La afición jugó su partido, como lo hacía en antaño. Ayer los Guerreros se vieron en la cancha y en las tribunas del estadio. (Fotografía de Ramón Sotomayor Covarrubias)
Torreón, Coah.- Ayer el Corona fue como en antaño la “casa del dolor ajeno”. Además de presentar unas tribunas repletas de pasión y apoyo, se volvió a sentir el espíritu que ha hecho grande al Santos Laguna. Aquel espíritu que por momentos se apagó y dio paso a la desesperanza y a la angustia. Ya no se llena por que Chivas es el atractivo, sino por que los superlíderes del torneo buscarían mantener la marcha perfecta.
Y así fue. El conjunto lagunero tuvo que suplir a jugadores importantes en el esquema que ha dado resultado a Daniel Guzmán, y eso hacía que entre la afición el grado de confianza fuera moderado, pero confianza al fin y al cabo.
En las tribunas una visitante distinguida, la nadadora campeona parapanamerica Nadia Porras llegó a compartir sus triunfos en Río de Janeiro y enviar un mensaje a todos los presentes de que cuando se quiere vencer todas las barreras, se puede.
Oswaldo veía a sus ex compañeros pero también a sus rivales, salió con un suéter rojo para acordarse un poquito que portar ese color. La apuesta era el orden de Santos ante la velocidad de las Chivas. El cuadro totalmente nuevo, al punto que se observa que faltaron días para encontrar conjunción, pero en la cancha no hay mucho tiempo sólo 90 minutos.
Santos y Chivas son totalmente diferentes a los que se enfrentaron aquella noche donde el morbo fue el invitado principal. Ahora Oswaldo es Guerrero y las Chivas no tienen el mismo ataque que en aquella ocasión.
Sin embargo pudo la fuerza de los jóvenes rojiblancos con un gol de riñones entre Arellano y Santana. Pero fue gracias a este tanto que la afición demostró que ya no es la misma. Se entendió en las tribunas que había que animar, apoyar, gritar.
Esta tarde o ganaban todos o no ganaba nadie. Poco a poco Santos se encontró en la cancha, pero sobre todo Christian Benítez, quien a lo mejor no retiene un balón, por que cuando lo tiene de frente a la portería, se hace el espacio y es letal.
No sólo consiguió un golazo, sino que provocó la expulsión de Mejía y que la afición soñara de nueva cuenta con otro triunfo.
Al inicio del segundo tiempo Oswaldo se confronta con un reducto de aficionados de Chivas, los santistas lo cobijan y lo defienden por que ya es de ellos.
Algunos jugadores de Chivas buscaron sacar de sus casillas a Vuoso para que lo pintaran de rojo, pero sólo consiguieron que lo amonestaran, el “Toro” se controló.
Entró la “Mona” Olvera como Chiva, pero el pasto celoso del Corona lo quiere ver siempre como Guerrero. Desafortunadamente en una jugada el lagunero se fractura. Todos los presentes y jugadores esperan que el defensa se pueda recuperar.
Pero Santos fue a lo suyo. En un baile de cadencia y fuerza, Benítez sirvió a Vuoso un balón para empujarlo a las redes y para que la algarabía sacudiera el Corona.
La comunión equipo y afición es evidente. Como si fuera una plaza de toros, los espectadores corea los olés del superlíder ante Chivas sin trapío y faltó de embestida. Santos borda la faena, cinco victorias consecutivas en el inicio de ensueño. Ni el desafortunado aficionado de chivas que lanzó una botella y que salió al final en camilla, pudo contener la alegría de todos los asistentes.
Santos Laguna está dejando a todo el medio con el ojo cuadrado, pero no hay nada oculto, todo es fruto del trabajo. La afición sabe que este equipo esta para cosas grandes. Nos están mal acostumbrando.
Las caras de satisfacción se miran en todos los asistentes al juego que concluye. Aunque no se pueden echar las campanas al vuelo, la forma en como juega Santos le da motivos a sus rivales a considerarlos peligrosos y a sus seguidores en un sueño del cual nadie quiere despertar.