El 64 por ciento de las empresas de los países emergentes no cuentan con políticas antifraudes. (El Universal)
Generalmente son hombres entre 36 y 55 años que trabajan principalmente en áreas financieras y tienen más de seis años de antigüedad.
EL UNIVERSAL
MÉXICO, DF.- La mayoría de los fraudes en las empresas mexicanas son cometidos por personas en puestos gerenciales o de alta dirección. Generalmente son hombres entre 36 y 55 años que trabajan principalmente en áreas financieras y tienen más de seis años de antigüedad, de acuerdo con el estudio El perfil del defraudador 2007 de la firma de auditoría, impuestos y asesoría, KPMG.
El 67 por ciento de los casos se han detectado un año después de haberse cometido, y los más comunes son la alteración de estados financieros (20 por ciento), así como la apropiación o uso indebido de efectivo (22 por ciento).
Dentro del sector financiero, los fraudes en los bancos representan alrededor del 20 por ciento, mientras que los cometidos por personas externas ascienden al 80 por ciento, advierte por su parte Néstor Astete Angulo, vicepresidente del sector financiero de la Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos (Amedirh).
Señala que los llamados fraudes internos varían entre 300 y 500 casos por año y sus montos van de cinco mil a los 100 mil pesos. Por lo regular los comete el personal en sucursales financieras en contacto con clientes.
En tanto, los fraudes realizados por directivos estima que van de los 500 mil hasta los diez millones de pesos y se dan uno o dos caso máximo al año. “Usualmente están coludidos con amigos o personas externas. Pueden generar documentos o firmas falsas, el dinero va a una cuenta o a manos de una persona en sociedad”, afirma Astete.
A su vez, José Carlos Treviño, gerente de la Práctica de Asesoría en Riesgos de Fraude de Ernst & Young (E&Y) México, dice que el fraude es una realidad en todos los negocios, “es como una enfermedad, que no respeta el tamaño”, sin embargo, no existe una cultura de prevención más que en los lugares que ya lo sufrieron.
Explica que la consultora E&Y llevó a cabo un estudio en 2006 en países emergentes, entre los que se encuentran Brasil, China, India, Polonia, Rusia, Singapur y México. y detectaron que el 64 por ciento de las empresas en esos países no cuentan con una política antifraude que establezca lineamientos y postura frente al ilícito.
Asimismo, el 92 por ciento de las organizaciones no entrenan al personal para la detección y prevención de fraudes, lo que va desde definir qué es un fraude, qué acciones se tipifican como tal, hasta qué deben hacer cuando perciben que se está gestando.
“Siempre hay más de una persona que si bien no sabía a ciencia cierta que alguien cometía un fraude, si lo percibió, por ejemplo, cuando hay una inconsistencia entre el estándar de vida del empleado o su nivel de ingresos (ropa o un coche nuevo), cambia radicalmente su modo de vida dando múltiples pretextos”, apunta Treviño.
Según el especialista, la mayoría de las veces se detectan accidentalmente o por denuncias, por eso es importante que las empresas cuenten con mecanismos de denuncia anónima. La investigación de KPMG se basó en 360 casos de fraude resueltos y confiados a su área de Investigación del Fraude y Asuntos de Litigio (Forensic) en Europa, Oriente Medio y África.
Arturo del Castillo, gerente de Forensic en México advierte que para nuestro país el perfil del defraudador es similar, aunque la edad va de los 35 a 45 años, con cuatro a cinco años de antigüedad en la empresa.
“En muchos casos en los que intervenimos, el defraudador ha tenido acceso a información confidencial y, por tanto, le resulta más fácil esquivar los controles internos, cuando los llega a haber”, señala.
La avaricia, el deseo de mejorar la posición económica, de poder o de influencia fueron los detonadores. Además la investigación revela que 91 por ciento de los autores cometieron varios delitos antes de ser descubiertos, y un 35 por ciento perpetró al menos diez delitos antes de ser atrapados. “Los fraudes se relacionan con los inexistentes o deficientes mecanismos de control y rendición de cuentas por parte de las empresas afectadas”, dice el estudio.
Astete agrega que adquirir deudas fuertes, en el sistema formal o informal, la presión por gastos elevados o vicios como comprar droga, alcohol y apuestas son otros motivos.
El especialista de E&Y informa que la Asociación de Examinadores de Fraudes Certificados (ACFE, por sus siglas en inglés) realiza una encuesta de fraudes para Estados Unidos, pero los resultados son aplicables para México. “Una estadística constante en los últimos años, es que las empresas pierden alrededor del cinco por ciento de sus ventas por fraudes”, comenta.
Para Teviño la clave es la prevención; esto representa 80 por ciento de menos probabilidades de un fraude exitoso. Por lo que recomienda hacer una evaluación de riesgos de fraude y detectar los más probables de darse por las características de cada empresa, identificar la calidad de los controles de seguridad actuales y quiénes pueden tener acceso a la información, guardarla o extraerla.
Se deben establecer planes de respuesta al fraude, los pasos a seguir, las áreas a involucrarse en la investigación y si requieren auditores externos. Así como lo que comunicarán al interior y exterior del negocio para decir su postura, lo que sucedió y las repercusiones, como los castigos a los delincuentes.