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El mundo maravilloso

Patricio de la Fuente G.K.

“Nosotros que nos queremos tanto”

Heme frente a la revista Quién, publicación rosa que se encarga de plasmar vida y obra de la ¿alta? sociedad mexicana. Por si no habíamos tenido suficiente durante los pasados seis años, otra vez aparecen en portada Vicente y Marta con miras de saciar una honda preocupación que en todo el territorio nacional se había venido sintiendo desde hace mucho: el qué estarán haciendo los Fox después de la Presidencia.

En fin, lector querido, terminamos la semana con plena sapiencia –ya se enteró todito el país- de las andanzas de nuestros Romeo y Julieta de inicios de milenio. Cual Luis Echeverría con su Centro de Estudios del Tercer Mundo, los Fox “son todavía muy jóvenes” (unos babys diría yo) y por ello nada de quedarse quietos. Hay cuerda para rato… “Por favor nunca me olvides”.

Después de dar lectura al reportaje algo me dijo que las cosas se iban a poner peor para ellos. Sin la ayuda de un especialista en manejo mediático, carentes del sentido común necesario para entender que abrir su intimidad y hacerla del dominio público sólo levantaría ámpula entre muchos sectores de la sociedad, de nuevo los Fox se encuentran en el candelero. Digo, llevan apareciendo en primera plana varios días.

En la modesta opinión de este columnista, el rancho de Vicente Fox va de acuerdo al nivel de vida que un ex presidente puede tener, sin embargo exhibirse de dicha manera existiendo una coyuntura tan especial –las heridas del 2 de julio no están cerradas y muchos quieren cobrarle facturas pendientes- representa un error garrafal, falta de tino y ya no se diga de sentido de la oportunidad. Frente a muchos Fox queda como el típico nuevo rico que a toda costa quiere pavonearse de su bienaventuranza y buena suerte.

¿Cuál era la necesidad de mostrarnos cada esquina de su morada? ¿No hubiese sido más significativa una buena entrevista donde el ex presidente se concretara a hondar en su proyecto de vida? Resulta erróneo el fondo y también la forma: la revista Quién es una publicación frívola cuya penetración de mercado se circunscribe a un pequeñísimo sector de la población. Aquí no buscamos criticar a la revista, simplemente nos preguntamos si la investidura de un ex mandatario va en sincronía con todo lo que representa el medio al que anteriormente me he referido.

Según lo que leí, para variar la artífice de todo fue Marta Sahagún. Los hechos hablan por sí solos: la ex primera dama siempre ha sido adepta a confesarle todo lo confesable a la prensa del corazón y hoy no fue la excepción. De nuevo irrita el protagonismo insaciable, la sobreexposición y el manejo poco afortunado de la celayense. Sus acciones abrieron la caja de Pandora y no hay para cuándo se vuelva a cerrar.

Sobra decir que las declaraciones de Vicente Fox resultan poco afortunadas y nos comprueban que Fox encuentra a su peor enemigo cuando se mira al espejo. Rabieta no resuelta entre dos niños de primaria, el hombre de las botas vuelve a la carga con el asunto del desafuero y se congratula de haber actuado del modo en que lo hizo. El odio hacia López Obrador es permanente y Chente ya hasta tiene decidido darle espacio a dicho sentir en las paredes del museo que edifica. Falta ver qué opina el otro interesado.Los que sí mostraron un sentido impecable del “timing” fueron los partidos de Oposición. En una clara acción con fines electorales y partidistas, tanto el PRI como el PRD andan en busca de otro escándalo parecido al que hubo cuando Carlos Salinas terminó su sexenio y por ello van con todo y por todo para demostrar que el panista es otro integrante de la muy larga lista de políticos que se enriquecieron a costa del erario nacional. Como no lograron poner un alto a los revoltosos hermanos Bribiesca –de cuya honorabilidad la mayor parte del país tiene serias dudas- ahora van tras la cabeza del matrimonio Fox.

Sigo creyendo que Vicente Fox es un hombre bueno y honesto, así mismo recuerdo con gratitud una parte de su obra; exhibirlo como a un delincuente de cuello blanco me parece totalmente desproporcionado. Las acciones inútiles –formar comisiones especiales y otras sandeces- que buscan emprender los diputados y senadores serán eso: inútiles. Urge trabajar en tantos otros asuntos y dejar en paz rencillas, ajustes de cuenta y todo lo que huela a revanchismo.

Si algo pudiéramos decirle a los Fox es que ellos se lo buscaron. No era el modo ni el tiempo. Para entender el legado histórico de un sexenio es necesario que las cosas se asienten y hoy las aguas siguen muy agitadas.

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