El Universal
MÉXICO, DF.- Elisa Miller sonríe antes de contestar. Atrás de ella se ven bolsas de golosinas y frituras, botellas de refrescos... propias de la tienda de abarrotes desde donde se conectó a la webcam para la teleconferencia.
La cineasta, quien hace una semana obtuvo la Palma de Oro del Festival de Cannes por su cortometraje Ver Llover, comienza con la autocrítica desde París. “Es un corto hecho muy académicamente; ahí estuvieron los cuatro años de la carrera. No volvería a escribir diálogos así (de los personajes) porque sí; yo así hablo, pero no debe ser de esa manera.
“Tiene fallas técnicas graves, como el sonido o la velocidad del camión de la escena final... Pero, como dije antes, lo que rescato es el alma y el corazón que se le puso”, subrayó.
La historia de dos chavos recién hechos novios, teniendo él que tomar la decisión de quedarse en su pueblo o acompañar a ella en su aventura, tiene lo suyo.
Hasta a Alfonso Cuarón, director de Harry Potter y el prisionero de Azkaban, lo hizo reflexionar para intentar hacer ahora una película con poco presupuesto y un crew pequeño de rodaje. Así lo declaró el realizador mexicano el pasado jueves en Bruselas. Miller se sorprende con la noticia.
“¡No sabía que lo había dicho!... Aunque él ya filmó un poco así a Y tu mamá también. Creo que hay que apostarle a eso, porque aquí lo que tenemos son buenas historias”, expresó la cineasta. Ver Llover ganó en Cannes. Pero también antes lo había hecho en Morelia 2006. La próxima semana intentará hacer lo mismo en Huesca, España.
La aún estudiante del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) espera que el premio haga que el gobierno federal incremente su interés en bien de la cultura. Si hace dos años hubiera pasado la propuesta de Hacienda de desaparecer al CCC, simplemente Miller no habría hecho nada. “Hay que poner el ojo en la cultura, en sus instituciones y sus artistas. No hay que recortar las becas, muchos necesitan esa ayuda”, dijo.
Con o sin dinero, el cine mexicano es de los mejores
La joven, de 24 años, habla todavía con la emoción del premio en el certamen francés. Aceptó que aún vive una especie de resaca más cercana a la sensación de tener algo atorado en la garganta, que a los resultados de una fiesta. Sabe que el premio la compromete aún más con el público, sus maestros y ella misma.
“Con Ver Llover era filmar y pasármela bien; ahora debo ser lo doble de exigente”, expresó. La historia tiene invitaciones para otros diez festivales internacionales, las cuales están por confirmarse. Mientras, Elisa apagaba la webcam para atravesar la calle donde está la casa de su abuela, con quien ha vivido los últimos días en la Ciudad Luz.
La joven cineasta mexicana Elisa Miller aseguró que su galardón servirá para demostrar que con o sin dinero la industria fílmica de este país es una de las mejores.
Afirmó que los aspirantes a directores de cine o los ya consolidados deben de adaptarse a las condiciones en que se desarrolla la cinematografía nacional.
“No se necesitan los grandes presupuestos y la prueba está en un corto como el mío que no tuvo grandes dineros, y mira lo que logramos”, afirmó.
Miller resaltó que con Palma de Oro o sin ella continuará con sus proyectos de cine, y para ello tiene tres guiones que trabajará una vez que llegue a México.
Al preguntarle sobre los beneficios que le trajo el galardón que recibió, mencionó que tanto a ella como al resto del equipo involucrado con la filmación de Ver Llover se le han abierto las puertas en Cannes.
“Creo que el simple hecho de que el corto se vea tanto en París abre muchas puertas para los actores, para la fotógrafa y para todos los que formaron parte del equipo de filmación”, puntualizó.
Luego de casi 15 días de estancia en territorio francés, comentó que aun cuando disfruta mucho el haber sido reconocida, ya le cansó tanto glamour.
“En París también existe el no glamour y qué bueno, porque ya me cansé del glamour, que son los tacones. En Cannes hay algo impresionante al llegar entre las estrellas de cine, entre los que lo quieren ser, turistas que buscan a esas estrellas y fotógrafos que te dan sus tarjetas para que después les compres las fotos. Ya quiero hablar como persona y no entre flashes”, se sinceró.
