 millones de habitantes.
A su vez el Condado de Maricopa, cuya principal ciudad es Phoenix, registró en un año el mayor crecimiento de hispanos con 71 mil, la mayoría de origen mexicano que se trasladan a esa región para trabajar en la construcción, el comercio y el turismo.
Todo esto ocurre mientras en Washington los legisladores cerraron las puertas a un proceso de legalizar a doce millones de indocumentados que viven, trabajan, compran y se educan en la Unión Americana. Paradójicamente en lugares en donde el ambiente contra los inmigrantes es más hostil como Arizona, se detectó un mayor crecimiento de las minorías étnicas.
En Dallas, Texas, un condado de sólida raíz capitalista anglosajona, su población mayoritaria es ya de origen hispano con el 37.7 por ciento contra el 36.1 por ciento de población blanca. También Denver se convirtió en un condado con mayoría de hispanos.
Otro dato contundente y aterrador para los grupos xenofóbicos de Norteamérica que olvidan que los primeros en poblar este país fueron indios: en el último año la población creció 2.9 millones de habitantes de los cuales 1.4 millones correspondió a hispanos.
De acuerdo a la Oficina del Censo, las diez ciudades con mayor población hispana son Los Ángeles, Chicago, Miami, Nueva York, Houston, San Antonio, Phoenix, Orange Country, San Bernardino y San Diego, California.
Todas estas ciudades superan o están muy cerca de llegar al millón de habitantes de origen hispano, pero hay por lo menos otras veinte ciudades o condados en donde los índices de población latina andan por encima del medio millón de personas.
California es hoy en día el estado con el mayor número de hispanos con un total de 13 millones de habitantes, seguida de Texas, Florida, Nueva York e Illinois.
Expertos señalan que estas tendencias de crecimiento de las minorías, en especial de los hispanos, confirman la necesidad de realizar cambios profundos en la educación, los servicios de salud y evidentemente en la legislación migratoria.
A estas alturas resulta ya imposible tapar el Sol con un dedo y negarse a aceptar que las tendencias de los flujos inmigrantes son irreversibles.
Cuando los indocumentados sean legalizados, este país cambiará favorablemente. Unos doce millones de seres humanos saldrán de la oscuridad y podrán comprar casas, abrir negocios, obtener créditos para autos, becas en universidades, pagar impuestos y asimilarse a un país que hasta ahora sólo ha utilizado su mano de obra barata y eficiente.
Bien dicen que el miedo no anda en burro y si somos realistas el temor de fondo entre los norteamericanos racistas es perder la mayoría poblacional en un país que hace unas décadas era predominantemente anglosajón y de habla inglesa.
Desde luego esto no ocurrirá en el corto plazo, tendrían que pasar unos cien años para que alguna minoría étnica como la hispana logre ser mayoría en todo el país.
Pero si así sucede será a pesar de los xenofóbicos y del muro de Bush, lo más importante hoy en día es reconocer una realidad irrebatible como es el crecimiento de la inmigración por razones sociales, económicas e históricas.
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