“Educación no es llenar una cubeta: es encender un fuego.”
W.B. Yeats
En una entrevista en San Diego, donde parece residir la mayor parte del tiempo, la presidenta vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Elba Esther Gordillo, ha cuestionado a la secretaria de Educación Pública del Gobierno Federal, Josefina Vázquez Mota, porque “no sabe nada del tema”.
Y quizá Vázquez Mota no tenga experiencia en el campo educativo, pero tampoco la tiene necesariamente una dirigente sindical que está más involucrada en las maniobras políticas que en la mejoría de la educación de nuestro país.
La instrucción en México necesita hoy más que nunca un impulso decidido, pero ese impulso obliga muchas veces a ir en contra de los intereses del sindicato de maestros. Por eso es importante que quien esté a cargo de la Secretaría de Educación Pública tenga una sana distancia frente al SNTE.
La maestra Elba Esther ha mostrado una gran habilidad para obtener aumentos salariales y prestaciones para los maestros del país. De hecho, los maestros son el grupo de la sociedad mexicana que ha recibido mayores incrementos a lo largo de los últimos años. Esto se debe en parte a los bajos niveles de ingresos que siempre han tenido nuestros maestros, pero de cualquier manera muchos otros grupos de la sociedad no han gozado de esos aumentos en tiempos recientes. De hecho, según la OCDE los maestros mexicanos se encuentran entre los mejor pagados del mundo, si se comparan sus salarios con los ingresos promedio del país.
Uno puede entender que la función de los líderes sindicales es obtener mejores ingresos para los agremiados de sus organizaciones. A esto puede ayudar que el dirigente acumule también poder político, como lo ha hecho la maestra Elba Esther. Pero el papel del titular de la Secretaría de Educación debe ser completamente distinto. Una secretaria de Educación debe representar los intereses de la sociedad y en particular los de los estudiantes y padres de familia. No tiene por qué representar a los miembros del sindicato. Y lo que queremos los mexicanos es que nuestros hijos reciban una educación de mejor calidad a cambio del dinero que pagamos de impuestos.
La experiencia internacional nos dice que el nivel de ingresos de los maestros no es necesariamente un indicador de la calidad de instrucción. En Estados Unidos, por ejemplo, se paga muy bien a sus maestros, por lo menos en comparación con el resto de los países del mundo. Sin embargo, son países como Finlandia, la República Checa y Corea del Sur, que tienen sueldos de maestros significativamente más bajos, los que están registrando los mejores desempeños educativos en el mundo.
La maestra Gordillo le dijo al periodista Raymundo Rivapalacio que, cuando alguien “ignora el tema, hay ciertas dificultades en la comprensión de lo que se está tratando”. Este ataque personal a Vázquez Mota resulta sorprendente si consideramos los esfuerzos que ésta ha hecho para cederle espacios a la presidenta del SNTE.
La secretaria, de hecho, ha tenido que aceptar a un yerno de la maestra, Fernando González, como subsecretario de Educación Básica. Hay buenas razones para pensar que ese nombramiento le fue impuesto desde Los Pinos, ya que el presidente Calderón ha buscado por todos los medios posibles pagarle a la líder sindical los apoyos que ésta le otorgó durante la campaña, o quizá considera que necesita el respaldo de la líder sindical para mantener bajo control al magisterio. Pero la secretaria ha aguantado toda la tormenta política que se desató por esa designación.
Hay algo de obsceno en el hecho de que una dirigente del sindicato de maestros pretenda dictar desde San Diego las reglas que debe seguir la educación en nuestro país. En contraste, no me cabe duda que la mayoría de los maestros de México serían los principales aliados de un esfuerzo por mejorar la calidad de la enseñanza. Ellos mismos se sentirían más motivados si el trabajo que hacen cotidianamente en las aulas se reflejara en una mejor preparación de los pupilos que se harán cargo del país en las próximas décadas. Pero cuando menos en este momento, las reglas sindicales, la falta de competencia entre escuelas y maestros, la carencia de sistemas que premien el desempeño y castiguen las faltas de los maestros y las conductas irresponsables, son los principales problemas a los que se enfrenta la educación en México.
La maestra Elba Esther ha sido un personaje desconcertante de nuestra historia reciente. Por una parte, parece haber aprovechado para beneficio personal todos los beneficios del sistema. Por otra, apostó su propio futuro político cuando estuvo dispuesta a respaldar la propuesta de una reforma fiscal como coordinadora de los diputados del PRI. Ojalá que hoy, en lugar de cuestionar la falta de experiencia de la secretaria Vázquez Mota, emprendiera junto a ésta un verdadero esfuerzo por construir la educación de calidad que México necesita con urgencia.
TORRE DEL BICENTENARIO
El Grupo Danhos, cuyos edificios como Puerta Alameda y Reforma 222 están ayudando a revitalizar el centro de la ciudad de México, ha presentado un proyecto para crear la torre más alta de Latinoamérica. Esperemos que la propuesta se estudie con seriedad y no sea víctima nada más de la intolerancia de los políticos a la innovación Si el proyecto está acompañado de obras de vialidad y sobre todo, de estacionamiento suficiente, podría convertirse en una inversión muy importante y generar miles de empleos.