Durango

El tiburón, un gran depredador del océano

cifras | Sólo 4 especies de más de 300 han atacado al hombre; se reportan 30 muertes anuales

Los escualos cuentan con sentidos adicionales que les permiten detectar ondas y campos eléctricos

Por tiburón se designa al conjunto de peces cartilaginosos donde se incluyen 122 especies, clasificadas en ocho órdenes, que incluyen desde variedades pequeñas de las profundidades marinas, hasta el tiburón ballena, el mayor de los peces, que puede crecer hasta los 18 metros alimentándose exclusivamente de plancton.

La especie más común de todos los mares es el cazón, un tiburón pequeño (hasta un metro con 60 centímetros) que se encuentra desde las costas escandinavas hasta las patagónicas y desde el Japón hasta el sur de Chile. Durante los primeros años del siglo XX se le pescó masivamente para alimentación y usos industriales.

ESQUELETO

El esqueleto de los tiburones está formado en su mayor parte por cartílagos, a diferencia de los demás peces, cuyo esqueleto es óseo. Mientras los peces tienen una sola agalla exterior para que entre el agua de la cual extraen oxígeno, los tiburones tienen entre cinco y siete. La cola de los tiburones es verticalmente asimétrica y la de los peces es simétrica.

En los tiburones, cuando un diente se cae o se rompe es reemplazado, en cambio, ello no ocurre en los peces óseos. Su piel es una obra de ingeniería ya que su forma plano-tubular, imitada en los modernos trajes de natación de competición y utilizada antiguamente como papel de lija, permite obtener una mayor velocidad ya que ofrece escasa resistencia al no generar apenas turbulencias.

Los zoólogos han podido estimar recientemente que algunas especies de tiburones pequeños vivirían alrededor de 25 años y que ciertos escualiformes alcanzarían hasta los 40 años. Por su parte, se cree que el gran tiburón blanco podría llegar a vivir un siglo. Esta gran longevidad se debe a que no enferman con facilidad. De hecho, su cuerpo alberga innumerable cantidad de parásitos de todo tipo, internos (en particular numerosos gusanos intestinales) y externos (especialmente en la boca y entre los dentículos que cubren su piel). Las rémoras (peces con una ventosa en la parte superior de la cabeza) se adhieren a la panza de los tiburones y se alimentan de sus parásitos. Esta asociación es benéfica para ambas partes.

SIETE SENTIDOS

Los tiburones poseen al menos siete sentidos. El sexto sentido es la capacidad para detectar campos eléctricos, que les permite descubrir posibles presas escondidas en la arena del fondo oceánico. El séptimo sentido de los tiburones es el que les permite detectar mínimas ondas de baja frecuencia en el agua, como las producidas por peces en lucha o un mamífero nadando. Los órganos de este sentido son los canales laterales que van desde la cabeza hasta la cola por ambos lados del cuerpo, comunicados con el agua por diminutos poros. Este sentido les permite descubrir presas a gran distancia y nadar a ciegas.

PRESA

Aunque se tiene la idea de lo contrario, sólo cuatro de las más de 300 especies de tiburón conocidas han causado alguna vez la muerte de personas, y entre 15 y 20 han atacado o herido sin matar a seres humanos. Se calcula que al año suele haber 100 ataques de tiburón, de los cuales 30 resultan fatales. El tiburón toro, y no el gran blanco, es la especie responsable del mayor número de ataques a humanos, debido en parte a que nada distancias cortas a menudo por ríos. Además de estas dos especies, las otras dos causantes de muertes en humanos son el tiburón tigre y el tiburón oceánico de punta blanca, implicados en ataques usualmente en el Pacífico tropical, incluyendo Hawai.

La mayor cantidad se registra en las costas de Australia, Nueva Zelanda y Nueva Guinea, en ese orden. Otras zonas con registros abundantes son, en ese orden, el Caribe, las costas de los estados Unidos, las playas de Sudáfrica y el Mediterráneo. Asimismo, se han denunciado casos en el Golfo Pérsico y en el delta del Ganges.

Las aletas, utilizadas en la gastronomía asiática para la famosa sopa, suelen tener un valor mucho más alto que el resto del cuerpo, pudiendo superar los 100 euros por kilo. Por ello, los pescadores suelen practican el “cercenamiento”, que provoca la muerte anual de unos cien millones de tiburones. Consiste en cortar las aletas y tirar los cuerpos muertos o moribundos de vuelta al agua, utilizando sólo entre un 2 y un 5 por ciento del animal, e incluyendo tiburones jóvenes.

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