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El mimbre original sigue decorando los exteriores de muchas viviendas.
El mimbre es el material que, junto con la teca, ha servido tradicionalmente de materia prima para la fabricación de muebles de exterior.
En su origen, esta fibra exclusiva de mobiliario para el verano era altamente sensible a los cambios climáticos.
La investigación en torno a su resistencia y la tecnología actual han logrado que salgan al mercado muchos productos sintéticos de gran calidad imitando sus características.
Sin embargo, el mimbre original sigue decorando los exteriores de muchas viviendas, que continúan fieles a su uso, en busca de la extraordinaria frescura que ofrece este material durante los meses más calurosos.
Otro punto a favor del mimbre es su ligereza, un aspecto que facilita el traslado de los muebles de un sitio a otro del jardín.
¿Dañado?
La sensibilidad de las uniones a veces provoca roturas, cuando observemos desperfectos en alguna de nuestras piezas de mimbre, no hay que darlas por perdidas pues este tipo de daño es fácil de reparar.
"Lo que se debe hacer, en primer lugar, es limpiar a conciencia el polvo, astillas y los restos de grasa que tenga la pieza.
Esta tarea resultará más fácil si se utiliza un cepillo de púas de raíz y un poco de tierra abrasiva. Ambos productos se adquieren con facilidad en la ferretería.
Hay que procurar extraer toda la suciedad acumulada, especialmente en las zonas más entrelazadas de la estructura. Después, deberá enjuagar muy bien, a ser posible con ayuda de una manguera", explica el interiorista Alberto Fernández, de la firma Fascilísimo.
El experto dice que una vez que está completamente seco el mimbre, el siguiente paso es restaurar las partes que se hayan soltado o que presenten astillas a punto de quebrarse.
"Para llevar a cabo con éxito esta misión, resultará muy útil una pistola de silicón o, si la reparación es mínima, un tubo de pegamento universal. Por supuesto, antes de volver a usar el mueble, se debe dejar secar durante unas horas al aire libre", explica Fernández.
Es posible que la pieza, una vez reparada, tampoco ofrezca muy buen aspecto. En este caso se puede pintar y, de este modo, ocultar con una nueva capa los cambios que haya podido sufrir su color original, debido a la acción del sol.
"Hay que elegir el color que se desee utilizar. En cualquier tienda especializada se puede encontrar pintura en spray.
Es recomendable comenzar a pintar con ráfagas cortas y a una distancia de mínimo 30 centímetros. Es importante prestar especial atención a las partes interiores, pues éstas también deben quedar perfectamente pintadas", explica el interiorista. Además, dice que para proteger todavía más el mimbre de las inclemencias, conviene aplicar un barniz incoloro apropiado para exteriores.
"De esta manera, la pintura no se agrietará a causa del sol, los cambios bruscos de temperatura o la lluvia, y será más fácil de limpiar. Para conservar la pieza en buen estado, es aconsejable limpiarla y barnizarla cada temporada", concluye Fernández.