Afirma que aunque el poder la seduce, ni anda buscando cargos ni "La Maestra" la puso como diputada. Busca que su trabajo hable por ella. "Los hombres inteligentes hasta guapos se ven", bromea.
EL UNIVERSAL
MÉXICO, DF.- Mónica Arriola Gordillo parece más alta de lo que realmente es. Ella misma lo dice, juega con ello: ?No sé por qué me califican como grandota. Soy de estatura normal. Pero está bien que dé esa impresión, ¿o no? Digo, así, si no apantallo a la gente por mis conocimientos, cuando menos les doy miedo?.
Se carcajea con facilidad y en algo así hace recordar a su mamá. Pero cuando la diputada federal plurinominal por el Partido Nueva Alianza habla en serio, manifiesta sus opiniones, menciona sus proyectos, sus preocupaciones, entonces, deja salir la emoción, su pasión y no deja dudas de la sangre que lleva, del sello de la familia.
¿Cuándo, cómo se dio cuenta de que mamá Elba Esther era ?La Maestra?, la lideresa de la que tantas cosas, buenas y malas se decían, a la que había quien acusaba de corrupción, de ser autora intelectual de algún homicidio?
No, no puedo hablar de un momento, de una situación especial. Yo creo, he creído en ella, no en lo que se dice, en lo que se rumorea. Y admiro a la mujer que en un escenario de hombres ha demostrado tener muchos? muchos pantalones, o muchas faldas, como quieran verlo y una gran tenacidad, hasta terquedad para defender aquello en lo que cree.
¿Qué es lo que más le ha impresionado de ella como política, como dirigente?
En realidad no la he visto actuar mucho, unas dos o tres veces recientemente. Y sí, es impresionante su energía, la forma en que pregunta y más que eso, cómo responde, cómo da instrucciones u opiniones. A Elba, la política, la respeto muchísimo y no la juzgo. No la voy a juzgar.
¿Son buenas amigas?
No, no somos amigas. Ella es mi mamá. Una mamá dulce, comprensiva, que me escucha, a la que he acudido lo mismo para platicarle de mis hijos, que para decirle que me voy a divorciar, que para reírnos, para llorar un rato, para ir al cine, para comer. Y siempre encuentro en ella las palabras, el cariño, el consejo. Y yo ante ella? pues no dejo de ser su niña, su pequeña. Y eso no me disgusta, no me apena.
¿Y la relación con su papá?
¡Mi Gordo! Francisco Arriola, un gran luchador. Un maestro en toda la extensión de la palabra. Mi maestro de la vida, de esos hombres que ya no se encuentran. Él me llevaba a la escuela, revisaba mis calificaciones, mis tareas. Platicábamos, jugábamos. Sacrificó su propia carrera por apoyar a mi madre que siempre ha sido muy chambeadora, una luchadora.
Hace unos días se cayó, sufrió una lesión en el tobillo. Terca como? terca, se resistía a ir con el médico.
La enyesaron. Tiene que usar un bastón. Con él está ante la Cámara. Y suelta otro chascarrillo: ?¡Ya estoy posando como La Doña? María Félix, que conste! Ha iniciado una nueva etapa en su vida personal. No tiene prisa, pero confía en encontrar a alguien, la pareja ideal.
¿Cómo le gustan los hombres en lo físico?
Que sean inteligentes.
Eso no es físico.
Pero cuando tienen inteligencia, personalidad, hasta guapos, hasta hermosos se ven.
¿Hay de ésos en la política, en la Cámara de Diputados?
¡Fíjese que hasta ahora que me lo pregunta pienso en eso. No me he fijado en ellos! Será que los veo como compañeros de trabajo.
¿A qué llegó a la Cámara? ¿Para qué ser legisladora?
Yo siempre he sido muy aventada. No lo pienso mucho para lanzarme al ruedo. Cuando rendimos protesta y vi las banderas enormes y cantamos el Himno, me emocioné, es más, me fui del salón para llorar a solas, a gusto.
¿Pero qué se puede esperar de usted? ¿Qué espera Mónica Arriola de sí misma?
Desde luego, que mi trabajo hable por mí. Que si quieren decir que Elba me puso ahí, que no tengo ningún mérito, que lo digan. Busco que sea mi trabajo el que me califique, me defina. Y me interesa, me preocupa legislar, movilizar para la protección, la defensa, la dignidad de los niños, de los adolescentes. He presentado iniciativas al respecto, preparamos otras.
¿Ha sido difícil?
Pues sí. Que conste que no me quejo, pero hay quienes sólo buscan por dónde pegarme, o pegarle con ello a mi mamá. Andan tras el escándalo. No lo van a encontrar. Pero eso es lo de menos. La dificultad está en aterrizar las propuestas legislativas, llevarlas a la gente, hacer partícipe de ellas a la sociedad. La política ya no puede estar lejana a la sociedad. Tenemos que involucrarnos e involucrar a la gente.
Y de todo ello?
Espéreme, no he acabado. Me preocupa, quiero trabajar por los niños, por los adolescentes, por las madres, porque soy mujer, soy mamá. Y si tengo la oportunidad de hacerlo en la Cámara de Diputados, pues a aprovecharla, a demostrar lo que me corresponda, en lo que pueda, que no todos los legisladores somos flojos o comodinos, o corruptos o ineptos.
Por cierto, en todas las fracciones he encontrado a personajes positivos, dignos, responsables, preparados.
¿Hasta dónde quiere llegar en la política? ¿Senadora, algo más, qué más?
No es rollo. No soy así, rollera. Para mí la política no es un fin, es un medio. No empecé a ocuparme o a preocuparme por mi país o por la niñez cuando llegué a San Lázaro. Y no terminará mi inquietud, mis deseos de hacer algo cuando me marche de ahí, cuando termine la legislatura. No ando buscando cargos. Quiero ser, hacer. Soy yo misma, quiero hacer algo, mucho, lo que pueda de acuerdo con mi capacidad y mis posibilidades. Mi responsabilidad como diputada es por tres años, pero como mujer, como ser humano, es de toda la vida.
Viste definitivamente informal, con pantalones de mezclilla, blusa y chaleco. Una cinta contiene la abundante cabellera.
Usa enormes pulseras, anillos, collares, un atuendo setentero. ?Mi papá me decía la Chica Yeyé y yo me soltaba a cantar eso de ?no te quieres enterar? yeeyé?. No, no me llaman la atención los vestidos de los grandes diseñadores ni esos lujos?, asegura.
En serio? ¿no le atraen los lujos, las riquezas?
Le hablo en serio. No me atraen, no me apantallan. Soy como quiero ser y hablo, me visto, como quiero. Busco ser conocida, va de nuevo, por mi trabajo. Mire, que quede claro, estoy orgullosa de ser la hija de Elba Esther Gordillo, pero también de Francisco Arriola. Tengo conmigo sus enseñanzas, sus consejos y?
¿Cuál es el consejo de Elba Esther Gordillo que más le acompaña, el que más sigue?
Pues precisamente ése, el que sea yo, el que sea auténtica. Que me ocupe de mí, no en el plano egoísta, que me prepare, que diga lo que pienso, que piense lo que diga.
Perdón, decía que está orgullosa?
Desde luego. Soy orgullosamente hija de ella, de él. Pero estoy haciendo todo lo posible, le seguiré, por ser conocida por mi trabajo. Y sí, que critiquen mi labor, que me digan en qué están mal mis propuestas, mis iniciativas, que hay de insuficiente o deficiente en ellas. Y aceptaré esas críticas, aunque, desde luego, si viene al caso, rebatiré, debatiré y por supuesto, que defenderé mis ideas. No me asusta el debate, el juicio al trabajo que uno hace o deja de hacer. Lo que no se vale es que peguen por ser familiar de quien se es o que a la familia le peguen por dañar a uno.
Oiga? ¿México ya está preparado para tener una presidenta de la República?
México, los mexicanos están preparados para comparar proyectos, para analizar capacidades y para reclamar a los servidores públicos, al Gobierno, que cumplan. Y desde luego, a nosotros, ellos, el pueblo, es el que paga a los diputados.
¿Y no conoce a una mujer que quiera, pueda ser candidata a la Presidencia?
No, no sé de una que quiera o pueda. Sé de varias. Y de varios hombres. No es cuestión de género, es de vocación, de capacidad, de convicción, de visión.
¿Qué le ha dejado lo que ha vivido, ha probado de la actividad política?
El poder te seduce. Y me refiero a la gente, a las actitudes que toman ante uno, lo mismo la gente que nos rodea, los propios compañeros, el ambiente. Por eso hay que estar al pendiente a cada momento, a cada minuto. No hay que creérsela, hay que ser muy objetivos o nos lleva, me lleva? Sí. Estoy motivada, entusiasmada, quisiera ya encontrar los frutos de lo que estamos haciendo. Cuesta trabajo, no es fácil, pero de que lo voy a intentar, ¡lo van a ver, lo van a constatar!
Y en el tono, en la mirada, en el gesto, hay algo, algo de alguien? lo que no oculta, lo que no se hurta, lo que se hereda.