Selene Galarza Ontiveros se comunica con sus compañeros a través de señas, pero muy personales, que poco tienen que ver con el lenguaje formal del sordomudo. Muchas historias se cuentan en el salón de sexto de primaria “B” de la Escuela Primaria Ignacio Zaragoza; algunas sugieren violencia intrafamiliar. Una gran parte de los niños con los que estudia Selene Galarza son hombres; algunos de ellos la discriminan por ser sordomuda. Sin embargo, en clases el profesor les hace ver lo que está mal. Una de las amigas de Selene Galarza platica con ella. La mayoría de sus compañeras la protegen.
Selene tiene que enfrentar todos los días la discriminación de sus compañeros por ser sordomuda
Muchas historias, desde las que muestran violencia intrafamiliar por ser hijos de militares, desde niños que tienen que abandonar la escuela por falta de recursos económicos, hasta la historia de Selene Galarza Ontiveros, de 11 años de edad, quien es sordomuda y quien sufre discriminación, son las que se pueden encontrar en el salón del sexto grado de la Escuela Primaria Ignacio Zaragoza, del poblado 5 de Mayo.
En este salón estudian 25 niños, casi la mayoría oscila en los 11 años de edad en promedio. Roberto Córdoba Torres es el profesor, quien al momento de que El Siglo de Durango llegó se encontraba realizando un repaso de Español, de las clases que vieron durante el año pasado.
Adicionalmente a los problemas que al interior de sus hogares tienen los menores, también este salón, así como la mayor parte de los niños de esta escuela se quedaron sin algunos libros de texto gratuitos, mismos que ya habían sido entregados desde el pasado 20 de agosto por el Gobierno del Estado, pero que durante los siguientes días les repondrán.
Debido a lo anterior los alumnos deben, en la mayoría de los casos, compartir sus libros de texto con sus compañeros.
Para Selene Galarza ir a la escuela no es tan sencillo. Ella es sordomuda, como ya se comentó, puede leer los labios, pero en ocasiones no entiende lo que se está hablando, de tal modo que debe valerse de algunas señas que en forma particular el salón ha adoptado para comunicarse con ella. Señas que nada o poco tienen qué ver con las que utilizan los sordomudos.
Durante casi dos horas El Siglo de Durango estuvo en el interior del sexto grado “B”, observando el desarrollo de la clase y, efectivamente, Selene Galarza recibía continuamente molestias por parte de sus compañeros, sobre todo los hombres, los más altos y los más voluminosos. Las discriminaciones se manifestaban en burlas continuas, sobre todo a los sonidos, casi guturales que realiza Selene, que significan para ella un esfuerzo titánico para tratar de comunicarse con sus compañeros.
Algunos de los niños también le hacían algunas agresiones físicas, a modo de juego, pero que, sin embargo, son totalmente desiguales, pues hay que tomar en cuenta que de cualquier forma es el sexo femenino, que por naturaleza es mucho más delicado.
Selene Galarza incluso ha adoptado ya una defensiva actitud ante las molestias y agresiones que le hacen sus compañeros que también responde a veces con golpes, que también son a manera de juego, pero hay que reconocer que también, sobre todo niñas, son las que le ayudan en gran medida a comunicarse, a sobrellevar las clases, a comprender las lecciones y a sacar adelante el día.
El profesor interviene continuamente si observa discriminación contra Selene; sin embargo, en un espacio en el que Roberto Córdoba tuvo que salir, incluso El Siglo de Durango tuvo que poner orden en cuanto al trato que estaba recibiendo esta alumna con capacidades diferentes.
OTRAS HISTORIAS
En este salón se conjugan también otras historias, según cuenta el profesor Roberto Córdoba. Entre ocho y nueve alumnos que se encuentran en este salón provienen de familias de padres militares, a causa de que se encuentran concentrados en las unidades habitacionales del Campo Militar 5 de Mayo, y en donde es muy común la violencia intrafamiliar y la recepción de una educación excesivamente estricta.
Por ahí señaló a varios de ellos con sus nombres, que por razones obvias no se mencionan; sin embargo, al parecer todo esto es un problema que afecta a los niños en su desarrollo educativo.
Otra de las dificultades que debe enfrentar el grupo es la deserción o permuta de niños que se van debido a que a los padres que son militares los cambian, pues éstos reciben continuamente adiestramiento en distintos estados, sobre todo en Puebla. Los militares que a veces se van por cientos a capacitarse ven grave tener que pagar una estancia en otra entidad y en Durango, por lo que deciden llevarse a su familia.
De hecho cada año existe un éxodo de niños de la Escuela Primaria Ignacio Zaragoza, mientras que otros arriban de nuevo, a causa de la llegada de otros militares al Campo Militar 5 de Mayo.
En fin. Además, la vida que se registra en el poblado no es muy prometedora, a pesar de que se encuentra sólo a un par de kilómetros de distancia de la ciudad de Durango.
A decir del profesor, sobre todo las niñas, al llegar a los 15 años ya andan buscando marido. “Entre los 15 a los 17 años ellas ya se casaron o se ‘arrejuntaron’ con alguien”, dijo al referir que al estudio que más aspira la gente en este lugar es a la secundaria, y si le fue bien con la primaria, pues no hay interés de continuar superándose.
Incluso, señaló el ejemplo que tienen tres madres de familia de los niños que hay en este salón de sexto año de primaria “B”, que no saben leer ni escribir. También hay madres de familia que son madres solteras, que su marido las abandonó y que ya andan por la segunda o tercera pareja, aspectos que también afectan a los menores en su desarrollo.
LA CERRAZÓN
Selene Galarza Ontiveros no sólo tendrá que lidiar con ser sordomuda, que para su edad y para estar con niños que la sobrepasan en habilidades cognoscitivas es mucho, sino también con su propia abuela, que es con quien vive actualmente.
Durante el año pasado había una persona que se adjuntó a este salón de clases, para capacitar a Selene en el lenguaje de señas para sordomudos, y con lo que se estaba avanzando en el entendimiento de las exposiciones en el salón; sin embargo, al comenzar a tener algunos avances la misma abuela se enojó y amenazó con ya no mandar a su nieta a la institución educativa si no quitaban a esta persona que estaba ayudando a Selene.
El motivo fue que entre la abuela y Selena ya tenían un lenguaje de señas, y los cambios que se estaban dando estaban afectando el quehacer diario de la abuela. En resumen, la abuela ya no entendía a Selene y no estuvo dispuesta a aprender un lenguaje de señas nuevo.
El nivel de conocimientos que tiene Selene Galarza es mínimo y no suficiente, en comparación con el de sus compañeros; sin embargo, una vez que termine el ciclo escolar 2006-2007 recibirá su certificado de primaria, según lo aseguró Roberto Córdoba. El reto que tiene esta menor es continuar sus estudios a nivel secundaria, que para tal efecto en el poblado 5 de Mayo existe una telesecundaria.