María San Juana Viera, madre soltera de 35 años, es una de las 40 personas que han sido capacitadas por las autoridades estatales del empleo. (El Universal)
En Coahuila capacitan a empleadas domésticas para que accedan a un mejor salario.
Un nuevo ejército, integrado por mujeres, se está formando en esta ciudad. Su entrenamiento dura sólo 174 horas, pero después de ese tiempo son capaces de superar casi cualquier adversidad en el hogar.
No es necesario que porten uniforme. No se castiga la indisciplina, pero la lealtad, la honestidad y la responsabilidad son los principios que guían al grupo. La precisión es indispensable, sobre todo, en la cocina, con el uso de cuchillos y equipos electrodomésticos.
Son empleadas domésticas que fueron becadas por el Instituto Estatal del Empleo para obtener un certificado que las ampare como trabajadoras capacitadas y con el que puedan acceder a un mejor salario. El grupo está preparado para actuar en Coahuila, pero algunos de sus elementos han sido solicitados en Querétaro, Aguascalientes y Chihuahua, incluso en Estados Unidos y Canadá.
Están capacitadas para actuar en emergencias porque conocen sobre primeros auxilios y están listas para enfrentar a la delincuencia porque la Procuraduría General de la República les dijo cómo protegerse y les aconsejó no revelar información que pudiera dar lugar a un robo a casa-habitación o a un secuestro.
Antes de estar certificadas, la mayoría ganaba entre 400 y 600 pesos semanales, ahora la meta es que perciban un salario de entre mil y mil 200 pesos en ese periodo.
Sin embargo, organizaciones civiles, especialistas y empleadas del hogar consideran que, mientras la sociedad mexicana no valore el trabajo doméstico, difícilmente se pagarán salarios justos y seguirán los abusos contra este sector de la población.
Emigró a EU
María San Juana Viera, madre soltera de 35 años, comenzó a trabajar en fábricas porque creía que no estaba preparada para hacer otra actividad mejor remunerada.
Después de jornadas laborales maratónicas y unos cuantos pesos como salario decidió emigrar a Estados Unidos con documentos que le autorizaban ejercer el trabajo doméstico. Ganaba 300 dólares a la semana, trabajaba ocho horas al día, tenía un día de descanso obligatorio y recibía buen trato de sus patrones. Pero enfermó, su hija se embarazó y tuvo que regresar a México.
Una vez recuperada comenzó a buscar empleo y acudió al Instituto Estatal del Empleo donde le ofrecieron, por su experiencia, una beca para certificarse y aspirar a un salario similar al que tenía en Estados Unidos.
Ella es una de las 40 personas que han sido capacitadas por las autoridades estatales del empleo, luego de que comenzó a operar el año pasado el programa de certificación por iniciativa del director de dicho instituto, Israel Cuéllar y un exhorto del Congreso estatal para que el Gobierno local iniciara campañas de valorización de este sector que representa 11.1% de la fuerza laboral a nivel nacional.
“Las condiciones laborales de las empleadas domésticas son las mismas en todo el país, bajos salarios, cero prestaciones y malos tratos por parte de sus patrones. Es uno de los sectores más desprotegidos del mercado laboral”, destacó Cuéllar.
En dos años han sido capacitados dos grupos de 20 empleadas domésticas cada uno. Todas ellas reciben una beca de 2 mil 412 pesos como apoyo para transporte y alimentación mientras se capacitan, a cambio de que concluyan el curso y se coloquen en el mercado laboral.
En el curso, impartido en la Universidad Tecnológica de Coahuila (UTC), reciben clases de aseo básico como tender camas, planchar y barrer, cocina, nutrición, primeros auxilios y seguridad en vivienda, así como consejos prácticos sobre autoestima, lenguaje y vestimenta.
“Además de que mejoraran sus condiciones laborales quisimos ayudarlas en el aspecto personal porque muchas de ellas vienen de su casa con fuertes problemas de baja autoestima y maltrato. También les dijimos cómo es que deben vestirse para evitar malos entendidos porque sabemos que el acoso sexual se presenta en algunas ocasiones. Les dimos consejos prácticos como el ir a trabajar sólo con un monedero y un suéter para evitar que sean acusadas de robo”, explicó Adriana Ramírez, encargada de la capacitación en la UTC.
El director del Instituto Estatal del Empleo dijo que el próximo año se pretenden impartir cursos sobre cuidado de niños y adultos mayores, lavado, planchado, entre otros.
Incluso, dijo, la certificación rebasó sus expectativas porque una de las alumnas, María de la Luz Camarillo, de 52 años, viuda y con dos hijas casadas, cumplió su sueño: ir a trabajar a Canadá, donde fue contratada por el hotel Dal Holdings como camarista. Partió hacia ese país el 10 de octubre pasado. “Su experiencia sirvió para que el resto de las mujeres se entusiasmaran en sus cursos y muchas quieren ir a Canadá y Estados Unidos”, señaló el funcionario.
Dora Elia Olvera también quiere emigrar a Canadá. “Se dice que allá ganan bien y yo estoy certificada, merezco un buen empleo”.
Por lo pronto, un día después de que terminó su capacitación fue colocada de inmediato en una casa donde su servicio fue solicitado con urgencia, pues a decir de la dueña de la vivienda el quehacer doméstico “es como una bola de nieve que crece y yo trabajo, no lo puedo hacer todo”.
Adriana Ramírez, de la UTC, consideró que ahora las autoridades federales y estatales tendrían que enfocarse en un cambio de cultura que valore más el trabajo doméstico en México y que los empleadores pagaran el salario justo para evitar que más mujeres emigren de sus ciudades.
Marcelina Bautista, directora del Centro de Atención y Capacitación de Empleadas del Hogar, informó que las autoridades del Distrito Federal también intentaron hacer algo similar, “pero nunca se vio reflejada en una mejora en las condiciones laborales. Mientras no se valore este trabajo, pocas personas estarán dispuestas a pagar bien”.