Es la piedra preferida de los novios, por tradición.
EL UNIVERSAL
MÉXICO, DF.- El anillo de compromiso es la joya que más emoción despierta en una mujer. Ese solitario es, literalmente, la primera piedra de un proyecto de vida en pareja y simboliza una promesa, la más grande de todas.
Se dice que una de las versiones sobre el origen de los anillos de compromiso data del año 1215, cuando el Papa Inocencio III impulsó un periodo más largo de espera entre el compromiso y el matrimonio. Antiguamente, el primero era un contrato formal, bendecido por la autoridad eclesiástica.
Para que la sociedad supiera que la futura desposada ya estaba prometida, bastaría con echar una ojeada a su dedo anular. Algunos piensan que el hecho de que la sortija deba colocarse en este dedo, viene desde Egipto, donde se creía que la vena que lo atraviesa está conectada directamente al corazón.
A pesar de que entregar un anillo no es requisito para oficializar un compromiso, sí es importante regalar uno que será atesorado tanto por la novia como por el novio.
El más tradicional es de diamantes, pero hay muchas otras gemas que son igual de preciadas y que pueden considerarse para ese propósito, entre ellas rubíes, zafiros -piedra que llevó el anillo de la princesa Diana- esmeraldas, amatistas o perlas. Los metales más comunes para la montura son el oro (amarillo o blanco) o el platino; este último está muy de moda en la actualidad.
¿Qué representa?
Se llama compromiso al acontecimiento que consiste básicamente en la petición que hace el novio a su novia de convertirse en marido y mujer.
Si ella acepta, él le entregará un anillo en el que, según la tradición, debe destacar una piedra preciosa. En la mayoría de los países debe llevarse en el dedo anular , y en Brasil, Alemania y últimamente en Estados Unidos, también son entregados a los hombres. El tamaño promedio de una piedra para una sortija de compromiso es de 0.75 quilates.
Para entregarlo, hay muchas maneras, algunas muy originales, y los novios actuales compiten por la más creativa de hacerlo: en la punta de una montaña, en lo más alto de las ruinas de Machu Pichu (como lo hizo el embajador Tony Garza a su hoy esposa Mariasun), en medio de un vuelo en globo aerostático, congelado en un hielo, en una cena romántica, en el restaurante de un rascacielos, en fin.
Después de que la novia acepta, se acostumbra que sus padres brinden una comida o cena para recibir a los padres del novio quienes van a pedir formalmente la mano de su hija. Tradicionalmente, los papás de ambos se ponen de acuerdo para la celebración de la boda y se fija la fecha. Aunque la modernidad dicta que sólo se trata de una reunión en la que los padres de los futuros contrayentes se conocen un poco mejor antes de la boda -que los convertirá prácticamente en parientes- y dejan los detalles de la organización a la pareja.
